Blogs

Muchas personas hacen su lista de propósitos de año nuevo, pero llega julio y siguen en el papel. Seguramente que este año su incumplimiento se debe a la contingencia que enfrentamos a nivel mundial. Y el año pasado… ¿a qué lo atribuyen?, ¿y hace dos? La realidad es que no han llegado a ser objetivos, sólo buenas intenciones.

Uno de los métodos más difundidos en el medio empresarial es el SMART (por sus siglas en inglés) que se refiere a que un objetivo debe ser Específico, Medible, Alcanzable, Relevante (orientado a resultado) y ubicado en el Tiempo de realización.

En coaching, además de orientar al cliente al seguimiento de este método, para el diseño de su Plan de Acción, se promueve el método PURE, que implica redactar enunciados Positivos (lo que sí se quiere y no lo que se quiere evitar), que sean Entendibles, para que el sujeto no se pregunte más adelante ¿qué quería lograr con eso que escribí? ; y si es para la  empresa, que sea claro para todo el personal (en ocasiones sólo el dueño del negocio entiende lo que quiere); Relevantes en cuanto a su relación con el propósito estratégico, y, finalmente, Éticos- muy importante para el gobierno corporativo de las organizaciones-.

Hay un modelo más, empleado fundamentalmente en las empresas: CLEAR, que se refiere a objetivos Desafiantes (todo lo que cueste un mínimo esfuerzo, será desechado en el corto plazo), estructurados dentro del Marco legal el negocio, Sostenibles (enfocado a su relación con el cuidado ambiental), Congruentes con otros objetivos que se tengan, y Flexibles para su posible optimización.

Cualquiera que sea el método, no debe olvidarse que el diseño del objetivo es clave, pero si no hay un trabajo de seguimiento, seguirán siendo sólo buenas intenciones.