El portal de energía está donde está mi corazón, mi alma.

Desde hace varios años me había estado preparando para  estar en tierras mayas  del 19  al 22  de diciembre del 2012, había un llamado muy fuerte en mi corazón.  Realice cambios,  busqué respuestas y nuevos caminos;  viajé a (Perú, Chile, Colombia,  España y  Argentina)  visité casi todas la etnias de mi país (México), rompí esquemas, paradigmas personales y sociales, hice  renuncias. En el proceso cometí errores, herí  sentimientos de mis seres queridos,  me lastimé  a mí misma. Sin  embargo,  siempre estuve convencida de que iba en el camino correcto, algo dentro de mí me guiaba,  me hacía recobrar la calma y continuar.  No fue fácil,   al buscar respuestas encontré deslealtades, traiciones, engaños, mentiras, sufrimiento. Más allá de eso descubrí que no soy la única,  había  muchos  que estaban en ese camino, en esa búsqueda y encontraban lo mismo.  Me di cuenta que cada persona con la que me cruzaba,  estaba librando su propia lucha, su propia batalla, sus  actos y agresiones no iban  dirigidos  mí,  enceguecidos  por su propio dolor,  al igual  que yo,  pensando que éramos diferentes, que  había un malo y un bueno, un inteligente y un  ignorante,  un ganador y un perdedor nos  ofendíamos y desvalorábamos unos a otros buscando  culpables  para justificar nuestros miedos, nuestra ira,  nuestra soledad, nuestra falta de coraje para vivir .

 Un día… abrí los ojos,  me di cuenta  que todo era una ilusión, un engaño. Me di cuenta que no había  división,  que todos formábamos parte de esta maravillosa creación y que lo único  que  deseábamos era ser libres y felices, tener paz en nuestras vidas. Esa nueva visión me enseñó a leer señales, a ver más allá de la apariencia,  pero sobre todo me enseñó a no  juzgar; a entender compasivamente a las personas, hechos y situaciones. También aprendí algo muy valioso,   aprendí  a esperar.

Durante la espera, libre de  juicios y pensamientos obsesivos,  sin necesidad de demostrar nada a nadie,  ni   a mí misma, seguí aprendiendo, dándome cuanta que no sabía nada, que no sé nada.

 Hoy, preparando las cosas para  mi viaje a  Mérida, tuve  la sensación de estar en limbo, en el vacío.  Salí al jardín de mi casa bien abrigada, es un día frio, nublado y lluvioso. Sentí el aire helado en mi rostro,  cerré los ojos y vi con toda claridad que estaba en el sitio correcto. Empecé a sentir un fuego intenso en la palma de mis manos y mis pies y después en todo  mi cuerpo,    una hermosa sensación  de bienestar;  la sangre,  la vida,  recorriendo mi cuerpo, permitiendo mi unión con  todo  que me rodea, las plantas del jardín, la lluvia que mojaba mi cara, el canto de los pájaros que en sinfonía me dan una sensación de paz infinita.

He tomado una decisión: no voy a Mérida. El portal de energía   está,  donde está mi corazón, mi alma;  desde ahí vibrando en sintonía con todos mis hermanos del planeta y del universo podré  conectarme con la esencia de la vida,  del amor sagrado. 

No puedo concretar mi misión  con la humanidad,  si primero no termino la tarea pendiente con mi realidad, con mi mundo cercano y conocido, enfocaré mi atención en logra la paz en mi corazón… después  ya nada  me corresponde. El resto vendrá por añadidura.

¡Namaste ¡ . Comparto esta experiencia porque hacerlo me libera y me conecta de alguna forma con ustedes……. Hermanos del camino.

Felices fiestas navideñas.  Bendiciones!!!

Mary Guzmán©. Tijuana B.C. 18  de diciembre 2012.

 

 

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