MITOS SOBRE EL PERDÓN

9275274490?profile=originalMuchas veces cuesta aún más perdonar porque se desconoce lo que es verdaderamente el perdón. Algunos mitos que ha que desechar para perdonar con mayor facilidad son los siguientes:

“No puedo perdonar porque no puedo olvidar”:
Intentar olvidar puede ser una estrategia con consecuencias fatales si no nace del verdadero perdón, ya que la ofensa puede regresar a la memoria una y otra vez como un fantasma, conduciendo al resentimiento.
Olvidar la ofensa es fruto del perdón profundo y paso importante, pero nunca un medio para lograrlo.


“Hay personas que no merecen el perdón”:
Toda persona, por su dignidad, vale más que los errores que haya cometido, por grandes que sean. Por lo tanto, aún y cuando una ofensa pueda ser muy dolorosa –como una infidelidad- puede ser perdonada.
Ayuda a perdonar el reconocer que todos, en un momento u otro, necesitamos ser perdonados.


“Perdonar es reconciliarse”
El perdón es una decisión, no un sentimiento, por lo que el sufrimiento puede permanecer aún y cuando se decida perdonar. Por esto en ocasiones, cuando la ofensa es grave, lleva tiempo sanar el dolor causado y lograr la reconciliación, que es la reparación de la relación entre el ofendido y el ofensor.
El matrimonio no es la excepción, por ello hay que luchar cada día para amarse y respetarse, como lo hicieron el día que se casaron.


“Perdonar es permitir la ofensa”:
Perdonar no es minimizar o aceptar una ofensa. El perdón no borra el mal realizado ni quita la responsabilidad al ofensor o el derecho a hacer justicia.

Perdonar no es ignorar. No es simplemente voltear a ver hacia otro lado fingiendo que la ofensa no ha ocurrido o que no ha tenido importancia. No es tolerar el maltrato.

El perdón y la justicia no son contrarios y pueden ser buscados al mismo tiempo. Ejemplo: si un hijo roba dinero de la cartera de sus padres, ellos lo perdonarán, esto quiere decir que no le guardarán rencor y no le recordarán el tema en cada momento, pero claro, que le pedirán que devuelva el dinero pues en justicia lo debe hacer, así tenga que trabajar para reponerlo.


“No perdonar ayuda a que el otro comprenda la gravedad de su ofensa”:
La reacción común ante una ofensa es el deseo de justicia. Y esto es bueno, el problema es que muchas veces en búsqueda de la justicia se recurre a la venganza y se olvida que responder con mal a un mal recibido nunca es un acto de justicia.

La venganza empeora las situaciones acrecentando el odio y el resentimiento. Esto es mortal en una familia y sobre todo en una relación matrimonial.

Ciertamente el perdón no es un acto de justicia, pero el perdón, más que la justicia, logra reparar el interior de la persona superando el resentimiento e incluso puede conducir a una reconciliación.


¡EL PERDON VALE LA PENA!
Aprender a perdonar es necesario para fortalecer a la familia y en especial a todo matrimonio.

No importa cuán pequeña parezca la ofensa, si se da cabida al rencor o el resentimiento y no se resuelve adecuadamente mediante el perdón mutuo, el amor se pone en riesgo y la relación se va alejando.

El matrimonio se da entre un hombre y una mujer, no entre dos seres perfectos, por ello es normal que los defectos de uno puedan ofender al otro.

Una herida que no es atendida a tiempo puede hacerse más grande, infectarse con el odio, el resentimiento, el deseo de venganza y lleva a la muerte del amor. El remedio ante esta realidad es el perdón.

Perdonar es la decisión personal de ofrecer a quien nos ha ofendido la opción de cancelar la deuda moral que ha contraído al ofendernos.

No es cancelar el valor moral de la ofensa o las consecuencias naturales que se derivan de ella, sino sólo cancelar la deuda de tipo moral que el ofensor tiene con aquella persona a quien ofendió.

En definitiva, perdonar es el mejor regalo que te puedes dar a ti mismo. Haz a un lado estos mitos y perdona a quien te ha ofendido.

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook: Lucia Legorreta

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