LA COMPASIÓN. UN ARMA DE DOBLE FILO

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Cuántas veces no habremos oído que desarrollar la compasión es un gran camino para elevar nuestra conciencia y convertirnos en mejores seres. El camino budista nos lleva por esta senda, y no voy a ser yo quien diga lo contrario. Ahora bien, hemos de entender correctamente qué es la compasión, ya que la compasión mal entendida nos lleva por el camino opuesto.

Para comprender esto hemos de tener claro que cada nivel de conciencia está asociado con una determinada vibración energética, y que elevar nuestra conciencia significa elevar nuestra vibración energética.

Asimismo, cada emoción se caracteriza por vibrar en una determinada frecuencia energética. Las emociones negativas como la vergüenza, la culpa, la apatía, el sufrimiento, el anhelo, o el odio, vibran en frecuencias muy bajas, mientras que las emociones positivas como el amor, la paz, la aceptación, o el perdón, lo hacen en frecuencias elevadas.

Si entendemos la compasión como el sintonizar con el sufrimiento de la otra persona, únicamente para compartir dicho sufrimiento, lo que hacemos en realidad es ponernos nosotros mismos a resonar en la baja frecuencia de las emociones que esa persona está sintiendo. Esa es la compasión mal entendida, la que nos lleva a vibrar en frecuencias más bajas, y consecuentemente a descender en lo que a nivel de conciencia se refiere.

Cuando vemos a alguien sufrir, y nos ponemos también nosotros a sufrir acompañándolo en su desgracia, al contrario de lo que creemos, lo estamos perjudicando a él y a nosotros mismos. Lo que hacemos es amplificar y reforzar la energía en la que esta persona está vibrando. Estamos ayudando a que sus sentimientos se prolonguen en el tiempo, y estamos bajando nuestro nivel de conciencia. 

La compasión, al igual que la empatía, no pasa por sentir lo mismo que la otra persona, sino por ser consciente de sus sentimientos y actuar en consecuencia. Cuando vemos a alguien sufrir, debemos comprender su sufrimiento y aceptarlo, pero no compartirlo. Debemos ser capaces de mantenernos centrados en nuestro propio equilibrio interior, sin dejarnos arrastrar por las emociones que dirigen la vida de esas personas, y desde ahí tendremos la capacidad de ayudarle.

Imagina por un momento el día a día de la Madre Teresa de Calcula (o de cualquier otro de los miles de seres tremendamente especiales que afortunadamente nos acompañan), rodeada de dolor y sufrimiento, con una compasión desbordante, que le llevó a dedicar su vida a aliviar el sufrimiento de los demás, siempre desde su centro, vibrando intensamente en emociones como la paz y el amor. La Madre Teresa, al igual que todos aquellos que dedican su vida a ayudar a los demás, no se dejaba llevar por las emociones y sentimientos de los demás, ya que de haberlo hecho, no hubiera podido ayudarlos.

Si queremos ayudar realmente a otros cuando lo están pasando mal, lo que debemos hacer es acompañarlos vibrando con intensidad en energías elevadas, vibrando en el amor, la serenidad, la comprensión, la aceptación, la confianza,… y respetando que cada uno es libre para decidir y seguir su propio proceso de aprendizaje y desarrollo.

 

Ricardo Eiriz

www.eiriz.com

www.metodointegra.com ;

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Comentarios

  • Interesante, gracias!!
  • para mi la compasión es ayudar al otr@, apoyarlo en lo que requiere, y me es muy fácil al ser empatica, muchas veces las personas me platican sus situaciones y termino llorando como Magdalena, sintiendo lo que les aflige, es fácil abrazar y dar aliento para quien así lo requiere, secarse las lagrimas y planear otros panoramas, y muy cierto y tan real como la vibración en amor.

    Por muy mal que alguien la este pasando, y por mas que lamentemos las situaciones por las que nuestros seres queridos atraviesan, y en ocasiones los acompañemos en su dolor,  solo es pedirle al ser supremo que nos creo, que ilumine su camino, y pedir por ellos envueltos en la luz que nos creo, eso me conforta a continuar con lo que cada quien ha elegido y decidido. Saludos y bendiciones.

  • Las emociones en realidad son frecuencias que están en constante  movimiento, por lo tanto podemos pasar de estar en gozo a tener miedo, o incertidumbre y hasta éxtasis en fracciones de minutos, para eso fueron hechas para detectar lo que se siente, vibra, el ser compasivo surge cuando hemos logrado estar en estados permanentes de presencia, de empatía, de paz y esto es en realidad el reto...ahí ya no hay juicio, solo se vive y percibe desde el alma/espíritu...y no se necesita ser un monje pero si meditar (entrar en uno para estar con todos)saludos y bendiciones.

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