Escritoras 4.5.- Camino Azul

+ 4.4.- UNA DECISION DIFICIL. 4.6.- LA CONFESION DE ANA+ Minga nos cuenta una historia que no puedes dejar de leerEste es el quinto trabajo de nuestro ejercicio LO QUE NUNCA DIJE, dentro del taller de Expresión Literaria AFLORA LA ESCRITORA QUE LLEVAS DENTRO. A Minga, Ustedes la conocen por LAS SANDALIAS DE CALIXTO, su conmovedora narrativa de marzo. Después vendrá La Dama de Negro con LA CONFESION DE ANA. Pero esta vez tenemos una historia que no requiere preámbulos, léanla:CAMINO AZULMingaCorría el año de 1920, aún tiempos revolucionarios agitados e inseguros pero, a pesar de ello, en Zitácuaro, pequeña y pintoresca población en el Estado de Michoacán, coronada por majestuosas montañas y normalmente húmeda naturaleza, se desarrollaba otro tipo de historia, una muy alejada de la dura realidad que se vivía de violencia y muerte, una historia de amor, comprensión y entendimiento.Esta hermosa historia la protagonizaban, por un lado, Carmen, bella joven de tan sólo 15 años, piel nacarada, larga y negra cabellera y ojos profundamente cafés que expresaban la inocencia de su alma y su pensamiento, sus ilusiones juveniles y el inicio de sus deseos en la piel y, por otro, Lázaro, joven y apuesto militar, de piel bronceada por el sol recibido en los caminos, porte gallardo que lucía más aún con su impecable uniforme y actitud seria, disciplinada pero también flexible y dispuesta para permitir ilusionarse y enamorarse.Carmen y Lázaro se encontraron por primera vez en un camino que hizo que sus vidas se vieran envueltas en un sinfín de señales amorosas, de sentimientos y sensaciones nuevas, de promesas y planes que los incluían a ambos para ser vividos y realizados en un próximo futuro, cuando toda la situación imperante así lo permitiera, para cuando Lázaro, principalmente, estuviera en posibilidad de detener su andar aunque fuera por un breve tiempo y pudiera desposarla y llevarla con él a su nuevo hogar.Mientras tanto, cada vez que Lázaro pasaba o se detenía en esa tres veces heroica plaza, preguntaría por ella, la mandaría buscar y se encontrarían nuevamente en el mismo camino, al que románticamente nombraron Camino Azul, ya que estaba sembrado a lo largo de sus orillas por bellas y delicadas flores silvestres de ese color y a cierta hora de la tarde los montes que desde él se veían eran bañados de forma espectacular por el azul del cielo.Carmen y Lázaro estaban inmensamente felices de haberse conocido, de haberse enamorado y de sentirse decididos a compartir su vida juntos, a formar una familia propia y a amarse eternamente.A pesar de ello, por el momento Lázaro no podía visitarla en su casa al no poder ofrecerle seguridad, la que sin duda solicitaría su familia y, el padre de ella, hombre de aquellos tiempos, era muy estricto y no toleraría lo que podría considerar falsas promesas, además de que Carmen le había comentado a Lázaro que su padre no le permitía tener novio y, en caso de hacerlo, no consideraba como buenos hombres para sus hijas a militares y ferrocarrileros, dado que ostentaban la mala fama de tener una mujer en cada plaza e incluso hijos engendrados con todas ellas a los que además no solían reconocer y mucho menos durante los tiempos que se estaban viviendo, en los que la moral se volvía muy flexible y este tipo de hombres, al estar enfrentando todos los días, cada uno en su oficio, la posibilidad de la muerte, actuaban de manera disipada e inconsciente del daño que infligían en las mujeres que se quedaban solas en las diversas poblaciones a lo largo del país.Carmen pertenecía a una familia muy conocida y respetada en su ciudad. Su familia estaba integrada por su padre, seis hermanos menores y una hermana mayor que ella y ya casada. Su madre y cuatro hermanos más habían fallecido por diversas razones y enfermedades no curables en esos tiempos, por lo que Carmen fungía como la mujer de la casa, a cargo de todas las labores domésticas asignadas a su sexo y de atender y cuidar en todos sus requerimientos a su padre y hermanos.Aún con todo lo anterior, Carmen, de espíritu libre y rebelde, se permitió conocer y enamorarse de Lázaro, en la impetuosidad que le dictaba su juventud. Por lo tanto, estaba completamente decidida a llevar a cabo sus planes conjuntos aún sobre la prohibición de su padre o del mundo entero, de ser necesario.Lázaro, por su parte, también decidido, a pesar de todo este conocimiento, estaba seguro de que el padre cedería cuando él estuviera en posibilidad de presentarle sus respetos y solicitar la mano de Carmen ofreciendo todas las seguridades que se le pidieran para otorgársela.Y así las cosas, ambos disfrutaban plenamente cada vez que les era posible encontrarse en su Camino Azul, besarse tiernamente, y mirarse dulcemente confirmando cada vez las promesas intercambiadas y la felicidad que les esperaba juntos.Afortunadamente para ambos, al estar Carmen a cargo de la casa y de la familia, podía salir en diferentes momentos argumentando cualquier necesidad de compra o algún otro asunto de los requerimientos familiares, sin que su padre pudiera tener alguna razón para oponerse porque ésa era la situación normal de cualquier día de su vida.Así pasaron los días y los meses hasta que un día en particular las cosas cambiaron de forma drástica y tajante para esta feliz pareja, ya que finalmente, a pesar de todos los cuidados tenidos para posibilitar sus encuentros, tratándose de la vida en una pequeña ciudad con una disminuida población como la que ahí vivía durante ese tiempo, el padre de Carmen se enteró de sus escondidas relaciones de noviazgo, de sus furtivas escapadas y, eso no era lo peor, sino que también le informaron lo que planeaban juntos.El furibundo padre llegó ese día a su casa dispuesto a detener las esperanzas de Carmen, a imponer su severa autoridad, a tomar todas las medidas necesarias para hacer que las cosas fueran como él las tenía decididas en cuanto a la vida de su hija, a impedir que cualquier tipo la tomara por esposa hasta que él así lo permitiera para lo cual, en el caso de Carmen, tendría que ser muchos años más adelante y prácticamente sobre su cadáver, ya que él la necesitaba como ama de esa casa y para su atención particular y la del resto de sus hijos. Porque, a pesar de ser un viudo joven, no tenía ninguna intención de volver a casarse y consideraba que difícilmente alguna mujer aceptaría tal propuesta de su parte dada la gran familia que él estaría aportando como parte de la dote.De hecho, la única razón por la que permitió que su hija mayor se casara fue porque contaba con otra mujer que se quedara a ayudarlo y porque el marido de la primogénita era un árabe de cuantiosos recursos que además tenía un negocio bien puesto y había ofrecido como dote y para el logro de su propósito de matrimonio, ayudar a la familia completa en cuestión económica, y además no se trataba de un militar o un ferrocarrilero que él pudiera rechazar, sino de un hombre que, a pesar de algunas diferencias culturales, consideraba como plenamente de bien.Es así que tomó la decisión que implementó de inmediato, sin mayor explicación de por medio, dado que era el patriarca de la familia, de encerrar a Carmen en la casa bajo llave, cadena y candado para que no pudiera salir en absoluto cuando él no estuviera y de acompañarla a las diligencias necesarias para la vida cotidiana de la familia cuando él tuviera oportunidad por cuestión de su propio trabajo, que era en el área administrativa de la estación del tren.Carmen lloró, suplicó, ofreció… pero sin mirarla ni escucharla el padre llevó a cabo su plan.Lázaro, quien en uno de los siguientes día de todo este suceso apareció por la plaza, ignorante de lo acontecido con su amada, la esperó por horas en el Camino Azul y al caer la noche y darse cuenta de que definitivamente ella no llegaría, pensando lo peor, considerando que podría estar enferma o herida en alguna forma, acudió al negocio aún abierto del esposo de la hermana de Carmen para indagar lo que pudiera estar pasando, ya que ella nunca había faltado a sus citas. Y así fue como se enteró de la terrible noticia. Pero como hombre enamorado, reciamente forjado como militar, rápido en tomar acciones y decidido como cualquier valiente, pidió a la hermana de Carmen que le dijera que la próxima ocasión en la que él llegara a la ciudad ella debería encontrar la forma de estar preparada y poder burlar la vigilancia paterna para fugarse con él.Así lo hizo la hermana, quien amaba a Carmen y compartía su pena, ya que eran las únicas dos mujeres en la familia. Comprendía su estar enamorada como ella misma lo estaba y creía en los profundos sentimientos de ambos y definitivamente reprobaba, aunque no confrontaba, la decisión de su padre.Pero el plan resultó imposible de llevarse a cabo, ya que el padre vigilaba estrechamente a Carmen al enterarse de que Lázaro había llegado a la plaza nuevamente.Lázaro, al ver que Carmen no aparecía tampoco en esta ocasión, se presentó decididamente en su casa con la determinación que lo caracterizaba, para enfrentar al padre y convencerlo de sus buenas intenciones con respecto a su hija, a quien por ningún lado, por ninguna ventana de la casa, pudo volver a mirar.El padre salió a su encuentro para dar por terminada la situación sin más vueltas, decirle a Lázaro que absolutamente nada de lo que dijera lo haría cambiar en su decisión, que se olvidara de su hija, que pretendiera a la de alguien más, que para él no era un hombre de fiar y por lo tanto no le entregaría a su amado tesoro, que montara su caballo, diera vuelta, se alejara y no volviera nunca más.Lázaro, quien tanto amaba a Carmen que no habría podido infligirle daño alguno, y que sólo estaba dispuesto a pedir e implorar, de ser necesario, sin tomar otro tipo de medidas, lleno de tristeza y coraje obedeció las órdenes del padre y se fue para nunca más volver. Solamente se dirigió, como última acción, a la tienda de la hermana de Carmen para dejarle un mensaje de despedida y de rendición ante lo inevitable, en la seguridad de que la hermana se lo comunicaría y la ayudaría a consolarse y a olvidarlo.El padre todavía persistió por un buen tiempo en las medidas tomadas con respecto a Carmen, hasta que las aguas retomaran su curso anterior a todos estos acontecimientos.Carmen no tuvo más remedio, dada su juventud, que aceptar la imposición y llorar a solas su dolor y su pérdida. Continuó su vida o más bien la vida que para ella había decidido su padre, hasta que pudo transformarla, después del fallecimiento de él años más adelante. Irónicamente, cuando ella ya pudo hacerlo así, se volvió a enamorar y se casó. Esta vez su nuevo amor fue un ferrocarrilero.De Lázaro, para el fin de esta historia de amor, sólo se supo que las siguientes ocasiones en las que visitó la plaza siempre se aparecía, cada tarde de su permanencia en ella, en el Camino Azul, quizás en la esperanza de verla como aquella primera vez.Y cada uno hizo su vida por aparte. Carmen y su esposo formaron una familia y Lázaro, quien también se casó, hizo lo propio, además de llegar a convertirse en algún momento de la historia en Presidente de la República.
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Comentarios

  • Las oportunidades no se presentan dos veces, las tenemos que aprovechar de inmediato!
  • Simplemente me encantò, te felicito MInga. Demostraste con tu trabajo que lo que nosotros deseamos no necesariamente es lo mejor para nosotros o para nuestros hijos. A veces tenemos un Camino Azul por caminar y le damos la espalda. Me encantço como trataste el problema de los prejuicios, suele suceder que nos equivocamos con las personas, yo vivì algo parecido, gracias a Dios pude salirme con la mìa en contra de mi Papà y tengo 13 años de feliz matrimonio, ahora mi esposo es como un hijo.
  • Buena historia, nos pone de regreso a la realidad y nos recuerda que hoy tenemos muchísimas cosas que valorar, como la libertad para amar... Y con todo, algunas veces nuestr amor es un imposible.
    Marina
  • Felicidades Minga:
    Me gustó mucho la época que escogiste para escribir, en esos tiempos muy difícil si no eras gente "acomodada", la temática muy bien escogida y la manera de escribir también muy descriptiva y buena.
  • Minga.

    Felicidades, es una historia de amor, me encanto, me llevaste de la mano por el camino azul, el amor si existe....... , no hay duda, aunque cada quien hizo su vida se que dentro de sus corazones existe un lugar muy especial, para su recuerdos.
  • Minga:
    ¡¡¡¡Que hermosa historia!!!! Me encantó... pero qué difícil ha de ser renunciar a su amor y convertirlo en imposible. Comprendo que muchas veces hay distancias que son insalvables – como en siglos anteriores, donde los padres determinaban con quién podrías casarte - y por más que intentes hay amores que no se dan... pero quedan grabados en nuestro corazón como una huella imborrable de aquello maravilloso que no pudo ser, pero que nos enseñó que mas allá de lo imposible hay una lección y cosas maravillosas.
  • Minga, me faltó algo: que en esta época tenemos más voz, más decisión y que tu texto enseña eso, ahora podemos defender todo aquello que se quiera, si no a la primera, a la segunda y cuantas veces se pueda, como el escribir lo que se quiera, lo que sentimos.
  • Hola Minga, qué gusto .He oído que una no se casa con su gran amor ¿será?, lo cierto que antes era muy usual, mala suerte para las que fueron nuestras abuelas , bisabuelas y demás. Como mujeres hemos roto o hecho a un lado esos acuerdos familiares, bueno no del todo. He leído que se cargan las tragedias o problemas familiares aún después de tantos años, y sí, eso sí. Ahora entiendo tu historia, en otra oportunidad, cuando nos conozcamos, o sea cuando salga el libro, te lo voy a comentar. Por ahora felicidades.
  • =D me encanto esta bella historia de amor.. por que aun cuando tal vez tomarón caminos distintos ,estos son amores que se quedan muy profundos en el corazón.

    Felicidades!!
  • Felicidades Minga. Una bella y triste historia de amor que seguramente siguieron viviendo en silencio sus protagonistas. Yo creo que Carmen y Lázaro aunque hayan formado cada uno sus respectivas familias, siempre se recordaron uno al otro hasta el final de sus días.

    Felicidades¡¡¡
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