"MIS CLIENTES"

 

“MIS CLIENTES”

Por: Graciela García de Trigo

 

Mi trabajo de asesora en empresas de gobierno y particulares me ha obligado a ir buscando una apariencia que demostrara la inversión de mi tiempo y recursos en mi persona a manera de mensaje de lo importante que son para mí las personas que me favorecen con sus contrataciones. Los clientes perciben mi interés en darles una buena impresión, y, por tanto, se muestran dispuestos a escuchar lo que ofrezco.

 

Sé que indudablemente debo hacer acompañar esa imagen con un profesionalismo demostrable así como con una correspondiente responsabilidad y puntualidad. Todo ello lo hago por alcanzar la satisfacción de mis clientes y, eventualmente, una futura recontratación. Sin embargo, poco a poco me fui dando cuenta de que clientes son también otros seres que me rodean…

 

Son clientes mis subalternos porque debo saber ganarme su interés de seguir bajo mi conducción; mis compañeros de trabajo porque debo alcanzar su confianza para que quieran seguir realizando proyectos conmigo; mi familia porque requiero granjearme su elección de continuar a mi lado; mi pareja porque necesito inspirarle su deseo de seguir juntos; mis vecinos porque requiero su contribución para una coexistencia pacífica y cordial; mis hijos porque anhelo ganar su amor y aprecio verdaderos; mis amigos porque me interesa conseguir un lugar –aunque sea pequeño– dentro de su historia...

 

En fin, son clientes todo el mundo que me rodea, y cliente no en el sentido del ser al que me acerco para ver qué ganancia obtengo sino cliente en el sentido de la persona que me inspira a seguir adelante, a ser mejor cada día, a superar mis problemas y mis limitaciones; cliente en el sentido de la persona con la que deseo pactar un contrato de buena fe, sea de trabajo, de amistad, de convivencia, de guía, de amor, de deseo, de supervivencia…

 

Cliente es un término de valor muy importante que deberíamos empezar a apreciar e incorporar en nuestra ideología. Es un concepto que bien podría convertirse en uno de nuestros principales motores. Puede representar muchas fuentes: la de nuestros recursos, la de nuestra alegría, la de nuestra satisfacción y orgullo, la de nuestra motivación y aprendizaje.

 

Por ello, a nuestro cliente –cualquiera que éste sea– debemos darle el trato de honor que se merece: siempre nuestro mejor arreglo, nuestra mejor disposición, el mayor de nuestros esfuerzos. La ganancia no sólo se verá reflejada en nosotros mismos sino probablemente –en buena medida– en todos aquellos con los que lleguemos a concertar un buen negocio de vida.

 

En los términos aquí referidos, ¿quién sería para ti tu mejor “cliente”? ¿Quién es aquél o quiénes son aquéllos que te inspirarían a verlos como tales?...

 

 

 

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Comentarios

  • Querida Graciela García me dio muchísimo gusto leer tu artículo y confirmar a través de la palabra escrito tu constante compromiso con tu trabajo y las personas que te rodean. Estoy segura que este será el primero de muchos valiosísimos artículos que tendré el placer de leer. Un abrazo con mucho cariño!

     

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