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Mi madre, de tez blanca que hacen que sus mejillas sean de color rosa, una mujer intachable y ama de casa incansable como la luz de la luna por la noche, tan tierna que me da vida, con una fortaleza avasalladora que abraza el hogar que formó junto a mi padre. La más bella si la pudieras mirar a través de mis ojos, como la joya más preciada que cuidas con fervor. Para llegar a su trabajo caminaba bajo las obscuras calles porque el amanecer aún estaba dormido, con el más pequeño de los hijos a cuestas, trabajadora de jornadas extenuantes en aquellas fabricas donde se le van los años, sus preciosas arrugas que muestran el madurar con dignidad y su rostro que aún levanta suspiros; con una sensibilidad que la hacía rodar lágrimas en sus hermosas mejillas por preocupaciones bastas, pero fuerte para que no nos demos cuenta cuando ella sufre, quisiera conservarla en una bóveda de cristal sin que nadie la dañe nunca. Es una mujer incansable y tenaz, con moral transmitida mediante el ejemplo entre lo tradicional y lo moderno. Con su inteligencia, tenía asesora en casa, las matemáticas, el dibujo y la escritura son su fuerte, ahora que lo pienso con mayor claridad, “lo de escribir” lo heredé de ella, con sencillez guarda sus escritos en lo más profundo de su corazón....CONTINUARÁ