Marie France Hirigoyen publica nuevo libro 'El abuso de debilidad' En su nuevo libro, “El abuso de la debilidad”, la psiquiatra y psicoterapeuta francesa desenmascara a víctimas y manipuladores. De ellos habla en esta charla con Isabel Menéndez, la psicóloga de “cabecera” de Mujer hoy. 

Marie France Hirigoyen e Isabel Méndez charlan juntas sobre violencia y abuso

Psiquiatra, psicoanalista y psicoterapeuta familiar, Marie France Hirigoyen es una de las grandes especialistas en desenmascarar las actitudes perversas que conducen a la violencia y el abuso. Francesa, de ascendencia española, se formó en Victimología (una rama de la Criminología que analiza las secuelas psíquicas en las personas que han sufrido atentados o agresiones diversas) en Estados Unidos. En 1998 publicó en Francia 'Acoso moral', un libro sobre el maltrato que se ha convertido en un “best-seller” mundial. En su último libro, en 'El abuso de debilidad', publicado recientemente en nuestro país por Paidós, nos habla de cómo se genera el abuso en las relaciones y nos hace reflexionar sobre la posibilidad de que todos podamos ser manipulados. 

Mujer hoy. En su libro pregunta: “¿Quién puede decir que no ha sido nunca manipulado?”. Nos hace pensar que casi todos estamos expuestos a que abusen de nosotros en mayor o menor grado, pero enseguida afirma que, por vergüenza, es algo que se oculta. ¿De qué se avergüenzan los que han sido manipulados? 

Marie France Hirigoyen. El manipulado se avergüenza de no haber sido lo bastante listo y de que el manipulador fuese más fuerte. En una manipulación hay un cierto grado de consentimiento. 

P: El propósito de su libro es incitar a la reflexión, hacer que nos preguntemos por los límites de lo que cada uno de nosotros puede aceptar. Quiere ser una ayuda para las víctimas, los testigos y los profesionales, para que puedan discernir qué hacer en este tipo de situaciones. ¿Qué es el abuso de debilidad?


R: Es usar la debilidad de una persona para un bien propio o inducir la debilidad, es decir, provocar la debilidad para el interés propio. 

P: ¿Quiénes son las personas más vulnerables? 

R: En el texto legal aprobado en Francia, se considera personas vulnerables o débiles a los ancianos, los enfermos y los niños, pero en 2001 también se añadió la figura de la persona que se encuentra bajo sugestión psicológica. Se planteó, sobre todo, para las personas que se metían en sectas, pero lamentablemente pocas veces ha servido para ir en contra de ellas. 

P: ¿Dónde comienza la influencia sana y donde la manipulación?


R: Lo que define la manipulación es la intencionalidad. Todos nosotros somos manipuladores y podemos hacerlo de forma benévola. El manipulador manipula por su interés, con el objetivo de servir a sus propios intereses no los de la otra persona. 

P: ¿Qué es el consentimiento? ¿Por qué permiten algunas personas ser dominadas por otras y que abusen de ellas? 

R: En teoría, el consentimiento es una decisión tomada con libertad y con conocimiento de causa. Pero en algunos casos se puede conseguir por la sugestión, la manipulación o la amenaza. 

P: ¿Cómo se supera el estatus de víctima? 

R: En primer lugar, hay que entender que no se trata de una situación normal y, a la vez, reconocer el papel que ha tenido uno mismo en esa relación patológica. Y esta experiencia debe ayudarte a defenderte mejor. 

P: ¿Es posible que algunas personas víctimas del abuso se dejen llevar por un deseo inconsciente de llenar un vacío? 

R: A menudo el vacío, que identifica muy bien el manipulador en la persona de la que abusa, es una carencia afectiva. Ese manipulador sabrá colmarlo, incluso prometiendo el amor absoluto. 

P: Si una persona tiene conciencia de que otro la domina, ¿aún tiene cierto espíritu crítico sobre la situación? ¿Cómo se puede detectar? 


R: Primero, hay dominaciones que son aceptadas y que no necesariamente son negativas. Por ejemplo, hay dominaciones naturales de un padre sobre un hijo. Pero otras, las negativas, hacen que la persona se retraiga y se convierta en la sombra de sí misma. 

P: Usted compara la dependencia que tiene una persona hacia otra que abusa de ella con la dependencia a ciertas sustancias psicoactivas. ¿Podría explicar en qué se parecen? 

R: Bueno, en realidad el manipulador es el que necesita a la “persona meta”, o la “persona blanco”, pero consigue cambiar la cosa, invierte esta dinámica y crean una dependencia de la persona manipulada hacia su persona. 

P: ¿Cómo lo hace? 

R: El manipulador, primero, induce la dependencia de la otra persona después de detectar su carencia afectiva, pues la llena de este supuesto amor; después, amenaza con retirarle este amor. Asusta a la persona con la posible pérdida y hace más álgida la necesidad del otro, incrementando la necesidad con este miedo perpetuo. 

P: ¿Las transgresiones del perverso aportan excitación a la víctima, sobre todo si la víctima se encuentra en un estado depresivo? 

R: Sí, el perverso siempre acaba cruzando la línea de lo admitido. Siempre es subversivo, provoca cierto miedo y da la sensación de peligro. Esta sensación provoca un efecto puramente hormonal y una descarga de los neurotrasmisores cerebrales. Esto, en una persona depresiva, provoca el mismo efecto que los antidepresivos. Le produce un “subidón”. 

P: En su anterior libro, “Acoso moral”, decía que las víctimas eran elegidas porque aceptaban la seducción, eran tolerantes al abuso y su agresor detectaba en ellas un fallo, generalmente de desvalorización y la culpabilización. 

R: Sí, porque el manipulador le dice: “Yo sé mejor que tú lo que debes hacer, yo sé mejor que tú lo que es bueno para ti”. 

P: Como buen perverso, pervierte la situación. 

R: Exacto. 

P: Sería importante que las víctimas conocieran todos estos mecanismos que les hacen aguantar. 

R: Sí, porque el abusador utiliza una estrategia de acoso comportamental muy conocida y que se utiliza en el marketing. Los publicitarios son especialistas en hacerte comprar lo que no necesitas. 
R: Primero, hay dominaciones que son aceptadas y que no necesariamente son negativas. Por ejemplo, hay dominaciones naturales de un padre sobre un hijo. Pero otras, las negativas, hacen que la persona se retraiga y se convierta en la sombra de sí misma. 

P: Usted compara la dependencia que tiene una persona hacia otra que abusa de ella con la dependencia a ciertas sustancias psicoactivas. ¿Podría explicar en qué se parecen? 

R: Bueno, en realidad el manipulador es el que necesita a la “persona meta”, o la “persona blanco”, pero consigue cambiar la cosa, invierte esta dinámica y crean una dependencia de la persona manipulada hacia su persona. 

P: ¿Cómo lo hace? 

R: El manipulador, primero, induce la dependencia de la otra persona después de detectar su carencia afectiva, pues la llena de este supuesto amor; después, amenaza con retirarle este amor. Asusta a la persona con la posible pérdida y hace más álgida la necesidad del otro, incrementando la necesidad con este miedo perpetuo. 

P: ¿Las transgresiones del perverso aportan excitación a la víctima, sobre todo si la víctima se encuentra en un estado depresivo? 

R: Sí, el perverso siempre acaba cruzando la línea de lo admitido. Siempre es subversivo, provoca cierto miedo y da la sensación de peligro. Esta sensación provoca un efecto puramente hormonal y una descarga de los neurotrasmisores cerebrales. Esto, en una persona depresiva, provoca el mismo efecto que los antidepresivos. Le produce un “subidón”. 

P: En su anterior libro, “Acoso moral”, decía que las víctimas eran elegidas porque aceptaban la seducción, eran tolerantes al abuso y su agresor detectaba en ellas un fallo, generalmente de desvalorización y la culpabilización. 

R: Sí, porque el manipulador le dice: “Yo sé mejor que tú lo que debes hacer, yo sé mejor que tú lo que es bueno para ti”. 

P: Como buen perverso, pervierte la situación. 

R: Exacto. 

P: Sería importante que las víctimas conocieran todos estos mecanismos que les hacen aguantar. 

R: Sí, porque el abusador utiliza una estrategia de acoso comportamental muy conocida y que se utiliza en el marketing. Los publicitarios son especialistas en hacerte comprar lo que no necesitas. El mecanismo es el mismo. Esas técnicas son conocidas, se estudian en las escuelas empresariales y se publican libros que las explican. La única deferencia es que el manipulador nato no necesita leer estos libros, porque se lo sabe. 

P: Los manipuladores y sus víctimas se encuentran para regular ambos su déficit emocional. ¿Cuál es el déficit de cada uno? 

R: El manipulador es alguien que tiene una baja estima de sí mismo y que no para de realzarse de forma artificial a través de la manipulación del otro. El manipulador no es consciente del daño que hace al otro, pero no es un psicópata, aunque se aproxima a él porque no sienten ninguna empatía. 

P: ¿Por qué hay adultos inteligentes que se dejan engatusar y caen en la manipulación? ¿Llegar a la situación de víctima tiene que ver con disposiciones psíquicas? ¿Las podemos cambiar? 

R: Ninguna patología está en el origen de este abuso o la propicia más. Cualquiera puede ser víctima de abuso. Efectivamente, todos tenemos fisuras, algún aspecto frágil y el manipulador se cuela por esa rendija. ¿Cómo cambiarlo, cómo impedirlo? Creo que en el principio de la relación la futura víctima sintió algo, pero no se escuchó a sí misma. No escuchamos bastante nuestra propia intuición, nuestras sensaciones. Algunas víctimas a las que entrevisté me dijeron: “Bueno, sentí algo al principio, pero no hice caso, no me hice caso a mí misma”. La conclusión es que siempre hay que hacer caso a nuestra intuición y estar atento al malestar que sentimos. ¿Por qué? Porque cuando en una situación no nos encontramos a gusto, no nos aclaramos del todo, es porque esta situación no es normal. Yo doy clases en la Escuela de Magistratura y a los magistrados les explico lo siguiente: “Cuando se sientan tontos, cuando sientan que no se enteran, que no entienden absolutamente nada de lo que está pasando, es porque alguien les está intentando manipular”. 

P: Pone como ejemplo de manipulador al doctor House de la famosa serie homónima. ¿El éxito de este personaje tendría relación con que se atreve a ser lo que nosotros no nos atrevemos a ser? 

R: Efectivamente, el doctor House –y a mí me encanta la serie–, es el ejemplo del perverso manipulador, siempre está mintiendo, le miente a todo el mundo. Habla mal de los demás, de sus colaboradores, de la gente de su entorno y además hace que ellos, a su vez, hablen mal unos de otros. Además, ni siquiera respeta a los pacientes y la deontología, lo que le interesa es el juego intelectual. Puede incluso llegar a provocar una enfermedad para demostrar que tenía razón. 

P: El padre de doctor House le maltrató cuando era niño. ¿Puede ser una de las razones que esté en el origen de las relaciones perversas que establece? 

R: Sí, también tiene malas relaciones con su madre y además es toxicómano, o sea, que tiene problemas con los límites. Lo que es interesante es lo destructor que es, lo patológico que es y, sin embargo, es seductor, o sea que funciona. Sin ir mas lejos, en Francia hemos tenido un ejemplo que es Dominique Strauss-Kahn: todo el mundo sabe que él había abusado de mujeres, yo lo sabía, la gente lo sabía, el partido lo sabía y sin embargo el partido socialista lo apoyaba porque es muy inteligente. Y cuando llevó a cabo esta agresión sexual en Nueva York, hombres y mujeres de su partido decían: “Bueno, lo que pasa es que es un seductor”. Esa idea conduce a atravesar el límite de lo aceptable. De este modo, algo que es inaceptable se convierte en aceptable. Eso es lo que hace el perverso, hacerte creer que su comportamiento es un comportamiento vulgar y corriente. 

P: Para abusar de alguien hay que seducirlo primero. Los perversos morales tienen una intuición que les permite detectar esa fragilidad para seducir al otro. Seductores de ficción como el dr. House, mitómanos; timadores a gran escala, como Madoff; y perversos narcisistas. Personas inteligentes, cultas y famosas desfilan en su libro ante un análisis que nos hace reflexionar sobre las pulsiones humanas, sobre la pulsión de dominio en particular. Usted se pregunta si esos casos son excepcionales y dice que no. 

R: Lo que demuestro es que la perversión moral se ha relativizado y se ha banalizado. Cuando alguien se ha pasado, puede acudir a un abogado, que presentará el hecho como algo aceptable y luego irá a una agencia de comunicación que lo transformará hasta que aparezca de nuevo como la cosa más normal del mundo. Incluso, si me apuras, se presentará como víctima de lo que se le reprocha. 

P: Usted asegura que estamos viviendo en una época en la que se valoran las características de los perversos morales. ¿Podría hablarnos de ello? 

R: Para ser manipulador es necesaria la megalomanía, es decir, alguien debe sentirse importante. Luego está la seducción. Para abusar de alguien, se debe seducir. Además, hay que mentir para tapar la verdad. El manipulador debe usar a los demás y vampirizarlos. Finalmente, está la falta de escrúpulos. Paradójicamente, los criterios que hacen falta hoy en día para tener éxito en nuestra sociedad son muy parecidos. Cuando buscas trabajo, debes ser petulante, prepotente, seducir a los demás y mentir, o decir cosas aproximadas, pero que no se alejen demasiado de la verdad. Sabemos que la mayor parte de los currículos son falsos, la gente miente. Y cuando escuchas el lenguaje de los políticos y de los empresarios, ¿no están llenos de mentiras? Lo saben. 

P: Sí, lo sabemos. 


R: Por lo tanto, se banalizan esos comportamientos y nuestros hijos acaban pensando que son la norma para estar en la sociedad. 

P: Nos dice que hay un cambio de valores en la sociedad. ¿A qué se refiere con la "dominación suave" que nos tiene sojuzgados? 

R: Ahora no hay tanta dominación física, violenta, obvia, pero a través de buenas palabras, de ciertas promesas e ilusiones que crean, aceptamos lo que ellos quieran. 

P: ¿Cree que los financieros de los grandes grupos han ejercido un acoso moral que nos ha llevado a este estado de empobrecimiento? 

R: No usaré el termino de acoso moral, pero sí el de manipulación generalizada. Sí, efectivamente, hoy en día es lo que pasa, pero también recuerdo una frase del general De Gaulle, que decía que los franceses eran terneras, blanditos, que no reaccionaban. Yo diría que esos poderosos consideran que la sociedad, que el pueblo, somos ovejas que debemos seguir adelante sin preocuparnos, pero esto también da lugar a una reacción que genera violencia por parte del poder para impedir que la oveja piense. Creen que hay que callar a aquellos que denuncian la manipulación. 

P: Al final de la investigación nos revela que, pese a este panorama descorazonador, el estatus de víctima no es irreversible. ¿Cómo se puede afrontar? ¿Qué apoyo social puede darse? 

R: Primero, hay relaciones individuales de personas que cuando ven el abuso se dan cuenta de que no es normal. Yo creo que el hecho de haber revelado las acciones de ciertos banqueros y empresarios ha ido en esta dirección. Y esta crisis en la que nos encontramos también da lugar a reacciones, a revueltas y rebeldías. Bueno, claro, hay que cuidarse de que estas reacciones no lleven a extremismos, pero es necesario que la gente empiece a decir: “No, esto no, no paso por el aro, esto es inaceptable”.

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Comentarios

  • Muy interesante, nos abre un horizonte muy extenso en cuanto a relaciones, gracias por compartir estas enseñanzas.

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