LA MAGIA DE LA MENTE SUBCONSCIENTE

A través de la evolución se han desarrollado muchos sistemas adaptativos útiles que han guiado la conducta humana. Una de las conclusiones a las que se ha llegado es que el seguimiento de objetivos conscientes, las motivaciones, las preferencias, etc., todas se basan en la información de la mente subconsciente. El inconsciente reacciona biológicamente debido a los programas evolutivos que nos han permitido sobrevivir sin conciencia. Para comprender cómo decide el inconsciente, debemos tener presente una característica importante: La ilusión no existe

Para el subconsciente lo real, lo simbólico y lo imaginario es lo mismo. Nuestra mente subconsciente no puede diferenciar algo real de algo virtual. Cuántas veces nos hemos preocupado por nuestros hijos cuando nos despertamos a las tres de la madrugada y ellos no están en casa. Pensamos que les podía haber ocurrido algo, y nuestro cuerpo experimenta toda una serie de sensaciones. Estamos viviendo algo virtual, pero nuestra mente subconsciente no puede ver que no es real.

El ser humano tiene una gran capacidad de imaginar, es lo que mejor se le da a la mente consciente: viajar en el tiempo, recordar el pasado o desplazarnos al futuro. Mientras, nuestro subconsciente se ocupa de lo que sucede en el momento presente y no puede separar lo que ocurre de lo que imaginamos que ocurre; para el subconsciente es exactamente lo mismo.

Seguro que en más de una ocasión has ido al cine a ver una película de un determinado género y has experimentado emociones tales como miedo, que te hace estremecer, tristeza que te hace llorar o alegría inmensa que te hace reír y sollozar. ¿Quién activa esas emociones? Es más que evidente que las activa tu mente subconsciente dado que no diferencia lo imaginario de lo real.

Imagina que estás tomando una comida suculenta, saludable y exquisita y dices en voz alta «esta comida está de muerte». Si repites estas palabras unas cuantas veces terminará sentándote mal la comida. ¿Por qué? Porque el subconsciente es reactivo. Es decir reacciona, pero no razona. Conscientemente sabemos que lo que estamos comiendo es saludable y exquisito, pero el subconsciente crea el programa mental «esta comida está de muerte», se genera un pensamiento asociado a ese mensaje y finalmente terminaremos por sentirnos mal.

Veamos otro ejemplo: una persona va al doctor por una dolencia de estómago y el doctor le receta un medicamento diciéndole «tómese este medicamento que es bueno para las amebas». Nuestro hombre va a la farmacia a buscar su medicamento y el farmacéutico le confirma que ese medicamento «es bueno para las amebas». Finalmente nuestro hombre llega a su casa y habla con su esposa afirmando que el medicamento que le ha recetado el doctor «es buenísimo para las amebas». ¿Se curará esta persona? Si has respondido sí, te has equivocado. Lo que va hacer el medicamento es fortalecer las amebas. Sí, le saldrán “musculitos” a las flamantes amebas.                                

Te pido que hagas el siguiente ejercicio: pon tu mano derecha a la altura de tu boca y repite en voz alta «estoy chupando limón» al menos seis veces. ¿Qué ha sucedido? Que estás salivando. Pero, ¿quién activó tu mecanismo de salivación, tu mente consciente o tu mente subconsciente? Está claro que la activo tu mente subconsciente, ya que tu mente consciente –que es activada por la razón y por los sentidos- no ve limón, no toca limón, no huele limón, no siente el limón en tu mano.

Imagina por un momento que todos los días, cuando te levantas y cuando te acuestas, repites varias veces en voz alta: «yo soy un ser poderoso y exitoso». Es evidente que si sugestionas a tu mente subconsciente con esta frase, algo cambiará el tu vida, ya que esa parte de tu mente no es capaz de diferenciar lo real de lo imaginario.

Tal como apuntaba Don Facundo Cabral con mucho criterio: «no digas no puedo ni en broma, porque el subconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes».

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