LA TRAMPA DE LA ESPIRITUALIDAD

“Ser o no ser, esa es la cuestión” decía William Shakespeare por boca de Hamlet.

En las últimas décadas nos hemos visto invadidos por la moda de la espiritualidad. Se trata de algo enriquecedor para nuestro desarrollo interior, que nos lleva a mejorar como persona y a encontrar el equilibrio y la paz interna tan ansiada por muchos.

Desgraciadamente, ese desarrollo espiritual no siempre está basado en la coherencia interna, base principal para alcanzar dicha paz interior. En ocasiones la espiritualidad se queda únicamente en una fachada exterior.

Desarrollando nuestra espiritualidad podríamos llegar a interpretar que es más espiritual utilizar el transporte público, o la bicicleta, para desplazarte por tu ciudad o tu pueblo.

Desarrollando nuestra espiritualidad podríamos entender que ver la televisión genera confusión y caos en nuestro interior.

Desarrollando nuestra espiritualidad podemos tener claro que debemos evitar entrar en chismes o meternos en la vida de los demás.

Hacer yoga, hacerte vegetariano, comer exclusivamente alimentos orgánicos, dejar de utilizar bolsas de plástico, meditar, utilizar terapias energéticas, usar ropa desarrollada bajo principios éticos, hacer retiros, ayunos, leer libros sobre iluminación espiritual, etc., son muchos otros elementos que puedes tener asociados con el desarrollo de la espiritualidad. Pero no te engañes, el hábito no hace al monje.

Está bien que creas que todos, o algunos de estos caminos te ayudan a desarrollar tu lado espiritual, pero si juzgas a quien conduce su auto en lugar de ir en transporte público, a quien ve la televisión durante horas, a quien se pasa el día con chismes, o a quien su exceso con la comida le ha llevado a duplicar o triplicar su peso ideal, estás cayendo en lo contrario de lo que buscas.

La espiritualidad tiene que ver con uno mismo, no con los demás. Tiene que ver con la aceptación de uno mismo y de los demás. Tiene que ver con la eliminación de todo tipo de juicio. Y con la comprensión de que cualquier camino, con independencia del nivel de desarrollo espiritual que tenga, es perfecto para la persona que lo escoge.

Cuando juzgamos a los demás actuamos desde la creencia de que nuestra forma de entender el mundo es más correcta que la de los otros. Que nuestras creencias son mejores que las de los demás. En definitiva, que nos consideramos superiores. Y esta forma de ver la vida está totalmente reñida con la espiritualidad.

Desarrollar nuestro lado espiritual es importante y trascendente. Más deberíamos comenzar por entender que eso significa mirar hacia dentro de uno mismo, tomando perspectiva y aceptando la vida y a las personas como cada uno sea.

Si quieres encontrarte contigo mismo y con la paz y equilibrio que eso conlleva, evita emitir juicios o sentirte superior a nadie. Por ese camino estarás desarrollando tu espiritualidad consistentemente.

 

Ricardo Eiriz

Creador del Método INTEGRA®

Autor y conferenciante

Embajador de la Paz y la Buena Voluntad de San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México) ante la UNESCO.

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