Mujeres Progresistas

Hola amigas, el día de hoy las quiero invitar a que firmen el Manifiesto de Mujeres Progresistas, que tiene como finalidad que la agenda de género se respete y se incluya en el gobierno del D.F POLITICAS PUBLICAS QUE NOS LLEVEN A ALCANZAR LA IGUALDAD DE GENERO aqui les dejo el manifiesto y abajo la pagina en donde pueden firmar.

PORQUE MEXICO TIENE UNA DEUDA SOCIAL Y POLITICA CON LAS MUJERES MEXICANAS QUE DEBE SER RESUELTA EN EL PROXIMO GOBIERNO FEDERAL.
MANIFIESTO DE MUJERES PROGRESISTAS/ 13 de febrero 2012.


INTRODUCCION

La actual coyuntura electoral es tal vez la última oportunidad para que las y los mexicanos demos un nuevo rumbo a todas las generaciones que componen la nación, para construir un futuro más libre y promisorio, justo y democrático

Reducir la desigualdad en todas sus manifestaciones y hacer de cada mexicano y mexicana ciudadanos de primera, es la meta esencial de los partidos y organizaciones que conforman hoy la izquierda.

Sólo desde una visión neoliberal o conservadora puede pensarse la desigualdad como algo natural, en especial en lo que respecta a la desigualdad entre las mujeres y los hombres. Se trata de un prejuicio ancestral basado en el supuesto de que las mujeres somos inferiores a los hombres y nuestro lugar es el ámbito doméstico.

Muchos años ha costado a las mujeres comprender que esa supuesta inferioridad responde a relaciones de poder y subordinación incrustadas en la sociedad en su conjunto, en patrones de discriminación y negación de derechos para las mujeres. Las mujeres experimentan desigualdad en el acceso a recursos y oportunidades de desarrollo, salario y seguridad social, acceso a cargos altos en instituciones públicas o privadas, disfrute de tiempo libre, deporte y desarrollo artístico.

Las mexicanas integramos el 51.63% del padrón nominal, 3.26% más que los hombres. Conformamos entre 38 y 45% de la Población Económicamente Activa ocupada, pero recibimos 30% menos de salario en comparación con los varones. Somos cabeza de familia en 23% de los hogares y en el 50% de los hogares, el trabajo de la mujeres es fuente sustantiva del ingreso familiar.

La carga del trabajo doméstico sobre las mujeres se traduce en menor competitividad en el mercado laboral, muchas prefieren horarios flexibles y trabajos por horas para poder encargarse del cuidado de la casa y de los hijos, pero tales servicios son más mal pagados. Para el 23 % de las que son jefas de familia la situación es más apremiante, más del 30% tienen también a su cargo el cuidado de adultos mayores.
Merced a la doble jornada que desempeñamos en la casa y como ganadoras de pan de cada día, cada semana trabajamos 14 horas más de lo que trabajan los varones. Las mujeres aportamos más 77% de los servicios no remunerados a los hogares que contribuyen al bienestar y al cuidado de las personas, que se estima representan 23% del PIB . Los servicios de cuidado y bienestar impagos que producimos las mujeres, se calculan en 2.4 billones de pesos anuales.

El tamaño de la injusticia económica es palpable si consideramos que el presupuesto público específicamente destinado a atender problemas específicos de las mujeres o promover su acceso a derechos (Anexo 10 del PEF) fue de 16 mil millones de pesos en 2011, equivalente a 0.5% del Gasto Público Federal. Esta cantidad representa la 67ª. diezmilésima parte de su contribución al bienestar familiar por el trabajo doméstico, según la Cuenta Satélite de Producción y Consumo de los Servicios No Remunerados de los Hogares . Además hay que tomar en cuenta lo que también aportan las mujeres trabajadoras a los hogares como ganadoras de pan de cada día y lo que ingresan a las arcas públicas por concepto de ISR. Es clara la desigualdad y la injusticia y la necesidad de valorización del trabajo y el esfuerzo que las mexicanas hacen al bienestar y la economía del país.

En el ámbito político la participación en cargos de representación popular es todavía muy baja en comparación con otros países de América Latina, a pesar de que contribuimos al bienestar comunitario. En el Poder Legislativo Federal menos del 25% de las curules en la Cámara de Diputados y del 20% en el Senado están ocupados por mujeres; menos del 13% son titulares de Secretarías, 22% en las Subsecretarías y 30% en las Direcciones Generales del Poder Ejecutivo. La participación de la mujeres en cargos de poder político no es mejor en las entidades de la República, ya que en la mayor parte de ellas hay rezagos en la representación política de las mujeres . En el medio rural, de la mano de la mayor preparación y el relativamente mayor flujo migrante de los hombres, las mujeres han ganado espacios en las asambleas ejidales, siendo actualmente casi 17 mil las presidentas de los Comisariados Ejidales y 25% de los poseedores de tierras. Pero siguen pesando sobre buena parte de ellas, las normas discriminatorias de los Usos y Costumbres y la ausencia de sus derechos a la tierra reconocidos en el 27 Constitucional.

La violencia, el acoso sexual en el trabajo y las violaciones que victimizan a decenas de miles de mexicanas anualmente, llegan al asesinato y a las formas más crueles. La violencia es la marca del dominio que pesa sobre los cuerpos de las mujeres y se ha incrementado por las políticas fallidas de inseguridad en los últimos años, hoy se convierte en una amenaza para la integridad física y el ejercicio de las libertades. La amenaza en la que viven las mujeres queda evidenciada por la percepción de inseguridad y el temor que experimentan y revelan, mujeres de distintos niveles sociales y en la mayoría de las ciudades del país. Pero esta amenaza se torna con más frecuencia en un severo peligro para aquellas que trabajan o que sobreviven gracias al trabajo informal y viven o transitan en zonas urbanas desoladas, con predios baldíos, parajes solitarios y carentes de servicios de alumbrado y vigilancia. La materialización de esta amenaza por desgracia se produce para muchas de ellas, que nunca llegan a su trabajo, o a su escuela, ni regresan por la noche a su hogar. El peligro que viven las mujeres no sólo está en los espacios públicos, porque tratándose de la violencia basada en el género, no hay un adentro seguro ya que en buena parte de los casos el hogar, que es un refugio ante otros riesgos de la vida moderna, no es un lugar seguro para niñas, adolescentes, mujeres maduras o ancianas, que sufren diversas formas de violencia, incluida la privación de la vida a manos de familiares, ex parejas, vecinos y conocidos.


El sistema de justicia reproduce la discriminación hacia las mujeres, prevalece un trato desigual de inferioridad o minusvalía tanto en la letra de la ley como en las prácticas de los agentes de procuración e impartición de justicia. Cada vez que una mujer ocurre a solicitar justicia ante violaciones, ultrajes, golpes, violencia despojo o la desaparición de un hijo o una hija, recibe cuando menos actitudes de desinterés; cuando no tratos abusivos, racistas y sexistas, respuestas desalentadoras o indiferentes por parte de los agentes de seguridad o procuración de justicia. No se escriben reportes o se hacen de manera incompleta o falsificada, las investigaciones no se terminan, hay incapacidad e indisposición para documentar y más, se busca atemorizar a las mujeres víctimas para que no presenten denuncia. El sistema de justicia además no toma en cuenta el carácter multicultural de nuestro país, grandes sectores sociales históricamente excluidos son discriminados en razón de su idioma u origen indígena.

En el cuerpo y la sexualidad se expresa lo más material del ejercicio del poder. En las instituciones sociales y laborales se llegan a imponer prácticas sexuales sobre los más débiles: las niñas y niños, adolescentes y mujeres. Son muchos quienes desconocen que tienen derecho a decidir sobre sus cuerpo y a disfrutar de la salud sexual y reproductiva. Cada 4 minutos ocurre una violación en México, la mayoría de las víctimas tienen entre 10 y 20 años, casi siempre son atacadas por parientes o por adultos en posición de autoridad. El 16 % de las mexicanas reportan haber sido violadas por su novio; el abuso sexual es reportado por 13% de las personas menores, siendo mujeres el 80% de las víctimas, una quinta parte de las víctimas adquiere una infección sexual y 10% se embaraza. El acceso a la interrupción del embarazo por violación a pesar de estar despenalizado en todo el país, no cuenta con los procedimientos jurídicos para hacerlo efectivo. La excepción es el Distrito Federal, donde se cuenta además con el derecho a interrumpirlo por decisión de la mujer hasta la semana 12 de gestación. El embarazo no deseado es expresión de las desigualdades sociales, son las mujeres de sectores precarios e indígenas quienes no viven una maternidad voluntaria, sólo han disminuido los embarazos no deseados entre quienes tienen acceso a la educación media y superior. Aunque en la última década hay un retroceso en el uso de anticonceptivos entre adolescentes que se atribuye a falta de abasto en los centros de salud y a la disminución de campañas informativas enfocadas a esa población. Las infecciones sexuales y el VIH/SIDA se presenta sobre todo entre la gente joven y está creciendo entre mujeres de las nuevas generaciones y en los hombres que tienen sexo con otros hombres. La homofobia y la lesbofobia, el estigma a quienes tienen una orientación sexual no heterosexual sigue mostrando altos índices de discriminación.

La erosión del Estado Laico está atrás de los retrocesos en la salud sexual y reproductiva. Los gobiernos conservadores han intentado eliminar la educación laica y los servicios de salud reproductiva, han llevado a recuperar la influencia de lo religioso en la esfera política al restringir los derechos sexuales y reproductivos y al fortalecer el desprecio a lo femenino.


Ante ese panorama estamos claras que todo proyecto que busque cambiar el rumbo de la nación tiene que articular de manera central la lucha contra la desigualdad de género, porque ignorar esta perspectiva significa reproducir un rasgo social de desigualdad que nos atraviesa. Una verdadera democracia necesita trastocar las imposiciones sobre lo femenino y lo masculino, transformar todas las leyes y normas sexistas, luchar contra los patrones de subordinación y cambiar las relaciones de poder en las instituciones sociales.

Con la presente propuesta, mujeres de izquierda identificadas con la coalición del Movimiento Progresista demandamos un cambio económico profundo en el que se articulen un conjunto de ejes de acción al Nuevo Proyecto de Nación, porque las políticas neoliberales afectan doblemente a las mujeres, en especial a las más pobres. Queremos contribuir con nuestra visión a esa propuesta elaborada por un grupo plural que apoya a Andrés Manuel López Obrador, a quien suscribimos como nuestro candidato para la presidencia de México.

Porque es necesario reconocer que al Estado le corresponde además de regular la economía y mantener la paz, impulsar un cambio cultural y una visión ética de la sociedad, así como diseñar un gobierno que funcione para el beneficio de una sociedad que todavía no se ha puesto a mano con los derechos de las mujeres.


Entre los ejes que nos interesa impulsar, señalamos los siguientes:


1.- DERECHOS PLENOS A LAS MUJERES. Garantizar las libertades y derechos civiles de las mujeres y eliminar toda forma de discriminación jurídica en su contra, tanto de la Constitución, como de las leyes civiles y penales derivadas, armonizando la legislación nacional con los tratados internacionales que tutelan sus derechos, de acuerdo a lo que establece el Artículo 1º. De la Constitución.

2.- RECONOCER EL APORTE DE LAS MUJERES AL DESARROLLO Y AL BIENESTAR DE LOS HOGARES. Contemplar en la Cuentas Nacionales el trabajo doméstico, los cuidados a menores, enfermos y ancianos, así como el aprovechamiento de los recursos naturales. Además de lograr la Equidad en el Gasto Público y en la política fiscal, con un presupuesto de género transversal a todos los sectores de políticas, para el empoderamiento de las mujeres, en todos los niveles de gobierno.


3.- IGUALDAD ECONÓMICA PARA LAS MUJERES. Garantizar trabajo igual y salario igual; acceso a la propiedad de la tierra, crédito, tecnología y mercados para las empresarias. Fondo universal para garantizar pensión alimenticia y de vejéz. Promover la autonomía de las mujeres, acciones afirmativas y de lucha contra la pobreza, ampliar oportunidades de trabajo economías locales, y de estudio a las jóvenes. Empoderar a mujeres de grupos vulnerabilizados: madres solteras, indígenas, viudas, analfabetas, mujeres en hogares pobres, ancianas, migrantes, jóvenes sin empleo.


4.- CONCILIACIÓN TRABAJO-FAMILIA. Reforma laboral que garantice igualdad de género. Escuelas, guarderías de horario completo y de calidad; servicios de cuidado diarios para adultos mayores. Permisos de paternidad. Tiempo libre para la vida familiar de mujeres y hombres y para reconstitución del tejido social.

5.- PARIDAD Y PARTICIPACIÓN SOCIAL . Fortalecer las instancias de promoción de igualdad de género en todos los niveles de gobierno. Capacitar en perspectiva de género a funcionarios y legisladores, diseñar presupuestos con perspectiva de género y evaluar el impacto en la igualdad de derechos de mujeres y hombres en el desempeño público.

6.- SEGURIDAD Y VIDA LIBRE DE VIOLENCIA EN EL TRABAJO, LA CALLE Y LA CASA. Prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres y contra las orientaciones sexuales. Apoyo psicológico y seguridad para las víctimas de la violencia. Mecanismos especiales de protección para las mujeres migrantes que enfrentan situaciones vinculadas a la trata. Poner fin la impunidad en los feminicidios y toda forma de violencia de género. Promover permanentemente los derechos de las mujeres para erradicar la violencia sistemática en contra de las mismas. Generar políticas de seguridad y prevención del delito con enfoque de género, tomando en cuentas los riesgos específicos de las niñas, adolescentes, adultas y adultas mayores en el espacio público, laboral, escolar y familiar.

7.- JUSTICIA EXPEDITA A LAS MUJERES. Procuración de justicia con perspectiva de género y con enfoque intercultural para mujeres indígenas. Procuradurías y fiscalías especializadas para los delitos de violencia en contra de las mujeres. Incorporar la certificación de la judicatura en justicia de género y derechos humanos de las mujeres según tratados internacionales. Establecer un fondo nacional para la garantizar la pensión alimentaria a toda niña/niño mexicano.

8.- SALUD Y CALIDAD DE VIDA. Acceso universal a servicios de salud integral para las mujeres en todos los ciclos de vida, incluyendo salud sexual y reproductiva y garantía de que ninguna mujer muera o vaya a la cárcel por interrumpir un embarazo o por no tener atención adecuada en el parto, puerperio o aborto. Garantizar el derecho al tiempo libre, al ejercicio y al deporte. Derecho a un medio ambiente sano.

9.- DERECHOS INDIGENAS. Reconocer a las mujeres indígenas su derecho a un trato digno, a la educación y a enriquecer su propia lengua y cultura; el derecho a la salud, nutrición, sexualidad y salud reproductiva a partir de un enfoque basado en sus necesidades, prioridades, aspiraciones y respeto a sus decisiones; su derecho a heredar, poseer y acceder a la dotación de tierras y a sus beneficios, así como al uso, aprovechamiento y conservación de los recursos naturales de los territorios de sus comunidades. Desarrollar estrategias de prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres indígenas con enfoque intercultural. Es necesario invertir en la educación básica y financiera de mujeres indígenas, en proyectos productivos para insertarlas en los programas de desarrollo agrícola y artesanal, profesionalizar a las parteras.


10.- EDUCACION Y CAMBIO CULTURAL .
Abatir rezago educativo y garantizar igualdad de acceso a mujeres jóvenes en programas de excelencia de educación media y superior.

Fortalecer la educación laica e integral de la sexualidad (IES) en todos los niveles educativos y en los medios electrónicos de comunicación, una educación encaminada a vivir una vida sexual libre de violencia, embarazos no deseados, infecciones, homofobia y lesbofobia; que se base en el conocimiento científico, el enfoque de género y el marco de los derechos sexuales y reproductivos.

Democratización de los Medios, evitar lenguaje sexista, promoción de derechos de las mujeres, igualdad género, regular la violencia en medios, promover la paternidad responsable.

Colocar el arte al servicio de la gente, empoderar a mujeres artistas, promover la libertad cultural y la educación artística de calidad.

Promover los valores de: Libertad, igualdad, felicidad, amor y solidaridad, en la pareja y la vida familiar, en la comunidad, así como en la vida social e institucional.









Sincerely,
MUJERES PROGRESISTAS

http://www.change.org/petitions/manifiesto-mujeres-progresistas-mujeres-amorosas-mujeres-con-derechos-politicas-publicas-que-nos-lleven-a-alcanzar-la-igualdad-de-genero-2

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