Grandeza de mujer

Estas importantes celebraciones, son además, una buena coyuntura para repasar nuestra historia, tanto por los logros obtenidos como por los rezagos que deben cumplirse.Y momento para recordar a grandes mujeres que fueron fundamentales en la construcción de Mexico y de alguna manera llamados a la unión de nuestro género, en el sentido de que juntas profundicemos en nuestra conciencia e identidad.Un reencuentro con quienes piensan como nosotras, han luchado por los mismos objetivos, y garantía, así sea simbólica, de que no estamos solas.Por eso, para edificar el futro es indispensable conocer el pasado.Nunca hemos anhelado dividir al mundo en géneros, nuestra eterna aspiración es vincular la justicia con la equidad, pues ya no se puede concebir a ninguna nación, sin la participación igualitaria y abierta de ambos sexos. Hoy como ayer, nuestro propósito es claro: exigir iguales oportunidades.La construcción de la sociedad es tarea de todos, y el concepto oscurantista y feudal de la mujer relegada y discriminada pertenece a un pasado al que nunca volveremos. No se trata de que se reconozcan nuestros derechos constitucionalmente, sino de que en la realidad las oportunidades fluyan igualitariamente. Basta ya de una sociedad machista y discriminatoria. Estamos obligadas y obligados a reconstruirla sobre la base de la complementariedad. La primera asignatura es que hombres y mujeres podamos por igual acceder a la administración pública, a la investigación científica, a la vida cultural y a todo tipo de tareas dignas y constructivas.Resulta pues una tarea indispensable revisar la vida de esas mujeres que participaron en ese México independiente y revolucionario.Hoy quiero hacer referencia a Virginia Ayala, quien nació el 8 de septiembre de 1898 en Sabinas Hidalgo, Nuevo León. Una mujer destacada por su labor altruista dedicada a los que menos tenían. Sabemos por la historia que era la tercera hija de una familia de seis hermanos. Estudió hasta sexto año de primaria y contrajo nupcias con Antonio Garza. La labor que desarrolló como benefactora es de un enorme valor humano y de gran trascendencia, pues con su patrimonio costeó los estudios a muchas niñas y niños, que no contaban con las posibilidades económicas para poder adquirir conocimientos. Además, esta labor no quedó sólo como una labor aislada y personal, sino que extendió a otras a través de la fundación de distintos organismos que trabajaban por “el bien del prójimo”. De esa manera tan loable, fundó la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material; y también el Club Social La Orquídea que se dedicaba a estas labores de beneficencia pública.Una de las más importantes mujeres al aplicar desde ese entonces una política de solidaridad. De igual manera, existieron otras, que con gran bondad la habían precedido en el afán de compartir, pero Virginia fue la heredera de ese espíritu de compartir con los otros, a la búsqueda de una equidad social.Un ejemplo es el de Doña Leonor Gómez de Castro que benefició al estado en el siglo XVIII. Su testamento, de 6000 pesos se orientó a mantener a maestros que enseñaran gramática y formaran a quienes quisieran dedicarse a una carrera literaria. Con ese donativo se creó también un seminario que empezó a funcionar en 1773 y que formó grandes hombres en el Estado de Nuevo León, como José Bernardino Cantú y sobre todo el padre fray Servando Teresa de Mier.Pero regresemos a Virginia Ayala, quien murió un 14 de enero de 1988 en Sabinas Hidalgo, y tuvo la satisfacción de recibir como reconocimiento por su generosidad, el que el hospital regional llevara su nombre desde 1985.Importante, en todo caso, seguir esos ejemplos tan conmovedores, pues en el México actual, existen todavía casi 20 millones de seres que viven en la pobreza alimentaria, ávidos de que continúen muchas mujeres, como afortunadamente ocurre, con esta gran obra de alto beneficio público.
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Comentarios

  • En efecto es una tarea dificil, ardua, pero también una tarea digna de nosotras. Espero que juntas logremos profundizar en nuestra conciencia e identidad y rompamos de una vez por todas con los complejos y otros obstáculos que nos impiden afirmarnos como mujeres plenas. Ya estamos en camino,Edith, Lili, gracias por sus comentarios
  • Estimada Martha:

    Buenos días, me gustó tu artículo, creo que la mujer puede en cualquier ámbito contribuir al crecimiento de nuestras ciudades y de nuestro país, fácil no lo será por la cultura tan arraigada que tenemos, pero eso no debe ser una limitante.

    Cada día es una oportunidad de hacer crecer nuestro entorno, solo es cuestión de proponérnoslo.

    De tu artículo, me quedo con la frase: ¨...juntas profundicemos en nuestra conciencia e identidad.¨


    Recibe un cordial saludo.

    Por tus atenciones, gracias.

    Edith.
  • Lo terrible es que la propia mujer es machista, trata diferente a sus hijos que a sus hijas. Nosotras creamos a los machos.

    Creo que efectivamente una labor altruísta, sacaría a muchas mujeres deprimidas y devaluadas de esa sensación de inutilidad y encontrar un sentido a la vida.
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