En las relaciones de pareja existe la posibilidad de que alguna de las partes quiere obligar al otro a hacer algo que no quiere. Ya sea ir de visita con algún familiar, comer en algún sitio en específico, hasta hacer cosas sexuales que no sean del agrado de una de las partes. El hecho de una de las partes quiera someter al otro habla de un proceso en intoxicación de la relación de pareja.
Esta toxicidad emocional lleva a las personas a empezar a hacer cosas que no le agradan. Y se empiezan a ver en situaciones de sometimiento, de obediencia incondicional, de dependencia emocional, es decir, empieza a vivir una pérdida de la voluntad.
Esa pérdida de voluntad va acompañada de un miedo que va tomando cada vez más fuerza, de tal suerte que caemos en una normalidad del accionar. Pero no es nada sano.
Vivir situaciones así, nos lleva a perder nuestras habilidades sociales, somos menos empáticos, ya no interactuamos con los demás, nos alejamos de la familia de los amigos. Empezamos a vivir momentos fuertes de soledad, y todo por querer complacer al otro.
No debe ser así. Si no te agrada, di no. Pon los límites. No debes caer en esa especie de delincuencia emocional.
Haz a un lado el miedo a soltar, haz a un lado el miedo a pensar que ya no podrás iniciar alguna nueva relación. Fortalece tu ser interno. Observa tus fortalezas. Una relación tóxica inicio por algo, por la indiferencia, por egoísmo, por las ganas de que el otro no triunfo, por ganas de someter por someter.
Por eso, siendo una persona asertiva puedes decir NO a lo que NO te gusta, es la primera regla de oro. Haz a un lado el miedo y comienza a defender tus valores, tus creencias, eso ahuyentará el peligro. Reconoce que podrás vivir momentos de tristeza y dolor, pero los podrás trabajar, es mejor eso que vivir sometida. Se fuerte emocionalmente, se fuerte en tu autoconcepto, se fuerte en tu autoestima, y nadie podrá obligarte a nada.
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