Martina Cielo
Para algunas mamás, los primeros pasos rumbo a la autonomía de su hijo no siempre equivalen a una experiencia feliz y placentera, y es que no es necesario que un chico decida formalizar una relación de pareja, comenzar una familia, o que haya iniciado su sus primeros pasos rumbo a su autonomía, para que se comience a ausentar de casa.
La psicoanalista Jenifer Linda Salinas Rodríguez explica que, por lo regular esta situación se presenta cuando el hijo es adulto joven es decir, se encuentra entre los 18 y 30 años de edad, y la mamá quien está en edad madura y es productiva, tiene deseos de seguir no sólo adelante con el proyecto familiar y dar respuesta a la demanda de que su hogar, también posee energía y capacidad para hacerlo, por lo que empatar este escenario con los cambios en la dinámica con sus hijos representa un ajuste emocional para los que no necesariamente está preparada.
Errores comunes
La especialista comenta que cuando el hijo comienza a ausentarse de casa, la madre puede vivir emociones encontradas y pensar que algo le “falta” a su hijo, como pueden ser madurez, dinero o conocimientos suficientes, entre otros más, y esta situación se presenta como primera respuesta al cambio que se presenta y agrega que: “La mamá puede sentir tristeza, angustia, enojo y celos, asimismo de manera paralela, alegría, orgullo y confianza, aunque esto parezca contradictorio, afecta emocionalmente a su hijo y puede generarle inestabilidad”.
La experta recomienda evitar a toda costa, reproducir ciertas conductas que pueden lastimar y entorpecer el crecimiento de su retoño como son:
- Chantajear y/o manipular con el fin de que actúe del modo en el que ella espera.
- Demostrar inseguridad o ser aprensiva en relación a las decisiones que él asuma.
- Expresar que no hay mejor lugar para el bienestar de su crío que estar a su lado.
- Competir en el plano afectivo con amigos y/o pareja.
- Hacerle sentir que ella es indispensable para su bienestar.
¿Qué hacer?
La psicoanalista afirma que, es posible que esta nueva etapa en la dinámica familiar no equivalga a una experiencia lastimosa y recomienda para lograrlo:
Respecto a su hijo:
- Jamás intentar ser su “amiga”, pues la figura de autoridad que ella representa les permitirá a ambos tener control de situaciones indeseables o problemáticas.
- Tener convivencia cercana y acordar momentos que sean inamovibles para estar juntos.
- Vivir con respeto las decisiones que tome y que van en relación a la distribución de su tiempo y agenda.
Y respecto a ella:
- No descuidar los gustos y actividades personales.
- Emprender un trabajo de autoconocimiento para tener claros los deseos, aspiraciones y anhelos que se tienen, así como los talentos con los que se cuentan para lograrlos.
- Buscar actividades que impliquen satisfacción.
- Cultivar vínculos afectivos.
“Me gusta decirle a cada mujer que atraviesa este proceso, que puede liberarse del dolor por medio de hacer consciente lo inconsciente, es decir, darse cuenta de las razones por las que se siente así, si la causa es que su hijo no está presente, o se debe a la pérdida relativa del control sobre la dinámica familiar, entre muchas otras posibles causas de su estado de ánimo. Siempre es recomendable recibir ayuda profesional para evitar que la situación se vaya de las manos y que, un proceso natural y esperado, se convierta en una etapa llena de dolor”, concluye la experta.
Cuando una mamá tiene la fortuna de ver crecer a su hijo, también tiene la valiosa oportunidad de hacerlo junto a él, así como de vivir cada etapa de su desarrollo e independencia, como un logro que ambos merecen celebrar.
Para leer:
- Vivan los cuarenta, no te compliques la vida y sé feliz, Shane Watson, Editorial Debolsillo.
- El lado profundo de la vida, cómo afrontar y superar las crisis personales, Walter Dresel, Editorial Planeta.
Colaboración Fundación Teletón México
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