NUESTROS HIJOS Y LA SUPUESTA “GENERACIÓN AGOTADA”

Es común escuchar hoy día que los jóvenes de esta época pertenecen a una “generación agotada” la cual se caracteriza –según dicen los creadores de este término– por el hecho de que la juventud está viviendo una severa crisis existencial, en medio de un mundo de estrés y de carencia de valores, todo lo cual los está dejando exhaustos, vacíos, con muy pocas esperanzas del futuro y nada de confianza en su presente. Yo me atrevería a sugerirles a los creadores y difusores de este concepto que quizás no sería muy recomendable decirles a los jóvenes que son víctimas de sus circunstancias actuales y que por tanto está del todo justificada su desidia, desilusión, agotamiento. Me parece a mí que la generación joven de nuestros días está tan inmersa en un mundo de conflictos como lo han estado otras en diferentes momentos de nuestra historia. Tan sólo imaginemos lo que ha significado para diversas juventudes vivir dentro de sociedades esclavas; o sometidas por la guerra; acabadas por las crisis económicas; deprimidas por el racismo, los dogmas, las tiranías… Desde esta perspectiva, todas las generaciones debieron haber sido “generaciones agotadas”; pero la historia ha demostrado que, pese a todo, todas han sabido salir adelante gracias a un instinto de trascendecia que se ha impuesto sobre cualquier prueba humana.

Y es que esta generación –como las anteriores, como otras– sigue teniendo en sus manos el poder de decisión respecto de cómo desea enfrentar los retos de su momento. A los jóvenes, lejos de andarles sugiriendo excusas, quizás cabría seguir fomentándoles principios como los del trabajo, deseo de superación, responsabilidad, puntualidad, compromiso, perseverancia, orden, honestidad… Quizás valdría la pena seguir inculcándoles aquella razones que a nosotros nos enseñaron. Habría que permitirles que disfruten –como nosotros en nuestro momento– de su lenguaje y costumbres juveniles SIN QUE POR ELLO no se les enseñe también un lenguaje y comportamiento formales, profesionales, que son con los que van a ir a desenvolverse como trabajadores.

Todas estas orientaciones –valiosas por elementales– encuentran su relevancia en que les han sido de utilidad a muchas generaciones anteriores. Sería difícil demostrar que ha habido una generación que sin esfuerzo, superación y voluntad haya podido seguir adelante… Así que a nuestros jóvenes actuales hay que inculcarles que “se contenten”, que “no se agoten”, que trabajen y sean ordenados así como responsables; poniéndose metas con el sueño de alcanzarlas. Comuniquémosles que nosotros –así como ellos– también estuvimos en nuestro momento “muy agotados” y que descubrimos que siendo cumplidos nos fuimos llenando de ilusiones, tanto que hasta por eso nos animamos a traerlos a este mundo, pues, de lo contrario, si no hubiéramos creído en un mañana, qué explicación darles de por qué los concebimos…

Hablo así porque tengo dos hijos de esta generación, bastante esperanzados, contentos y entusiastas; pero hablo también así porque veo que una buena parte de nuestros jóvenes, pese a todo lo negativo que actualmente nos rodea siguen realizando un maravilloso esfuerzo por continuar en una vida plena de esperanza, de expectativas de éxito, ilusiones y confianza. Por ellos y a nombre de ellos propongo que se siga luchando y dando lo mejor de cada uno; ayudándolos así a no pertenecer o a hacerles creer que pertenecen a una supuesta "generación agotada". 

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