¡JÚRENME QUE NO ES UN SUEÑO!

Aguantando el expirar de un ciclo de 12 años de gobiernos ingobernables, tampoco ansiaba ir al encuentro de seis años bajo la Presidencia de Enrique Peña Nieto, y un PRI que desde el Congreso ya había dado muestras de su decisión de transitar sus iniciativas ultra-preferenciales como aplanadora.
Pero la noticia de la existencia de negociaciones entre líderes de los principales partidos políticos para consolidar un "Pacto por México" -algo así como los Pactos de la Moncloa de la España post franquista- me ha dejado sin habla.
Reconocer la existencia de líderes políticos visionarios dispuestos a dejar a un lado sus diferencias, que están trabajando en conciliar un proyecto de nación: una visión del país que anhelamos, un mapa con una ruta trazada para alcanzar el objetivo y fechas por cumplir, me deja sin aliento de la expectación. Muchos lo reclamamos desde la sociedad civil y agrupaciones sociales; lo demandaron reconocidos personajes de la vida pública mediante desplegados; y lo impulsaron relevantes políticos a través de iniciativas impulsando los "gobiernos de coalición".
Y la agenda que se ha dado a conocer no escatima: los ejes del Pacto abordan acuerdos para una sociedad de derechos; el crecimiento económico, el empleo y la competitividad; la seguridad y justicia; la transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción; y la gobernabilidad democrática. Particularmente, en telecomunicaciones y competencia proponen lo increíble:
El fortalecimiento de la Cofeco; tribunales especializados en competencia económica; el derecho al acceso de banda ancha; y medidas para evitar que las empresas del sector eludan las resoluciones del órgano regulador. El reforzamiento de la Cofetel; la creación de una agencia digital; la licitación de una red de servicios de telecomunicaciones; la licitación de nuevas cadenas nacionales de TV abierta; y el crecimiento de la red de telecomunicaciones de la CFE.
Pero ya entrados en gastos, no puedo evitar pensar que, en lo particular, son omisos en algunos puntos que deben ser parte de la agenda de telecomunicaciones, y que son imprescindibles hasta para lograr los objetivos:

1. La creación de una cadena nacional de televisión pública -no estatista-, destinando los medios de comunicación del Estado que recientemente fueron aglutinados en el "Organismo Promotor de Medios Audiovisuales" (OPMA) por decreto. La cadena pública se regiría por un consejo ciudadano de reconocidos expertos, responsables de garantizar una línea editorial de contenidos culturales, educativos e información objetiva y realmente democrática.
2. Reformar la Ley Federal de Telecomunicaciones, para evitar conflictos en cuanto a la prohibición de "trato discriminatorio", estableciendo plazos y condiciones para que los concesionarios de televisión de paga asignen un canal de televisión a los medios informativos que se los soliciten, en los mismos términos que los conferidos a otros, como por ejemplo: Grupo Milenio, Grupo Fórmula y Efekto TV.
Esta reforma aclaratoria, permitiría que el 44 por ciento de los hogares mexicanos, que hoy cuentan con suscripción a servicios de televisión de paga, puedan acceder a contenidos informativos de fuentes no alineadas a la línea editorial de las actuales televisoras, garantizando la pluralidad mediática.
3. Aprobar la iniciativa de reforma a la Ley de Radio y Televisión, para garantizar el derecho de casi la mitad de los hogares del país de recibir las señales de televisión abierta en forma gratuita, aunque se reciban a través de un concesionario de televisión de paga.
4. Fijar la fecha de diciembre de 2015 como inamovible, para llevar a cabo el apagón analógico en televisión. Esto permitirá recuperar frecuencias subutilizadas, que podrán ser licitadas a nuevos operadores de servicios de banda ancha.
5. Fijar la obligación de Cofetel a desarrollar, ejecutar y cumplir un Plan de Conectividad Universal, que proponga la visión del sector en materia de conectividad digital a 10 años, y trace la ruta para conseguirla. Este Plan tendría que garantizar para toda la población:

· La inversión para el desarrollo de la infraestructura indispensable;

· la accesibilidad a dispositivos para la conexión a las redes de transmisión;

· la difusión de contenidos de interés a las distintas poblaciones del país; las acciones indispensables para capacitación en el uso de las tecnologías; y

· el desarrollo de aplicaciones que detonen el crecimiento económico, la educación, la salud, los servicios a la ciudadanía, entre otros.
Si esto no es un sueño, al cabo de todo prometo colgar los tenis y poner una fondita en alguna playa perdida del Pacífico, porque mi trabajo está hecho. Entonces me pondré de nuevo a soñar.

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