La infidelidad es un acto que se vive como una traición a la relación y a la vida personal. También al proyecto de una vida de a dos. Las razones son variadas y múltiples. No existe una causa única que lleve a la infidelidad, es decir, se conjugan varios factores para que se establezca el acto infiel.
Desde mi punto de vista la fidelidad o infidelidad de una pareja es más bien una elección personal. Aún cuando se atribuye a situaciones de desamor, de no atención, de ir a buscar afuera lo que no encontramos en la vida en pareja. Algunas parejas cuentan con una extraordinaria relación de pareja y sin embargo, por ahí, tienen una relación de infidelidad ocasional.
También es cierto que puede ser la excitación de la experiencia, dar una motivación más a la vida, sentirse atractivos y además estar en la situación de un cambio. Lo cual significa que la vida en pareja no está siendo lo suficientemente atractiva, y no solo en el plano sexual, para llenar necesidades de ambos. No solo de la pareja infiel sino de los dos integrantes de la pareja. Quizá necesitan un cambio. Este cambio a veces es muy drástico. En otros momentos se reconcilian y marcan un antes y un después.
Por regla general la infidelidad se vive como un acto de traición. Se traiciona el vínculo, la pareja, la unión, la vida en común y son heridas que desencadenan en odio, traición, deseos de venganza. Las emociones que desata son perturbadoras y muy confusas.
Parece que actos inocentes están en relación directa con este tipo de experiencia. El arrepentimiento, en algunos, toma lugar, en otros, ni siquiera vuelven a las andadas uno y otra vez y de esta manera la relación afectiva está en constante conflicto.
Un miembro de la pareja es un infiel recurrente y el otro se da a la tarea de seguirlo, perseguirlo, desconfiar, mostrarse inseguro, pero no se dejan y así durante toda la vida de esa vida en pareja. Las infidelidades y sus conflictos se convierten en el estilo de vida.
La vida amorosa es un compromiso también de fidelidad, sobre todo, en parejas que así lo han decidido. Y no por haberlo hablado sino que se da por hecho. Se cree que nuestra pareja o nosotros mismos, jamás lo haremos, pero sucede y con gran frecuencia.
Los estragos de la infidelidad se depositan en el alma, en la unión, en la relación y cimbran la confianza, la vergüenza y la humillación. Sentimientos que recorren una y otra vez el camino hasta que finalmente se superan. Todas las personas que han vivido una situación de esta naturaleza, no vuelven a sentirse seguros. La confianza tarda tiempo en restaurarse.
En cierto sentido solo la manera de encontrar un diálogo abierto y franco es la única posibilidad de poder ir superando esa herida que no deja de sangrar, y por momentos, de punzar.
Emprender una comprensión clara del problema y de los motivos que llevaron al acto infiel es el primer paso para superarlo. La sinceridad en estos diálogos es un ingrediente indispensable para que se atemperen los sentimientos.
El que ha sido traicionado querrá saber el por qué. Insistirá una y otra vez para saberlo. Tal vez nunca lo sepa. Pero su mente necesita claridad y su corazón paz. Una pregunta recurrente. Ninguna respuesta será satisfactoria. Nada logra calmar desde la razón su existencia herida y maltrecha.
Acudir a una psicoterapia es lo indicado, emprender un camino de desarrollo personal. Leer libros sobre el tema y sobre todo paciencia en el proceso.
Cómo Recuperar la confianza en el amor es un material que te ayuda a sanar esas heridas, pero sobre todo a recuperar la confianza en tu propia autoestima.
Gracias por leerme, mi misión es la calidad de vida emocional.
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Comentarios
Excelente artículo, creo que la infidelidad es parte de los valores, cuando uno sabe lo que quiere y necesita no podemos buscar en otro lado si lo tenemos dentro de nosotros, en lo personal no perdono la infidelidad, me parece de lo peor en una relación de pareja, lo digo al principio de una relación por lo tanto no hay vuelta atrás cuando me pasa esto. Alejarme sin decir adiós es lo ideal para mi.