¿Importa de donde vienes?

El día de hoy viajo a Hermosillo Sonora. Escribo desde la sala de espera… Espero mi vuelo. Estar esperando y viendo a tantos viajeros, solo me trajo a la mente, la melancolía de volver a las raíces y lo que esto significa. Vivimos en un mundo tan agitado que, difícilmente, nos paramos a pensar de donde venimos. Normalmente pensamos a donde vamos. Y esta pregunta es tan extensa como plantearse las metas del año, como plantearse el giro que dará tu vida. ¿A donde vamos? Resulta patético pensar que solamente podemos imaginar el futuro sin poder hacer una remembranza de nuestros años pasados. Pensar de donde venimos en ocasiones es mal interpretado como “ver hacia atrás” y dice el dicho que “patras ni para agarrar impulso”… yo lo veo mas bien como el nunca olvidar de donde venimos, eso siempre nos puede dar la perspectiva y la fuerza para saber hasta donde podemos llegar. Por que pensemos un poquito, por algo existe la evolución no nada mas de las especies, sino también del comportamiento humano. Pero siempre tendremos las bases que nos hacen haber evolucionado en comportamiento, costumbres y metas, hasta estar donde tenemos que estar. Una estructura jamás será sólida si tiene cimientos débiles. (no soy ingeniero civil, pero creo saber un poco de cimientos).A mi me gusta recordar de donde vengo. Por que vengo de una cultura del esfuerzo, de una cultura de amor y respeto por los demás así como por uno mismo. Vengo de la “tierra caliente”. Vengo de donde se come carne asada con tanta familiaridad como en donde otras partes se comen tacos de canasta y tortas de tamal. Vengo de un lugar en donde a donde llegues, siempre encontraras un lugar extra en la mesa y un abrazo calido de bienvenida. Vengo de la ciudad del sol. Vengo de un lugar donde no llueve y eso, créanlo o no, nos hace mas fuerte… vengo de donde el cielo se pinta de colores, como si fuera un lienzo donde Dios, aprovecha desde el sol, las nubes y hasta el viento caliente, para hacer sus mas maravillas obras de arte. Vengo de donde pasearse en catedral por las tardes es una delicia, eso si, no puedes dejar de sentarte a ver como llega la noche y el clima se torna unos grados mas agradable… vengo de donde toma cerveza a cualquier hora en días de calor, es lo mas natural del mundo (¡y todavía hay quienes se maravillan de países Europeos que beben cerveza hasta en los restaurantes de comida rápida!)… vengo de esta tierra donde las mujeres son independientes, fuertes, de carácter, “calzonudas”… vengo de donde el desierto se junta con el mar, donde la sierra le canta a sus cerros nevados y de donde el valle brinda las mejores frutas de temporada… vengo de Sonora.porque no le tengo miedo a “la gran ciudad”. ¿Por qué? Por que todavía creo en la gente. Por que estoy segura que, parte de que no me hayan pasado percances que lamentar, aquí en la que hoy es mi ciudad, depende principalmente a que, primero, no ando en lugares donde no se debe, y segundo, porque mi tierra, me enseño a tener la mejor actitud siempre, a dar una sonrisa, a platicar con todo mundo, desde el taxista, hasta el señor que te esta preparando tus taquitos al pastor (si, esos de las tortillas chiquititas)… mi tierra me enseño a confiar en la gente. Y si tratas como te gustaría que te tratasen, como dirían en Hermosillo “ya la hiciste”. Y vuelvo al comienzo de esto, regresar a tus raíces. Volver a sentirte niño de nuevo. Aun cuando las calles se vean chiquitas, aun cuando los colores de tu ciudad no los veas con la misma nitidez, espera un poco… seguro llegaran de nuevo. Concéntrate y seguro podrás oler de nuevo las tardes de otoño de tu niñez. Cuando jugabas en la calle con tus amigos. Las frescas mañanas de ir a la escuela… ¿cuánto hace que no recuerdas tu pueblo? La calle que te vio crecer, tus vecinos, las anécdotas de tu adolescencia. Los árboles que tanto te vieron caminar. ¿En que momento, dejamos de lado recordar, esos momentos tan maravillosos que nos hacen ser lo que somos ahora, por atormentarnos por el trafico, los deadlines espantosos de nuestros respectivos trabajos, las prisas, la contaminación, la situación política, social, cultural y económica del país?. Estos días que estaré alejada de la ciudad de México (no me lo tomen a mal, amo la ciudad de México), pero estos días me servirán para re-plantearme en donde estoy parada, que tan lejos he llegado y cuanto mas quiero seguir avanzando. Y no tienes que ir a donde naciste o creciste para lograrlo. Créanme, por las tardes, cuando salgo a caminar con Lola, siempre pienso en cuantos pasos se requiere dar para estar parados en donde estamos ahora.Existe una tradición en México, que por razones de avances tecnológicos y médicos ya no se practica, pero antes, se enterraba el ombligo de los bebes cuando se desprendía. Lo enterraban en donde estuvieses, de esta forma, siempre tendrías un lugar a donde regresar. Pobres bebes modernos que ahora tienen sus cordones congelados por si acaso en un futuro las células madres pueden salvarlos de una enfermedad. Mírenme a mi, ya crecidita (¡no se rían!) y mi cordón se lo comió una rata en el rancho de mis abuelos. Quizá por eso me ha costado tanto trabajo encontrar donde debo estar, porque mis células madres terminaron en la panza de una rata de campo. Pero eso si, aun cuando nunca se haya enterrado, se donde están mis raíces, y siempre vuelvo a ellas. Eso se lleva en la sangre.¿Se acuerdan de las escrituras bíblicas? Cuando se referían a tal o cual personaje, siempre se decía el nombre, la tribu a la que pertenecía (ósea el apellido) y luego el lugar de donde venían. Yo podría decir entonces: Claudia de la tribu de los Orduño de Hermosillo Sonora. Ahora entiendo porque algunas señoras de “sociedad” les da por hacer las entupidas peguntas de: “¿y de donde es tu apellido?” “¿y de que parte de la ciudad eres?” “¿ no conoces a la familia fulanita de tal?”… ahora entiendo, es identificar. Uno de mis muy queridos y mejores amigos y de las mejores personas que he conocido, Omar (omito su apellido para no sonar como señora de sociedad. ¡Ja!) encontró la mejor respuesta a estos cuestionamientos, se las paso: primero, digan los apellidos del papa y de donde viene, el lugar. Luego los apellidos de la mama y de donde viene. Ya lo comprobamos. Una vez que se nos ha identificado, ya no habrá mas molestias al respecto. Los perros huelen a otros perros para “identificarse” ( y para otras cosas también) y los humanos hacemos preguntas como estas para ponernos la etiqueta ¿o no?. Yo me tope con alguien el fin de semana que hacia unos meses atrás, me había hecho unas preguntas muy incisivas en una cena. Tales como: “¿y de donde es tu apellido eh?” “Ah de Sonora. Mira. Niña de familia entonces”. Créanme que me tomo alrededor de tres meses poder tener a esa persona de frente de nuevo y entonces, a manera de, dadas las circunstancias, quedar bien de nuevo, trato de explicarse sobre sus incisivos cuestionamientos. “No es que, ¿la gente del norte son muy sinceros verdad?” decía, mientras yo sonreía por dentro. Pero, siendo totalmente honestos, es cierto. Saber de donde venimos es como los perros que se huelen entre si, es saber que marco histórico y cultural traemos. Así como para los negocios debemos conocer los modos y costumbres de con quien estamos negociando (bendita globalización) así mismo es con el diario convivir. Quizá yo no sea la fiel representante de la cultura sonorense, pero si disfruto mucho la diversidad cultural de cada lugar. Es todavía impresionante para mi, como siendo un mismo país, hablemos diferente idioma. Es fascinante. ¡Ah! Pero es de todos conocidos que si nos encontramos con gente del mismo estado o del mismo país, estemos donde estemos, se rompen las barreras de regionalismos y entonces pareciera que Mexico no tiene fronteras ni estados ni costumbres diferentes. Los mexicanos somos los únicos que nos emocionamos sobremanera, y sentimos un nacionalismo impresionante. Mexicano que se encuesta a Mexicano en el extranjero, hace que México sea una sola “tribu”. No me digan que nunca en la vida no se han encontrado a un mexicano en otro país, y entonces, aun sin conocerse, la emoción se convierte en un patriotismo que termina casi casi en entonar el himno nacional estés donde estés. Orgullosamente si les digo que si me encuentro a un sonorense en al ciudad de México, de perdida la barca de Guaymas si me la canto. A mucha honra.De verdad te exhorto a analizar un poco de donde vienes. Creo que podrás encontrar el momento adecuado para tomarte un tesito o cafecito y sentarte a recordar. Dicen que recordar es vivir. En estos tiempos, recordar, para mi, es ¡cargar pilas!. Si al final de que leas esto, logre que te acordaras hasta del señor de la tiendita de la esquina, créeme que me dará un gusto enorme. Estoy segura que lograre arrancarte un suspirito de nostalgia. Mas no te pongas melancólica, suspira, sonríe y sigue caminando. Ese suspiro y esa sonrisa, fueron al menos dos rayitas mas de “pila”.Y entonces, aquí me encuentro sentada rodeada de recuerdos, rodeada de historias, rodeada de mi tierra. Alrededor la gente se apresura a tomar sus vuelos. Y así lo hago yo también. Sin embargo, no puedo evitar preguntarme, si todos los viajeros tendrán estas mismas remembranzas de su tierra, de sus historias, de sus vidas. Quisiera pararme y preguntarles a todos de donde vienen, y no a donde van… y debo admitir, a algunos se les nota en el rostro… como a mi, que no puedo ocultar el enorme orgullo, gusto, felicidad y emoción que me da regresar a mi Hermosillo querido, aunque sea por unos días. Se me nota el Sahuaro en la frente. Lo porto con orgullo. Si todos portásemos nuestra “regionalidad” con orgullo, créanme que se nos abrirían mas puertas. Yo culpo a eso el hecho de tener la llave para muchas de ellas, y para el corazón de la gente maravillosa que me ha sabido brindar ese calor de hogar que tanto me reconforta. Quizá por eso he podido encontrar en la ciudad de México mi segundo hogar, por su gente maravillosa. Pero con todo eso, créanme , ¡muero de ganas de estar en mi tierra! abrazar a mi gente, pasear por sus calles y sentir su sol en mi piel. Como diría el dicho: de eso pido mi limosna.septiembre 29, 2010Aeropuerto Internacional de la ciudad de México.Lee mas de Todo sobre las mujeres enwomanandissues.blogspot.com
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Comentarios

  • Hola Claudia es la primera vez que te leo y me gusto mucho tu articulo,¿de donde vengo?,estaba aqui en mi casa un poco triste,un poco desesperada porque hace 8 dias me rompi el brazo derecho y eso me hace depender de la gente,aún no me acostumbro a usar con eficiencia mi mano izquierda,pero bueno volviendo a lo que escribiste, empece a recordar de donde vengo y vinieron a mi mente un gran número de recuerdos que me hicierón poner de buen humor y sentirme agradecida con la vida,de todo lo bueno que tengo y ahora con mi brazo roto,tengo más tiempo para leer,para recordar,para meditar,para descubrir nuevas capacidades,como usar más mi brazo izquierdo,,ahh que bella es lavida,gracias por tu articulo,te envio un gran abrazo y que todo vaya bien en tu vida
  • QUERIDA CLAUDIA... GENIAL REFLEXIÓN!!! VOY HACIA MIS ORÍGENES... MUCHAS GRACIAS. *GENA.
  • Las ganancias y pérdidas que una vez pareció tan importante se desvanecerá.
    No importa de donde vienes o qué lado de las pistas que vivió en al final.
    No importa si eran hermosas y brillantes.
    Incluso su género y color de la piel será irrelevante.
    Entonces, ¿qué importa? ¿Cómo será el valor de su día se mide?
    Lo que importa no es lo que compró, pero lo que de construcción;
    no lo que tienes, sino lo que le dio.
    Lo que importa no es su éxito, pero su significado.
    Lo que importa no es lo que has aprendido, sino lo que te enseñaron.
    Lo que importa es todo acto de la integridad, la compasión, el coraje o el sacrificio que enriquecieron, facultados o animado a otros a imitar su ejemplo.
    Lo que importa no es su competencia, pero su carácter.
    Lo que importa no es cuánta gente te conocía,
    pero ¿cuántos se sienten una pérdida duradera cuando te has ido.
    Lo que importa no es su memoria,
    pero los recuerdos que viven en los que te amaba.
    Lo que importa es cuánto tiempo será recordado, por quién y para qué.
    Vivir una vida lo que importa no sucede por accidente.
    No es una cuestión de circunstancias, sino de elección.
    Elige entre vivir una vida lo que importa. .
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