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Desde pequeña recuerdo que mi papá me decía: “Hija TODOS somos iguales, jamás permitas que NADIE te haga sentir menos” y yo me preguntaba ¿Cómo que somos iguales, si nos vemos tan diferentes?, efectivamente a la vista somos muy diferentes y en esencia pensamos completamente diferente, pero hoy entiendo que la semejanza a la cual se refería era a la igualdad humana, esa similitud que nos permite ser de raza blanca, negra o amarilla, ser altos, bajos o gorditos, es algo mas allá de lo que la mirada nos refleja, es  descubrir lo que representó mi vida, tu vida, nuestras vidas desde el momento de ser concebidos… es entender que ese  hecho prueba que no somos ”casualidades”, sino realidades vivientes, que somos UN MILAGRO maravilloso, sólo al pensar en las posibilidades de que fuésemos concebidos hablaríamos de decenas de millones contra uno, ese UNO  fui yo, tu, el o ella.  Somos vencedores entre 10 y 90 millones de otras “posibilidades” que luchaban por fertilizar un huevo, solo uno iba a obtener el éxito, cada uno de nosotros somos TRIUNFADORES MILAGROS DE VIDA,  este pequeño GRAN detalle nos hace TRIGO DE LA MISMA ESPIGA. Tristemente vamos creciendo en medio de banalidades en donde lo que tengo, hago y me reconocen, erróneamente me hace sentir superior e inalcanzable y a la vez minimizamos la importancia de sacar el EGO de nuestras vidas, entendiendo el EGO como ese cúmulo de creencias que hace de nosotros las personas que aparentamos ser, pero que NO somos; la realidad es que en donde está el AMOR no hay DIFERENCIAS, ¿me comprendes?

Es cómo el ejemplo del  alfiler y la aguja que se encontraban en una cesta de labores y no teniendo nada qué hacer, empezaron a pelear:

¿De qué utilidad eres tú? Dijo el alfiler a la aguja; y ¿cómo piensas pasar la vida sin cabeza?

-Y a ti respondió la aguja con tono molesto, ¿de qué te sirve la cabeza si no tienes ojo? ¿Y de qué te sirve un ojo si siempre tienes algo en él? - Pues yo, con algo en mi ojo puedo hacer mucho más que tú.  Sí, pero tu vida será muy corta pues dependes de tu hilo.

Mientras reñían así el alfiler y la aguja, entró una joven  a coser, tomó la aguja y se puso a  coser por  algunos momentos; pero tuvo la mala suerte de que se rompiera el ojo de la aguja. Así que tomó el alfiler, y atándole el hilo a la cabeza procuró acabar su labor; pero tal fue la fuerza empleada que le arrancó la cabeza y disgustada lo echo con la aguja en la cesta y se fue.  Con que aquí estamos de nuevo se dijeron, parece que el destino nos ha hecho comprender nuestra pequeñez; no tenemos ya motivo para reñir. ¡Cómo nos parecemos a los seres humanos que pelean y pelean por sus dones, aptitudes, puestos y apariencias,  hasta que los pierden, y luego… en las desventuras, como nosotros,  dirimen sus diferencias y descubren que son hermanos!

Eso es todo!!!!, no es necesario que esperemos a perderlo todo para darnos cuenta que nuestra esencia es la más valiosa, que la zona de paz que todos poseemos y que ególatramente perdemos es un tesoro inigualable, disfruta lo que tienes y comparte, jamás utilices tus pertenencias para mirar a todos para abajo, es mejor descubrir que el horizonte se percibe mejor desde la misma fila,  nadie te anula la visibilidad y mucho menos tu bloqueas la de los demás.

Hoy te comparto:

Filipenses 2:3 “No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo”.

Dios te hizo trigo de la misma espiga!!!

Hasta el próximo martes.