Generosa como el Río Jordán...

Como el Jordán

 

Hay en Tierra Santa dos lagos alimentados

por el mismo río: el río Jordán.

Están situados a unos kilómetros de distancia

el uno del otro; pero, ambos poseen

características asombrosamente distintas.

Uno es el Lago de Genesaret, conocido también

como Mar de Galilea o Lago de Tiberíades.

El otro es el llamado "Mar Muerto".

 

El primero es azul, lleno de vida

y de contrastes, de calma y de borrasca.

En sus orillas se reflejan delicadamente

las flores amarillas de sus bellísimas praderas.

El Mar Muerto es una laguna salitrosa

y densa, donde no hay vida y queda estancada

el agua que viene del río.

 

¿Qué es lo que hace tan diferentes

a los dos lagos alimentados por el mismo río?

Es sencillamente esto:

el Lago de Genesaret trasmite

generosamente lo que recibe.

Su agua una vez llegada allí,

parte inmediatamente para remediar

la sequía de los campos, sacia la sed

de los hombres y de los animales.

Es un agua altruista.

El agua del Mar Muerto se estanca,

se adormece, es salitrosa, no se puede beber

Es agua egoísta, estancada, inútil.

 

Pasa lo mismo con las personas.

Las que viven dando y dándose a los demás,

generosamente, viven y hacen vivir.

Las personas que, egoístamente, reciben,

guardan y no dan, son como agua estancada.

Sólo reciben, acumulan y así se fabrican

una vida amarga, desdichada e infeliz.

 

Hay otros que dan y se dan a sí mismos,

con generosidad y sin esperar recompensa...

Esta gente es la más feliz de nuestro mundo.

Y es así como debemos ser los cristianos

que hemos renacido con Cristo en la Pascua:

generosos, llenos de vida y que en nuestras orillas

se reflejen delicadamente nuestras mejores cualidades,

para ser verdaderamente un RÍO JORDÁN,

un RÍO DE AMOR, que fluya sin estancarse a través

nuestro y de nuestras familias, para que se extienda

a todos los habitantes de este mundo, 
uniéndonos, en ese AMOR.

Para que se acabe con el sufrimiento,

las guerras, la miseria y el hambre.

 

Cuánto más damos, más felicidad

y sentido cobran nuestras vidas.

El que ama y da, abre la puerta a la felicidad.

Fuente HomiliaCatolica.org

 

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Comentarios

  • Gracias Vero!!!

    Abrazo grande

  • Hola Gaby Ballesteros, me encanta todo lo que compartes, esta reflexión está preciosa y llena de verdad. Saludos

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