"El Secuestro" (Capítulos 1 y 2)

Cuando terminé "Annetta", pensé que no podía continuar ni iniciar nada más, al empezar a idear "El Secuestro", muchas más ideas siguieron brotando. Considero que mi anterior historia no fue tan mala, obvio basado en las respuestas que amablemente nos brindaron.Aquí usted, si leyó "Annetta", notará que los nombres son los mismos... francamente me encantan los nombres de esos personajes tanto que me decidí por hacer historias alternas, sin un orden una con otra, sobre ellos dos. Deseo aclarar que no es ninguna continuación.Espero sinceramente que esta, mi segunda exposición a ustedes sea de su completo agrado, tanto o más que "Annetta", realmente hemos disfrutado mucho escribiendo esto y estamos trabajando en un buen final. Le dejo un abrazo lleno de luz y amor.--------------------------------------------------------------------Capitulo 1: El guardián de Annetta.“El carácter es la mitad del destino”Raoult Guerin de la GrasiereLos padres de Annetta Lecarde temían por la vida de su hija, porque su pequeña ahora es una dama de la sociedad de Wallachia, decidieron de buscar un guardaespaldas para proteger a su hija, la inquietud de los padres surgió desde hace unas semanas pues había un sujeto muy misterioso que intentó secuestrar a la joven.Entonces fueron al magisterio, hablaron con el jefe que necesitaban un guardaespaldas pero quieren a uno inteligente, fuerte, resistente, serio y valiente para poder proteger bien a la joven pelochino. El jefe pensó bien, y aceptó, pidió a los señores que esperen una semana o dos para buscar un buen prospecto.Los padres de Annetta se fueron con mucha preocupación, continuaban protegiendo a la bella joven por sus propios medios pero no hay peor incertidumbre que la sensación de sentirse perseguido, acosado y vigilado 24 horas al día.Después de un mes, la paranoia no dejaba a Annetta y a sus padres, curiosamente, en un paseo por el jardín Drumbava, Johann Belmont se cruzó frente a los acongojados señores.— Dicen que ese chico venció a la muerte. —Comentó la madre de Annetta—— La gente siempre tiende a exagerar las cosas. —Dijo con escepticismo el señor de la familia— Las autoridades debe atender nuestra necesidad de protección.— Pero…— No hay pero que valga. —Cruzó los brazos—— Pareciera que no te interesa nuestra hija, Vincenzo, eres un desconsiderado.— Tú no entiendes, nadie puede burlar a la muerte.— Conoces la historia de los Belmont…— Son leyendas mujer, por amor de Dios.— Puede ser.En ese momento, Johann pasó junto a ellos y les volteó a ver de reojo, los señores se percataron de la mirada y la leve sonrisa del joven algo que les llamó la atención pues creían estar hablando en un tono muy bajo.— Joven Belmont… —Se acercó la madre de Annetta— Buen día.— Buen día para ustedes señores Lecarde. —Inclinó ligeramente su cabeza y puso su mano derecha sobre su hombro izquierdo en gesto de respeto—— Disculpa, ¿nos conocemos? —Preguntó el padre de Annetta—— No, pero estoy al tanto del problema que tienen entre manos.—Respondió levantando ligeramente su mirada hasta observar los ojos del señor—— ¿Cómo lo sabes? —Preguntó la señora—— Lamentablemente las cosas negativas es lo que más rápido fluye en nuestra sagrada tierra, señores Lecarde, deseo que me permitan proteger a Annetta.— ¿Qué dices?, eres sólo un chiquillo. No podrías proteger ni a un ciervo. —Aseveró el padre—— Juro por la estirpe de mi familia que nadie se le acercará con mala intención a su hija.— Johann…Se notó cierto rayo de esperanza en los ojos de la señora Lecarde, el padre se limitó a preguntar.— Aunque Ignoro si tus fuentes son confiables joven Belmont, ¿crees poder ayudarnos?— Lo haré.— Creo en ti Johann, confío en que lo harás. —La señora se acercó a Johann y lo tomó de ambas manos—— Confíe en mí.Al siguiente día, Johann Belmont leyó la dirección y levantó la vista, se encontraba en una residencia hermosa, tipo colonial, con un par de gárgolas que adornaban sutilmente la entrada a la residencia de Annetta. Decenas de fuentes ornamentales y cientos de especies de flores brindaban un brío y aroma especial al jardín de la mansión.— Esta es la casa de los señores Lecarde.Johann tocó el timbre y un sirviente lo recibió.— Buen día barón Belmont, bienvenido.— ¿Se encuentran los señores Lecarde?— Ah, es cierto… los amos me lo dijeron, pero por favor pase.— Gracias.Johann entró a la casa, miró dentro de la mansión, era muy hermosa y limpia. Se sentó en uno de los tres sillones, cuando llegaron los señores, los saludó, la señora llamó a su hija Annetta. Cuando ella llegó y miró a Johann se quedó sorprendida porque iban juntos a la primaria y jamás habían intercambiado más de dos palabras en una conversación.— Hija, mira... Johann Belmont se ofreció a cuidarte. —Dijo la señora—— ¿Por qué él?— Tememos por tu vida. —Respondió su padre—— Johann, ella es nuestra adorable hija.— Un gusto señorita Lecarde.— Annetta, llámame sólo Annetta. —Extendió su mano y el barón la besó suavemente—— Annetta. —Respondió el joven—— Confiamos en que Johann te protegerá. —Comentó el padre de la dama—— ¿Va a ir conmigo a Brandemburgo?— Así es... Johann te resguardará todo el tiempo hasta descubrir quién intentó a secuestrarte.— No me interesa, además no lo veo tan valiente.— ¡Annetta!El primer contacto entre ambos no había sido muy cálido, él intentó decirle que estaría bien a su cuidado.— No. —Dijo Annetta—Los señores y el joven miraron a la pelochino.— No soy débil... al contrario, hay personas que no cambian, ¿verdad niña?—Preguntó con una sonrisa burlona—— ¡¿A quién le llamas niña!?— Muestra más gratitud jovencita, Johann sólo quiere ayudar. —Dijo el padre de Annetta—— … —La muchacha se tragó su coraje—— Bueno, la verdad estoy agradecida contigo, falta tres horas para el viaje, así puedes quedarte Johann. —Agregó la señora—— Claro, no hay problema. Muchas gracias. —Regaló una sonrisa—— Gracias a ti. —También el padre regaló una sincera sonrisa—Annetta se dio vuelta para ir a su cuarto y Johann la siguió.— ¿Por qué me sigues?— Acuérdate que soy tu guardaespaldas, tengo la obligación de seguirte, protegerte y vigilar ¿no?— Sólo eres un sujeto con mucho tiempo libre.Johann apretó el puño, trató de tranquilizar y controlar su ira. Entraron al cuarto, el joven estaba parado con las manos detrás de la espalda, mientras Annetta guardaba la ropa en su maleta con mal humor, no le gustaba que su protector estuviera allí parado y mirándola.Luego siguió al baño para dar la ducha, el joven se quedó cerca de la puerta del baño nada más. Minutos más tarde la bella dama terminó de ducharse y salió, tenía la toalla en su cintura, comenzó a secarse el cuerpo y vestirse, Johann prefirió no mirar. En ese momento escuchó tocar la puerta:— Disculpen. —Era el padre de Annetta—— ¿Qué pasa? —Dijo la muchacha—— Nada, apresúrate porque falta una hora y media para el viaje.— Está bien, papá.— Johann.— ¿Sí señor?— Por favor sígueme, tengo que hablar contigo.— Está bien.Los dos salieron del cuarto de la dama, llegaron al escritorio, el señor Lecarde cerró la puerta para que nadie los escuchara, luego rodeó el escritorio y se sentó al frente al barón.— Tengo que decirte algo importante.— Lo escucho.— Hay un problema con mi hija.— ¿Problema?— Sí... —suspiró— Creo que no era un hombre quien seguía a Annetta, creo que era un vampiro.Johann abrió los ojos como platos pero reaccionó rápidamente.— ¿Lo dice en serio?— Sí... ella misma me lo confesó hace semanas, desde entonces se volvió a ser arrogante y fría.— Entiendo.— Bien, gracias por todo Johann.— Sí, me retiro.Johann salió de la oficina del señor Lecarde y suspiró, le costó algo de trabajo hablar. Volvió a al cuarto donde estaba la dama, finalmente llegó el carruaje, la joven se despidió de sus padres, estos oraban por qué nunca sucediera algo malo, luego suplicaron a Johann que cuide mucho a su hija.Ambos jóvenes subieron al elegante carruaje jalado por un par de corceles blancos, se sentaron y miraron por la ventana. El transporte se movió rápidamente mientras los señores Lecarde lo estaban mirando con preocupación pero con la confianza de Johann Belmont protegería a su adorada hija.Annetta se durmió tranquila, sin quererlo, su cabeza se topó en el hombro de Johann, esté la miro con nervios porque aún no ha olvidado que esta chica jamás le habló en años, pero cuando miró el rostro de la pelochino, se veía muy linda.--------------------------------------------------------Capitulo 2: Protegerte es mi misión.“La exuberante vida concede al mundo el morbo,arte de cautivar a nuestros ojos;la apática muerte concede a nuestrosojos la tranquilidad de olvidar lo que en un tiempo vimos”TheCopyCatDespués muchas horas los jóvenes llegaron a Brandemburgo, el carruaje se detuvo y ambos bajaron del mismo, en el lugar había muchas personas y lejos se apreciaba que una joven pareja llamaba a Annetta.— Maldición, hay mucha gente. bien, ahora tendré a abrazar a esta chiquilla y no permitiré que nadie se atreva a tocarla.El joven Belmont tomó del brazo a la dama y esta se sonrojó pero no dijo palabra alguna.— ¿Por qué me abrazaste? ¡Suéltame! —Intentó soltarse—— No permitiré que nadie intente tocarte porque no puedo confiar en nadie. —La apretó más fuerte y continuaron caminando—Annetta se sorprendió por la poca inteligencia de Johann y suspiró. Allí había muchas chicas de sociedad, confundidas y con su mirada asesina porque pensaron Johann es el novio de Annetta pues la estaba abrazando de la cintura.El barón y la dama caminaron rápido, ahí estaba un muchacho misterioso que intentó acercarse a Annetta, pero mejor se retiró porque sospechó que este joven podría estar protegiendo a la chica, Johann tuvo una extraña sensación.Johann ya estaba harto de los gritos de Annetta pero el joven pelinegro no dejó que los chicos pudieran acercarse a Annetta. Por fin lograron de salir de la multitud, salieron del lugar, y acompañados por los parientes de Annetta, tomaron un nuevo transporte y llegaron a un enorme hotel como de 10 pisos. Solicitaron al posadero una habitación con dos camas.Al fin llegaron a un cuarto. Annetta ya estaba cansado por la culpa de los “fans”, Johann aún no sentía demasiado los estragos del viaje y al ver agotada a la dama hizo un poco de limonada.— Toma, te ves cansada. —Dijo Johann extendiendo un vaso con agua—Annetta miró una vez al joven, este se puso nervioso, no le gustaba esa mirada fría y penetrante de Annetta.— ¡Toma!— … —No contestó, sólo agarró el vaso y bebió el líquido—Terminó de tomar y regresó el vaso a Johann.— Se parece un soldado porque se ve muy serio e indiferente. —Pensó—Johann regresó a la sala, y miró a la joven que quedó dormida otra vez.— ¡Bah! Es una dormilona... bueno, tendré que vigilar muy bien.Después una hora, la joven se despertó al sentir el olor de la comida que hizo el barón Belmont, se levantó y se sentó en la silla.— ¿Qué? —Dijo sorprendida— ¿Hiciste la comida? Tengo hambre.Johann no respondió, fue entonces que entendió que en ese lugar no había sirvientes por lo que se vería en la obligación de hacer comida también para la dama.Ambos empezaron a comer el espagueti y tomar un poco de té helado, ya de noche, decidieron ir al cuarto pero antes el joven Belmont lavó los trastes y limpió la mesa pequeña para dos personas.— No cabe duda que mi “guardaespaldas” es bueno, sabe cocinar, lavar los trastes y limpiar la mesa. —Pensó y suspiró—La chica entró al cuarto y miró dos camas, una para Johann y la otra para ella, suspiró nuevamente. Se recostó, miró al techo, después de unos minutos entró el joven, esté quitó el saco negro, lo puso en la silla de madera mientras la muchacha lo observaba, pero se sorprendió al ver que este pelinegro tenía unas cicatrices muy marcadas en la espalda.La joven se sonrojó violentamente, tomó la cobija de color azul, se tapó para no seguir mirando al pelinegro, éste se dio cuenta, se quedó confundido y luego encogió los hombros, acercó el tapete rojo y se acostó, pero antes de dormir, miró una vez a la ventana y se durmió.Al día siguiente, Johann se levantó muy temprano, cerca de las 4:30 AM, entró al baño y se duchó, se vistió, volvió a sacó una pequeña bolsa y luego se puso el saco negro, tendió la cama, después se quedó parado, vigilando desde la ventana y miró a Annetta que todavía estaba durmiendo.Un par de horas más tarde la joven pelochino se levantó con los ojos medios dormidos, se sentó en la cama, giró y vio a la cama donde durmió el joven pelinegro, pero este ya no estaba allí, abrió bien los ojos para poder ver bien, era cierto, la cama estaba vacía... pero se sobresaltó al darse cuenta que Johann estaba ahí parado y vigilando desde la ventana, casi como las gárgolas de su casa en Wallachia.Annetta se levantó, se bañó y se vistió. Ambos desayunaron, salieron del hotel, Annetta se fue a la universidad y platicó con el director.Después un mes Annetta logró quedarse en Brandemburgo, estudiando la carrera Arquitectura, mientras el pelinegro no se apartó de ella, siempre la perseguía, la protegía, vigilaba bien pero la dejaba en paz cuando estaba en la escuela.Una mañana común, Johann decidió ir con Annetta a la escuela, motivado por un extraño presentimiento, el joven Belmont se llevó su extraña bolsa consigo, dejó que la dama se adelantara unos pasos y justo antes de cruzar la última banqueta hacia la universidad, observó como un sujeto de muy rostro muy serio intentó acercarse a la pelochino.— ¡Cuidado! —Gritó—El hombre disparó una bala en dirección a la jovencita, esta se asustó pero Johann se lanzó hacia ella y recibió el disparo en el brazo izquierdo mientras su mano derecha se metió adentro del abrigo, sacó una cruz y un pequeño recipiente con un líquido, el extraño sujeto logró escapar.Los alumnos corrían despavoridos porque pensaban ser víctimas de un terrorista, el joven pelinegro abrazó a Annetta, la sujetó y la llevó adentro de la universidad.— ¿Estás bien, Annetta? —Dijo uno de los profesores—— Sí estoy bi...Annetta no pudo hablar más porque se quedó en shock al ver la sangre que derramó el brazo de Johann.— ¡Johann! ¡Estás sangrando!— No te preocupes.— Por favor sígueme para curar tu brazo, fue muy valiente lo que hiciste. —Dijo el profesor—— Mi deber es proteger a Annetta.— Belmont, vamos a la enfermería... no me gustaría que salieras herido.Unos enfermeros llegaron y llevaron a Johann a la enfermería, el catedrático y Annetta fueron con ellos. El doctor corrió, quitó la camisa negra del barón, se horrorizó al ver salir mucha sangre el brazo junto al hombro, rápido se fue a buscar algodón y vendas para curar. Mientras Annetta y el profesor lo miraban de lejos.— Disculpe, Annetta.— ¿Sí?— ¿Es tu guardaespaldas?— Sí, se podría decir.— Oh... pensé que él era tu novio. —Musitó—Annetta se sonrojó y desvió la mirada al suelo. Pero la verdad sentía algo por Johann desde que sus padres los presentaron, fue allí que lo vio por primera vez el amor. Pero se entristeció porque presintió que el joven no está enamorado de ella, sólo la protege por petición de sus padres. El doctor terminó muy rápido de curar e intentó decir algo, Johann sólo se levantó y sin decir palabra alguna se acercó a Annetta.— Bueno, señorita tenemos que irnos.— ¿Johann?, ¿estás…?— No pasa nada, te lo dije.— Pero… pero… estabas sangrando mucho.— No… vámonos por favor.Cayó la noche, ambos ya habían regresado al hotel, antes de dormir, Johann con cuidado se quitó el saco negro con una mano y lo puso en la silla, pero al ver que el joven batallaba tratando de proteger la herida, Annetta se acercó para ayudarle a despojarse de la prenda.Annetta caminó hacia el pelinegro, esté se quedó confundido. Cuando la chica tomó la playera oscura del joven se percató que no sangraba más, que era sólo la venda manchada lo que había allí. Johann tomó las manos de la dama y dijo:— No es necesario, sólo te protejo, no tienes que ayudarme.— Eres un tonto, no te puedes quitar la camisa tú mismo.— Mira Annetta... no importa si puedo o no... porque…— ¡Cierra la boca!, ¡te lo ordeno!Johann se quedó en silencio, la dama quitó la playera con cuidado, la puso en la mesa, junto la lámpara, las miradas se encontraban y hundían en la profundidad enigmática que infundían, una azul y la otra de color almendra, una fría y la otra llena de ardiente calor. La chica pensó que también debe quitar el pantalón, pero…— Espera… no voy a quitar mi pantalón... así nada más. —Dijo secamente—— ¿Por qué? ¿no vas a dormir?— Sí, pero no quiero... —Mostró indiferencia—— ¡Está bien! —Annetta se molestó y volteó para ir a su cama—Johann se sintió un poco mal, no le gustaba que Annetta se enojara, pero se sentía confundido y de manera extraña, diferente, su forma de ser cambiaba cuando se encontraba al lado de aquella joven, por alguna razón su compañía le hacía sentir como el viejo Johann: alegre, lleno de vida y de un entusiasmo renovado. Pero su actuar se volvía más serio e indiferente por ser sólo un protector.Después ambos se durmieron en las camas separadas.CONTINUARÁ...
Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos

Comentarios

  • leí la parte 1 y 2 , sigue o no?? el secuestrode anetta
  • Hola Erick! Muchas felicidades, estoy a la espera de tu columna ehhh!

    Un abrazo :)
  • Hola espero el relato de los sigueitnes capitulos, es interesantisimo, gracias
  • Adela, realmente esperaba una pequeña señal. Le agradezco el tiempo que le dedicó a la lectura :)
  • CONTINUARÁ..........pero cuando, me dejas ansiosa.......
  • Amalia, con todo gusto... la verdad es que no soy profesional ni mucho menos, de hecho, yo diría que soy bastante amateur. Pero pues con todo gusto. Muchas gracias por tus comentarios :)
  • me encanto tu novela, yo tambien escribo bueno lo hago por hobbi tengo una novela que es la primera que tengo completa pero tengo muchas ideas en mi cabeza, y serian muy agradable si me dieras algunos tips..
This reply was deleted.