Escritoras 6.11.- Triángulo Pasional en San Tiburcio

+6.10.- MOTEL BAJO EL CERRO DE LA SILLA+ Dama de Negro: ¡Qué narrativa con tu particular erotismo!+ WordPress:http://es.wordpress.com/tag/nuevas-escritoras-mexicanas/La Dama de Negro es afortunada. En su viaje por el Universo de las Letras, ni temas ni inspiración necesita: Mujeres maduras, inteligentes y sinceras, la buscan, la encuentran y le cuentan sus historias. Es el caso de Adela, la protagonista real de esta narrativa tan bien lograda por La Dama de Negro. Esta historia sucedió hace años, los personajes son reales, San Tiburcio es la antesala del camino a Real de Catorce... Ahí hicieron escala el mistero y la magia. También nuestra Autora, fue a ver, oler, sentir y palpar al poblado. Este es el último trabajo que publicamos on line del taller de expresión literaria AFLORA LA ESCRITORA QUE LLEVAS DENTRO, de RETOS FEMENINOS. La Dama de Negro es una alumna entusiasta, seria, responsable, respetuosa del Taller y de sus compañeras y quiere ser Escritora. Ni grilla, ni calumnia, ni ofende, ni difama, se dedica a escribir. Tiene 32 años y a mis 45 años en la Comunicacón, la voy a apoyar en su carrera, igual que haré con ocho Escritoras de AFLORA LA ESCRITORA QUE LLEVAS DENTRO y de VERANO DE LETRASTRIANGULO PASIONAL EN SAN TIBURCIOLa Dama de NegroComencé a ir a ese pueblito cuando era niña… Mis abuelos paternos eran los hacendados de San Tiburcio, en aquellos años en los que por cierto la Revolución estaba a todo furor. Eran días de abundancia y fortuna para mis antepasados: Había una grande y hermosa hacienda, los peones de mi abuelo entrenaban a los caballos y sus esposas hacían quesos para venderlos entre la comunidad o a veces en otras rancherías.Pero lamentablemente, según cuenta mi padre, los revolucionarios llegaron un día al pueblo arrasando con todo lo que encontraban a su paso.Por desgracia, llegaron tumbando el portón de la casa grande de la hacienda de mi abuelo Pedro exigiendo comida, armas, licor y un techo donde poder descansar y, tal vez, darse un baño. (Por fortuna no se llevaron a las mujeres… no sé que hubiera sido de mis tías y mi abuela).Crecí escuchando las historias que mi padre me contaba (él llegó a ver cómo en la noche cuando los revolucionarios ya dormían, mi abuelo escondía sus rifles clavándolos debajo de la mesa de la cocina para que no se los fueran a quitar).Mis padres me llevaban a ese lugar en vacaciones, pero como era de esperarse yo no le daba el valor adecuado a lo mágico y misterioso encanto de San Tiburcio, pues era una niña y me molestaba no ver televisión o no tener alguien con quien jugar.Así pasaron algunos años y nosotros (mi padre, mi madre y yo) íbamos cada mes de agosto a San Tiburcio, en el noroeste de Zacatecas, pues es cuando el pueblo festeja en grande a su santo patrono, con una hermosa feria y adornando sus casas con flores hechas con las pencas del maguey o poniendo listones en sus barandales, sin faltar claro los enormes castillos de pólvora puestos afuera del pequeñito templo. También hacen bailes y por toda la feria circula “la tambora”, que la gente contrata. Se acostumbra ir caminando por todo el poblado en grupo, seguidos por los músicos de la Tambora quienes tocan al gusto de quien les paga y, por supuesto, todo esto acompañado de un buen trago de mezcalito de la Sierra, como le dicen allá.Tengo un recuerdo muy bonito y muy tierno porque cuando iba con mis padres y tenía 12 años, el amigo de mi primo se me declaró y me pidió que fuera su novia, pero le tuve miedo por que él era unos años mayor que yo y allá los hombres eran eso: Hombres hechos y derechos desde muy chicos, así que mi temor me impidió decirle que sí pero… yo ya estaba enamorada de Toño, pues ya antes lo había visto y me gustaba mucho. Era mi primer amor y lo sentía con mucha intensidad.Después de no sé cuántos años, me dio por ir a las fiestas ¡sola y hecha toda una mujer! Tenía familiares en San Tiburcio y me hospedaba con mi prima. Iba en Semana Santa y también en agosto a las fiestas y a los bailes, pero cuál sería mi sorpresa… Yo que había alimentado durante todo ese tiempo mi amor hacia Antonio y soñaba con verlo y besarlo, con caminar juntos por el pueblo e invitarlo a venir a mi ciudad. Todo se vino abajo. Esperaba encontrármelo y decirle cuánto lo amaba desde aquel día en el que se me había declarado pero… ¡él ya estaba casado y su esposa embarazada!No puedo olvidar cuando los vi caminando de la mano, ella iba con un vestido verde y él al verme después de tantos años, no pudo contener su sorpresa y tampoco pudo evitar mirarme con deseo (su mirada era la misma de cuando yo era adolescente, pero ahora había adquirido cierta malicia que me resultaba encantadora y bueno, aunque casado pues me parecía más deseable) pero yo estaba herida como gata despreciada. Sólo un detalle me dio la fuerza que necesitaba para continuar y era que Toño había olvidado por completo presentarme a su esposa en ese embarazoso momento.Fue cuando juré vengarme de él y arrojarme a los brazos del primero que me cortejara en el en San Tiburcio. Me sentía tan humillada y tan tonta ¡yo que lo estaba esperando! Pero él como buen “macho mexicano” y más siendo de un pueblo donde manda el hombre y la mujer lo obedece, pues había hecho lo suyo y se había “robado” a la muchacha y, como se acostumbra, haciéndola suya la noche en la que se iban juntos pues la había embarazado.Conocí a muchos hombres de San Tiburcio y todos eran muy diferentes a los cuales estaba acostumbrada a tratar. En Monterrey salía con galanes de coches deportivos o cuerpos esculturales hechos en largas horas en el gimnasio y forrados en un traje Hugo Boss y con olor a Minotauro.En cambio allá, los hombres eran unos toros formados por el trabajo rudo del campo y las desmañanadas que se daban para ir a alimentarla majada.A mi me conocían como La Gringa. Me habían puesto ese apodo porque allá toda la gente es de piel morena y yo soy de piel muy blanca y pensaban que yo era del otro lado. Así que gracias a eso y a mi manera de arreglarme poco usual para ellos (pues era todo, menos una muchacha pueblerina) llamaba mucho la atención de los hombres, me seguían como abejas al panal, y gemían cuando iba pasando frente a ellos. Siempre que mi prima y yo íbamos al baile, nos seguían tratando de conversar conmigo pero los ignoraba, pues obviamente iba a escoger al que me gustara más. Fue cuando conocí a Adolfo... era primo hermano de Toño, pero lo supe hasta que entablé con ambos intensas e ilícitas relaciones al mismo tiempo. Aparte siempre cuidé el no encontrarme con el primo cuando anduviera con el otro.A Toño lo seguía viendo cada año al lado de su esposa, pero un día conocí a su primo…Estaba en el baile comprando un bote de agua mientras mi prima bailaba con su novio con quien llevaba ya cinco años, cuando se me acercó un hombre imponente y de gran estatura… Era un machazo alto, de piel oscura y brillosa como el chocolate, vestía un elegante traje de charro y olía a una mezcla de maderas y almizcle… ¡me parecía irresistible!.. Tanto que casi titubeo y por poco le muestro mi nerviosismo, pero logré controlarme y cuando me saludó me dijo:-Hola, buenas noches… ¿Eres la prima de Lorena verdad?, yo soy Adolfo, para servirte güera.-Hola…sí, me llamo Adela y soy de Monterrey.-Sí, ya había preguntado por ti…voy a ser sincero y directo, me gustaste desde el primer momento en que te vi.-Gracias… ¿Eres charro o por que tu atuendo?-Así es, yo porto la bandera y aparte de invitarte a bailar conmigo quiero pedirte para que seas mi escaramuza en la Misa de los Charros de mañana a las 12. ¿Aceptas?-Pero no sé montar a caballo, aunque la verdad me encantaría y bueno me pareces un hombre muy atractivo, así que acepto si me enseñas a montar, Adolfo.-Por supuesto, mañana paso temprano por ti para irnos a cabalgar por los estanques, luego vamos por la ropa que debes usar, te compraré en la tienda de don Pancho un hermoso vestido.Y así fue como toda nuestra historia comenzó…esa noche bailamos sin parar y al salir del salón me acompañó a casa de mis tíos, pues se acostumbra que si un hombre te echa el ojo, te cuide y te acompañe al salir del baile (así demuestra su interés en la mujer).Entre el salón del baile y la casa de mis tíos había un kilómetro de distancia y en aquel tiempo no había alumbrado público en la carretera y, menos en el monte, así que caminamos lentamente acompañados de una hermosa luna llena y algunas estrellas, que luego serían testigos del primer beso apasionado que Adolfo me daría y muchos más de los cuáles yo era presa.El era estaba soltero y a pesar de que nos juramos amor eterno y yo caí redondita de nuevo, confiando en un hombre de allá, me hizo lo mismo que Toño. Al año siguiente que fui, Adolfo se había casado por obligación y tenía embarazada a la mujer.Saberlo ya no me había lastimado tanto, cada año regresaba más fuerte, más sabia, más hermosa, más astuta y más liberal. Yo estaba en contra totalmente de la cultura machista que tenían en San Tiburcio y no compartía la mentalidad de nadie, para mi fortuna todo el pueblo masculino andaba tras de mi, así que entre más tiempo pasaba ¡más deseable me volvía para ellos! Y cuando iba a los bailes, bailaba con uno y con otro, con solteros y casados mientras sus mujeres planchaban sus ropas y cuidaban a sus hijos en casa, pues es común que ellos vayan solos al baile y ellas se queden en casa.También, era la rabia de los primos Adolfo y Antonio que aún estando casados y ya con hijos, me perseguían como canes en celo…competían entre sí para conquistarme y a todos les llamaba la atención la gringa.Adolfo era…pasión por la vida, demencia nocturna, bohemia en la sangre pues tocaba maravillosamente la guitarra y componía canciones para mí mientras sostenía un wiski entre sus manos y fumaba un Malboro rojo.Él y yo respirábamos el placer que despide el tiempo compartido. El comenzó a poseerme hasta en mis sueños, lo tuve y me ahogué en él muchas veces y no sé cómo pasó. Un leve movimiento en lo íntimo y me hacía pupila inmóvil, me domaba con su firmeza rugosa y me sentía como yegua enfurecida pero en el justo ámbito del placer que me acogía.Tenía un poder increíble para rendirme, un tacto divino y siempre una caricia a tiempo y, lo que menos me importaba, era ser su amante.Era para mí como un salmo sin nombre que luego iría yo a cantar a la misa de gallo, para tratar de lavar mis pecados.Muchísimas ocasiones fueron las que Adolfo me pidió que nos escapáramos a otro lado e hiciéramos una vida juntos, muchos juramentos escuché entre bardas de sillar y arbustos, allí donde con una fogata y su caballo como guardián y cómplice nos entregábamos año con año.Hasta vino a buscarme a Monterrey, como prueba de su amor.El era toda ebriedad ante mi olor y yo era toda locura ante su flama enardecida, era cuando él me volvía blancura deleitable y sutil, luego me volvía complacencia acariciable, me vertía, me ofrecía, y el fin: el peso tibio del durazno.Antonio, en cambio, era la ternura y la plática en medio de cándidos besos de respeto y admiración…yo me lo bebía y luego él se deslizaba por mi garganta (eran cosas que no hacía con su mujer). Luego se materializaba en mi vientre y sus lágrimas formaban una escultura en mi rostro, los encuentros con él eran entre encajes y rosas, entre misterio y poros encendidos. Él me hacía eterna.Como un topacio, se escondía debajo de las piedras comunes y luego aparecía deslumbrante y galante en medio de las oscuras calles empedradas o en la cima de amapolas que luego me daba en ramillete y destrozaba en mis montañas.Se iba metiendo al palacio y abría todas mis puertas, el zafiro oculto se volvía mármol resbaloso hasta que recobraba su volumen fermentado.Hubo un momento en el que los primos se dieron cuenta de que sostenía relaciones con los dos, pero eso en vez de retirarlos de mí, los acercó más y no les importaba “compartirme”. Ambos me dedicaban canciones en público, delante de toda la gente durante la fiesta charra, Antonio tocaba para mí y me cantaba ¡frente a su esposa! Y Adolfo me aventaba su sombrero en señal de que me brindaba sus suertes charras.Como era de esperarse “pueblo chico e infierno grande”, allí se corrió la fama de que yo era una “tumba hombres” jajaja. Y hasta cierto punto eso me caía muy en gracia pues cada vez cuidaba más mi apariencia y mis atuendos cuando iba a ir de vacaciones a las fiestas del pueblo, todos me miraban como si yo fuera una perdida, pero eso me resultaba muy motivante.Del arte de la seducción siempre había pretendido mucho más que dejar una huella pasajera. Dejaba en mis hombres algo más, lo dejaba en sus mentes con el recuerdo inolvidable de mi perfume, mientras que por sus cuerpos les corría el veneno de mis entrañas y la forma en que yo los amaba.Del arte de la seducción vienen desafíos serios, como lo que implicó para mí dejar de verlos, dejar mi vicio que eran sus pieles bicolor pues Antonio era blanco como la nieve y Adolfo chocolate de sabor incandescente.Nunca me importó que sus mujeres me miraran con coraje y envidia cuando nos encontrábamos de frente.Pero como siempre lo dije, seducía para “permanecer”…y así fue…para mi nada era prohibido, ni fresca primavera ni verano candente, tampoco me importaba quemarme con el fuego de sus besos.Diga lo que diga la gente, ¿qué importa? Como dice el dicho lo que digan los demás, está de más, pero si caminas de la mano de tu amor no importa que no entiendan ¡no hay nada que explicar!No hay amor prohibido: Lo prohibido es retener y callar y prohibirse aquello que los demás dicen que es prohibido. Me acordé de aquella frase en una barda de Paris: Prohibido Prohibir.Seis años han pasado ya de aquellos amores que dejé varados en el tiempo, he tenido ganas de ir al pueblo de nuevo, allí es un lugar donde el tiempo se ha estacionado. Cada vez que el aire me da en la cara o la luz de la luna me acompaña, los recuerdo… Comienzo a delirar y prometo intentarlo y correr a buscarlos. Sé que me esperan, pues me mandan saludos con mi prima cada año, cada fiesta a la que esperan que yo vaya, y el mensaje sigue siendo el mismo:Dile que la amo, dile que no la olvido.
Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos

Comentarios

  • Hola Dama de Negro...que emoción debes de sentir de que la gente te confíe sus vivencias y experiencias tan oscuras y secretas para que puedas plasmar en papel historias fabulosas ! (me pregunto si algunas son vivencias tuyas)...Felicidades por tus logros (ganarse la confianza de la gente y luego tener el don de CREAR)
    así como tus compañeras escritoras.

    Sigue escribiendo con ese estilo que me tiene siempre atenta a lo que luego harás !!
    Respetuosamente: ADRITA !
  • Espectacular! sigue siendo tú Dama de negro, como el color con el que identificas eres sinonimo de elegancia en tu escribir! Definitivamente soy una de tus fans y me alegro mucho que Memo haya decidido apoyarte en tu carrera, esfuerzo al que me sumo, te lo has ganado a pulso no sólo por tu talento, sino por tu disciplina y dedicación, te lo mereces y enhorabuena! Es el comienzo de la cosecha del éxito!

    Hay que vivir y explorar nuevas experiencias!
  • feliciades!!! Que manera de escribir y de describir cada pasaje que nos hace como vivirlo en carne propia, y lo mejor de todo de hacer las cosas que quieres sin importar lo que digan los demas y si es algo que más de alguna quisieramos tener y sobre todo la valentia. Nuevamente te felicito muy buena historia entre epoca y moderna.
  • Dama de Negro:
    Qué barbara!!!!! Eres la "maistra" del erotismo, mis respetos.
    Cerraste con broche de oro.
    Felicidades!!!!!!!!!!!!!!
  • Dama de negro:

    Independiente a la mención:

    "Diga lo que diga la gente, ¿qué importa? Como dice el dicho lo que digan los demás, está de más..."

    Externo mi opinión:

    Puede parecer una forma "prohibida" de amar..... o una forma "envidiada" de amar...

    ¡Qué más quisiera tener una mujer! .... de todos colores y sabores a la vez..... jajajajajaja...

    Pénse que el triángulo será dos mujeres y un hombre, pero fue al revés....

    Felicito a la protagonista: Adela por ser honesta y compartir.

    Mary.
This reply was deleted.