NO DEJEMOS QUE LAS FLORES SE MARCHITEN...

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En una tibia mañana de verano vi en el periódico una foto de una mujer desnuda y ensangrentada tirada en medio de una calle. Según la nota policíaca del periódico “Reforma”; La joven de tan solo 14 años, había sido abusada sexualmente. Y la causa de su muerte había sido asfixia por compresión: la estrangularon.

Decidí entonces irme a caminar, necesitaba estar conmigo un rato y meditar. Cerré muy bien la puerta de mi casa, y tome la vereda que conduce a la Playa “El Palmar”, de Ixtapa. Añoraba en esos momentos sentir la arena suave, las olas de vida, y el baño de cada una de estas, una y otra vez en mis pies. Pero mi andar era tan ligero ¡que se desprendió mi alma! Y ya no sentí el tiempo ni la edad. Y me sentí en un mundo lleno de soledad.

Todas las olas saltaron en una sola vez y en todos los que caminaban en la playa sentí; Un mismo paso…un mismo oír el canto de las gaviotas, y dejarse abrumar por un inmenso sol. Continuaron después entre mi cuerpo y alma, preguntas y respuestas, conclusiones fallidas y de nuevo dudas. ¿Por qué las relaciones humanas son tan difíciles como imposibles?

Las expectativas del amor. Que al no poderse cumplir, fallan. Alejándonos unos a otros, y aun todavía mas de quienes se ama.

“La amada”. El único amor posible. La soledad. ¿Qué es el mundo, sino una tumba de muertos? La vida, un jardín de rosas que cubren y envuelven el alma. Que no muere pero que deambula sola entre la vida y la muerte.

La humanidad; una lujuria, una fiesta de demencia, locura, desesperación, miedo. Orgía y prostitución. Donde la mujer desnuda y ensangrentada cae muerta, sin el mínimo respeto.

La mujer, hija, hermana, esposa, madre. El amor y el cuidado que pudo haber tenido no han bastado.

Volví de nuevo a mí. Caminé con paso firme sobre la arena mojada. Y al llegar de nuevo a mi casa regué las flores de mi jardín. Corté una rosa roja que puse en un florero y le prepare un café a mi amado. Y tontamente, tal vez, sentí la necesidad de escribirle una nota. “No dejemos que las flores se marchiten hasta hacerse de nuevo, piedra y tierra”.

 

Martha Schumacher.

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Comentarios

  • Quedó en las flores que no debemos dejar marchitar. Saludos Paty, gracias por comentar.

  • Muy hermoso texto,  pero dónde quedó la ultrajada y asesinada adolescente en todo esto.

  • Muchas gracias, Edith, por tus palabras precisas y llenas de emoción. Lo importante es ese ejercicio de trabajar continuamente por ese nuevo sol "renovado".

    Saludos con afecto.

  • Estimada Martha:

    Nos llevaste a un recorrido interno -quizá con intención, o quizá no - desafortunadamente las relaciones humanas son así de disímbolas y desconocidas, quizá por ignorancia y otras tantas por conveniencia, o quizá por el desgaste que actualmente tiene la sociedad.

    Mas sin embargo sostener "el templo interno" con los elementos y herramientas benéficas, podría haber una alternativa, que las personas alimentaran su interior -difícil, pero no imposible-

    Que después de cada tempestad, iniciemos con un nuevo sol "renovado" y hábido de brillar mas, y que ello nos contagie.

    Un abrazo cordial.


    Edith.

  • Gracias, Miranda. Un comentario tan hermoso me sube un poco la moral !! Exacto, como dices, tener flores bellas en nuestro jardín.

    Dar amor !!! Necesitamos de tantos cuidados, necesitamos de tanta comunicación real !!! De entendernos mas unos a otros y de comenzar por nuestras casas.

    Saludos cariñosos.

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