“El que peca y reza empata”, “Más vale pedir perdón que pedir permiso”

 

Estos dos refranes populares  al momento de leerlos o escucharlos tienden a producirnos mucha gracia, pero si vemos el trasfondo de cada uno de ellos, nos damos cuenta que esconden una gran verdad y es que, ambos demuestran carencia de valores, las personas que se rigen por éstos lo que hacen es faltar al respeto a sus seres queridos, amigos o compañeros.

Un claro ejemplo es cuando alguna persona nos dice: “Ayer me fui de fiesta y no le dije nada a mi esposa (o), o a mis padres, cuando llegué a la casa  me hicieron un gran alboroto, pero prometí no volverlo a hacer, en fin, “más vale pedir perdón que pedir permiso”.

Recuerdo a un profesor de contabilidad que tuve en la universidad, en cierta ocasión nos contó que se había ido a un Bar con unos amigos y que cuando llegó a la casa en la madrugada, la esposa estaba furiosa. El se quedó calladito y la escuchó por bastante tiempo quejarse. Al otro día él se levantó temprano, se fue a una floristería y le compró un hermoso ramo de flores y durante todo el día se dedicó a atenderla, ya para la noche ella se había contentado. Después nos dijo: “recuerden muchachos el que peca y reza empata”.

 

¿Cuánto tiempo podremos comportarnos de esa manera?, ¿es que no nos damos cuenta, que ese tipo de comportamiento lo que hace es dañar nuestras relaciones?.

Nuestros seres queridos día a día van perdiéndonos el respeto, dejan de creer en nosotros, se pierde la confianza. Y lo peor de todo, es que nuestros hijos siguen nuestro ejemplo. ¿Con qué cara les vamos a pedir explicaciones de sus actos, si nosotros les enseñamos a portarse como lo hacen?

 

Definitivamente, ninguno de estos dos refranes es cierto, dejemos de engañarnos, el actuar de esa manera solo demuestra que somos personas desconsideradas, irrespetuosas e irresponsables. Que en lo único que pensamos es en nosotros mismos, en satisfacer nuestros deseos a costa de la tranquilidad y la paz de nuestros seres queridos.

Puede ser que a algunas personas les funcione el jueguito de los refranes, que crean que tienen todo bajo control, que con algunas lágrimas, palabras de arrepentimiento, promesas, regalos logran lo que quieren. Pero no se equivoquen, ninguna mala acción tiene como recompensa una buena. Si sembramos limones, cosechamos limones. Si hacemos sufrir, tarde o temprano sufriremos.

 

Siempre debemos tener presente, que hay dos ojos que nos miran, analizan, y nos juzgan. Y por favor,  por nada del mundo se nos ocurra tratar de aplicar estos dos refranes a Dios, a EL si que no lo podemos engañar, con EL no funciona “el empate” ni el “pedir perdón” después de una acción deliberadamente planeada. No quiero decir que no nos va a perdonar, de lo que no nos vamos a librar es de las consecuencias de nuestras acciones.

 

Pidámosle diariamente a Dios su guía a la hora de tomar decisiones, las cuales puedan afectar a nuestros seres queridos. Aprendamos a discernir entre una buena y una mala acción.

 

Y recuerde: si nosotros les mentimos a nuestros seres queridos a los cuáles , vemos, tocamos y vivimos con ellos , ¿cómo vamos a amar y respetar a un Dios que no vemos?

 

“Si alguien dice: "Yo amo a Dios" y odia a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.  Y tenemos este mandamiento de parte de él: El que ama a Dios ame también a su hermano”.(1 Juan 20:21)

 

 

“Que el señor te sonría”

 

Derechos Reservados

Autora: Licda. Adriana Mora Hamblin

Visite la web: www.adrianahamblin.jimdo.com

Email: adrianahamblin@grupodaion.com

Costa Rica, Centroamérica.

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Comentarios

  • Es verdad con este tipo de acciones se pierde el respeto de la persona que hace la acción y de a quiñen se lo hace, y lo malo es que hay gente que les gusta ese juego, para obtener cosas materiales.

    Que indigno! 

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