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El ejercicio que te propongo a continuación está basado en el contenido del libro Las Princesas cumplen 30, 40 y más, que coescribí con mi colega y amiga, la psicóloga Laura Krieger, y que será publicado próximamente. No te lo pierdas! Mientras aparece en las librerías, me permito adelantarte un poco del contenido:

Vas a necesitar una pluma y un cuaderno. Apaga tu celular, es muy importante que en los próximos minutos nada ni nadie te interrumpa, pues vas a dar un paseo por adentro de ti misma y eso merece tu total atención, cariño y cuidado.

Observa tu respiración y toma conciencia de ella…checa tu cuerpo…siéntelo…si deseas cambiar de postura, hazlo…date cuenta si es que surge algún sentimiento y déjate fluir…observa cómo estás.

Imagina ahora que frente a ti hay un armario. Este armario tiene las características que tú quieras. Su tamaño, forma y color son los que tú decidas así como el material del que está hecho: es tu armario espiritual y hoy vas a hacer limpieza.

Ábrelo y mira lo que hay adentro.

Ahí guardas tus sentimientos, tus deseos, tus sueños, metas, recuerdos… todo lo que tu persona ha acumulado durante estos años de vida, durante cuatro décadas o más.

Observa lo que hay ahí adentro guardado…hay muchas cosas?...o son pocas?... ¿qué ves? ¿cómo te sientes con lo que ves?

Puede ser que encuentres ahí sueños que aún no se cumplen, viejos rencores, congojas no expresadas. O quizá, veas alegrías y momentos dichosos... tómate todo el tiempo que necesites para revisar, recordar, añorar, revivir.

Ahí está todo aquello que has venido almacenado en la vida, lo bueno y lo malo, lo útil y lo inútil, lo que sirve y lo inservible.

Respira y tomate el tiempo que necesites para responder a estas preguntas: ¿Hay algo de lo que no te quieres deshacer? ¿Qué no quieres perder? ¿Qué, de todo eso que hay en tu armario, necesitas todavía? Escribe:

Revisa si hay carga negativa en las cosas que deseas conservar. Es decir, si son cosas o sentimientos que te hacen daño, pero que te sirven para manipular a otros o para victimizarte.

Por ejemplo, si fuiste abandonada y sientes rencor contra esa persona o personas, estás en todo tu derecho de quedarte con ese sentimiento. Sólo te preguntamos ¿Todavía es útil para ti sentirte así o ya puedes soltar ese asunto y seguir con tu vida?

Revisa las emociones, los pensamientos y comportamientos del pasado y confronta cuáles te son útiles aún y sepáralos de aquellos que ya no quieres o necesitas descartar de tu vida. Este puede ser un momento para liberarte de todo aquello que te esté quitando la paz. Escribe de nuevo lo que sí estás lista para soltar.

Es hora de que hagas una lista de las características que te describen como una mujer de tu edad, talla y momento.

¿Cómo quedaría esa lista? Dicho de otro modo, ¿cómo quedaría tu armario después de la limpieza?

Piensa cómo te vas a deshacer de todo aquello que fuiste algún día, pero que ya no puedes seguir siendo (por ejemplo, quizá fuiste una joven tímida e insegura que con los años se ha convertido en una mujer cautelosa y observadora). Trata de describirte en una versión actualizada, con las características que deseas conservar. Acepta tus cualidades y también, tus defectos, porque no ha nacido la persona perfecta que no los tenga. Esos también merecen un lugar en tu armario, en el cajón de la ACEPTACIÓN

Por otro lado, analiza lo que quieres desechar, las características que ya no son de tu talla actual, y que ya puedes sacar de tu armario (demasiado rencor que sólo te hace daño, el miedo que no te deja alcanzar tus metas, por ejemplo).

Tómate los minutos que necesites para escribir dos listas, una llamada "Lo que deseo conservar" y otra "Lo que deseo desechar"

Revisar estos aspectos constituye un gran paso. Cada vez que sientas la necesidad, puedes volver a abrir tu armario espiritual y sacar, meter o cambiar lo que desees. Lo nuevo nunca llegará si lo viejo no le deja espacio. Los sentimientos petrificados que ya no te sirve sentir, le están quitando espacio a nuevas oportunidades en tu vida ¿Para qué te sirve guardarlos? ¿acaso no confías en ti y en el futuro? ¿No crees merecer el cambio y lo nuevo? Una cosa es cierta: si cada día le mandas a tu cerebro la orden de no cambiar y sentir temor y desconfianza ante lo novedoso, esto se traducirá en envejecimiento prematuro de tu cuerpo físico y en desventura y aridez para tu corazón.

Poco a poco, sin prisas, ve despidiéndote de la imagen de tu armario y regresa al aquí y al ahora.

Como sugerencia, también pueder abrir tu clóset de la vida real y hacer una depuración: todo aquello que no has usado en un año, mejor véndelo, regálalo o tíralo. Mueve la energía y pronto verás cómo nuevas cositas llegan a ti.

Bendiciones de amor, orden y luz!!!

Aurora del Villar