El fin de semana pasado tuve la oportunidad de pasar unos días en casa de unos amigos en la Ciudad de  Guanajuato. Un lugar emblemático por su cultura y bello por todo lados. Sus calles empedradas, sus casas coloniales, sus plazas llenas de personas, de música, de arte. Un estado extraordinario, por su comida, por sus lugares, pero sobretodo por su gente.

 

Los mexicanos sobresalimos por nuestra hospitalidad, cuyas raíces vienen del griego y significan “amor, afecto o bondad a los extraños”, y del latín “hospitare” que quiere decir, “recibir como invitado”.

 

El origen de la hospitalidad es fascinante; en la antigüedad más remota, no había alojamientos abiertos al público, como ahora los conocemos, sino que antes,  cualquier persona que llegará a un lugar distinto de su hogar, no podía estar seguro que al llegar a un sitio nuevo tuviera un buen recibimiento. Por eso la hospitalidad es una gran cualidad que no se da en todas las personas, ni en todos los países.

 

Estamos acostumbrados a utilizar el término hospitalidad para describir una actitud abierta. La aplicamos  sobretodo en términos turísticos. Sin embargo, la hospitalidad es un termino muy amplio, que no sólo tiene que ver con la “acogida” que le da una persona a un extranjero, o un amigo, ya sea en el hogar, en la casa o inclusive en la nación o en su propia ciudad. Sino que va más allá. En términos más profundos, me permito retomar a uno de los filósofos contemporáneos más importantes de la historia: Jaques Derrida quien decía, que “desde el momento en que una persona se abre, para recibir a otro, ya está en una actitud hospitalaria”:

 

La pregunta es: ¿por qué es importante la hospitalidad en un país, en un estado, o en una ciudad, o en una nación?

 

Lo contrario a la hospitalidad da como resultado, el rechazo, la xenofobia, incluso la guerra.

 

La hospitalidad tiene que ver con la apertura, e implica que tienes una relación con él otro. Cuando existen dificultades para aceptar idelogías, razas, formas de vida, costumbres, o cualquier otro tipo de situación estamos evitando el contacto con los demás.

 

Cuando invitas a alguien a tu casa estas propiciando que haya hasta cierto punto una irrupción en tu intimidad, incluso voluntaria, en donde le das la oportunidad  al otro, de estar y entrar en tu espacio, lo cual requiere de una gran sensibilidad y respeto.

 

Por eso el hecho de los mexicanos seamos seres hospitalarios es una gran cualidad que hay que promover y sobretodo valorar.

 

¿Y tú eres una persona hospitalaria, abierta a conocer distintas formas de vida, de pensamiento, y de cultura?

 

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Comentarios

  • Muchas gracias por tu hermoso comentario, tienes razón! Saludos.
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