Nadie pertenece a nadie, porque ninguno somos propiedad de nadie.
Somos seres individuales y con autonomía.
La única compañía que requieres, es la presencia de ti mismo. La aceptación y valoración más importante, es y será la que tú mism@ le des a tú vida y ser.
Si se quiere ir, permítele que se vaya, ¿qué le vas a hacer?
Un adulto es independiente, autónomo. Cada persona que es adulto hace lo que quiere, vive con quién quiere, el tiempo que quiere y si se quiere ir a vivir con otr@ ó sol@, puede hacerlo.
Tú tienes el deber y responsabilidad de acepta ese dolor y/o herida de abandono qué hay en ti y reconocer que aún no ha sido sanada y que puede ser algo que viviste en tú pasado, ya sea generada por algún ser querido ó algo que esté detonando esa situación y ocúpate de sanar tus heridas emocionales. Lo que ocurre y debes de aceptar, es que eres adulto sólo biológicamente hablando. En tú interior, sigues siendo un niñ@ dependiente de amor, angustiado, resentido, vengativo, asustado. Lo que ahora debes hacer, es aprender a darte ese amor a ti mismo, para que ese niño crezca y se funda en ti.
Reconoce, ama, abraza, conforta, valora, apoya y respeta a ese niñ@ interior que vive en ti.
La única relación auténtica y duradera que vamos a vivir a lo largo de toda nuestra vida, es la relación que mantenemos con nosotros mismos.
Mantén una relación estable, contigo mism@.
¡Abrazos de Luz Divina!
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