La memoria en sí misma es más que una simple acción mecánica de almacenamiento y recuperación de datos.
Tener buena memoria significa contar con una facultad bien desarrollada para sintonizar tu cerebro a esas experiencias específicas guardadas a las cuales se necesita acudir de vez en vez y en momentos determinados.
De otra forma, es un tipo de lógica asociativa, con ella aprendimos a leer, a multiplicar; las famosas tablas. Las mejores técnicas para memorizar se basan en la asociación de un objeto con otro, haciéndolo más accesible y pudiendo apoyarnos en ese efecto.
Comúnmente es selectiva, mucho influye el escapismo o la trampa inconsciente, las más de la veces, por eso es una práctica recurrente el olvidar, lo que también preferido.
¿Dónde perdiste tu memoria? Te sugiero regreses por ella, ¡Ya!, te es imprescindible.
La repetición es la madre de todas las artes, tengo un amigo que tiene una memoria espléndida, recuerda aún los números de teléfono de nuestra infancia, y tengo otros, los más, que la han perdido, según dicen, o según les convenga.
Todo se me olvida últimamente, vaya creencia limitante, si persistes en tu dicho ¿qué mensaje recibe tu cerebro, a qué lo estás acostumbrando y justificando? Esta idea continuada te acercará a que dejes de recordar o acordarte, posición cómoda de evasión de la realidad, de tu aquí y ahora.
En la Ley de Atracción se sugiere tener valentía, recordar para crecer y avanzar.
Recordar para reacomodar, si es necesario, para reflexionar, para replantear; revivir sin quedarse en el pasado; la pausa bien colocada logra una visión más amplia de lo que ha sido, lo que sin duda es; lo que deseamos que sea.
¿Cuándo inicias tu ejercicio de recordar?
¿Estás consciente de que un recuerdo doloroso visto de frente te puede hacer crecer y te es útil?
¿Qué prefieres dejar en el olvido y por qué?
¿Ya “recordaste” dónde dejaste traspapelada tu memoria?
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