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Oír es percibir cualquier tipo de sonido a través del oído pero escuchar es poner atención o aplicar el oído para prestar atención a algo o a alguien. Por lo tanto, la acción de escuchar es voluntaria e implica una gran intención por parte de la persona a diferencia de oír, que, sin más, sólo percibe por el oído sonidos o palabras, es decir los que alguien dice, pero escuchar con los oídos de mi FE es poner atención a los mensajes de Dios, prestar atención al llamado de la ESPERANZA  virtud teologal que capacita al hombre para tener confianza y plena certeza de que algo ocurrirá o llegará. Durante mucho tiempo he intentado revestir de razón todo lo que me acontece, siempre una respuesta perfecta y correcta, insistentemente un acierto a cada acción, sin lugar a  dudas esto me ha llevado a innumerables frustraciones y un sinnúmero de inquietudes, últimamente situaciones no gratas a mi alrededor me estaban convirtiendo en un gran depósito de rabietas que sin temor a equivocarme sacaban ese lado obscuro como ser humano (que por supuesto no me gusta), irritada, agobiada, dispersa, enojadaaaaa, poco enfocada, etc, etc, etc.

Y este viernes santo al ir en el viacrucis de Jesús hacia la iglesia me pidieron que hiciera la lectura de la cuarta palabra y yo muy obediente como siempre dije CLAROO!, así que cuando ya estaba a punto de subir al micrófono, exclame Señor Jesús últimamente me he sentido muy inconforme con lo que pasa a mi alrededor y con mis seres amados y ya no me quiero sentir así, de modo que lo que TÚ me quieras decir con esta palabra yo la escuchare con mi FE y la obedeceré como TÚ me has enseñado, así subí y al empezar a leer sentí que mi corazón latía más fuerte, mis ojos lloraban sin control, mis dudas empezaban a recibir respuestas y yo sin poder detener mi llanto proseguí con mi lectura, así pude entender que el  “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?” no es sólo expresión de SOLEDAD sino que cuando nos encontramos al límite, y sentimos que ya no podemos mas, es cuando con mas fervor debemos postrarnos a sus pies y mirar al cielo, orando a Dios expresándole como nos sentimos con la certeza de que  El es nuestro padre de amor y de bondad  y nos da su consuelo incondicionalmente cubriéndonos con su paz. Escuche con los oídos de mi FE y deposite como siempre mi  confianza en él. El me ama, nunca lo he dudado, me mostró hermosamente como debo sentir su abrazo y guía constante. EL dijo nadie tiene más amor que aquel que da su vida por los que ama.      Habla de lo que sientes, aún cuando lo que sientas sea una profunda soledad. No calles. Has oración y pide con tu corazón, cuéntale tu situación, y te aseguro por Bendita experiencia propia que te responderá. El no  falla. Rompe el silencio y te habla de modo tal que tu FE escucha con atención y recibe la PAZ que necesita tu corazón.