LAS EMOCIONES PUEDEN CAUSAR DOLOR FÍSICO

Algunos dolores crónicos se originan por nuestro estado de ánimo, se pueden evitar con una actitud positiva, amor y fe.

Algunos dolores crónicos y molestias, como las lumbalgias, se originan en nuestro estado anímico. Nuestras creencias y el amor que recibimos pueden aliviarlos, y  el rechazo social y una actitud negativa pueden agravarlos o prolongarlos.

La expresión “me duele en el alma”, que empleamos para indicar que una determinada situación o hecho nos produce un profundo pesar, parece ajustarse bastante a la realidad. Las últimas investigaciones han sacado a la luz que la conexión entre la mente y el cuerpo es mucho más sólida de lo que se cree.

“El estado de ánimo de una persona se refiere a su alma”, según explica la doctora M Isabel Heraso, jefa de la Unidad del Dolor de la Clínica San Francisco de Asís, en Madrid (España).

Según esta anestesióloga, “algunos dolores pueden venir de un proceso puramente fisiológico, pero otros pueden tener un origen psicosomático, es decir que el núcleo del problema esté en la mente de la persona que lo padece, en su vida interior, en su estado anímico”.

Las emociones determinan el dolor crónico que se sufrirá

Las emociones de una persona determinan la probabilidad que tendrá de sufrir dolor crónico, según una investigación de la Universidad de Northwestern, UN, (Chicago, EE.UU), que revela las razones de que, tras sufrir una lesión similar, algunos individuos se recuperan sin volver a sentir molestias, en tanto que otros siguen adoloridos de forma permanente cuando su herida ya se ha curado.

Para estudiar las distintas respuestas dolorosas, los científicos efectuaron escáneres cerebrales a un grupo de cuarenta individuos que habían sufrido una lesión en la espalda y padecido un episodio de dolor lumbar de entre uno y cuatro meses.

Los expertos de la UN, dirigidos por el profesor de neurociencia Vania Apkarian, descubrieron que la respuesta emocional de cada persona a la lesión es diferente e involucra a la comunicación entre dos regiones cerebrales: la corteza frontal y el núcleo “accumbens”, un centro encargado en valorar e indicar al resto del cerebro cómo reaccionar ante los estímulos externos.

Los escáneres demostraron que, cuanto más se comunican estas regiones relacionadas con las emociones y la motivación, mayor es la probabilidad de que la persona desarrolle un dolor crónico.

“Una lesión por sí sola no basta para explicar por qué se siente un dolor continuo. El dolor crónico obedece a una combinación de la lesión con el estado emocional del cerebro”, ha explicado el profesor Apkarian.

Basándose en las pruebas que mostraban el nivel de comunicación entre la corteza frontal y núcleo “accumbens”, los especialistas de la NU lograron pronosticar, con un 85 por ciento de exactitud, quiénes desarrollarían dolor crónico. DA CLICK AQUÍ PARA SEGUIR LEYENDO.

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