EL DESPERTAR DE UN VOLCÁN DORMIDO

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El despertar de un volcán dormido.

Mujeres que dejan todo… por rescatar a las víctimas del

Volcán de Fuego en Guatemala

 

Hoy hace ya, ocho días de la tragedia acontecida del Volcán de Fuego en Guatemala, volcán que por mucho tiempo permaneció dormido y que muchos de nosotros jamás imaginamos que su despertar iba ser debastador.

Ese domingo 3 de junio del 2018, quedará grabado en la memoria de todos los guatemaltecos, pero sobre todo en la memoria de muchas familias que perdieron de un solo golpe a sus seres queridos, ese domingo nunca pensaron que la caída de ceniza y arena que expulsaba el volcán, era solo el preámbulo del dolor y la desolación  para muchas de las comunidades de Escuintla y Sacatepéquez.

Pero hoy les quiero compartir, sobre todas esas heroínas que dejaron a sus familias, padres, madres, hermanos, hermanas, esposos e hijos para salir al llamado de rescate de todas esas víctimas arrasadas por los flujos piroclásticos arrogados por el Volcán de Fuego. Esas mujeres de maíz, mujeres de lucha, así son las mujeres de mi tierra, de mi amada Guatemala, que sin pensarlo dos veces, se quitaron sus vestidos, sus uñas acrílicas, su maquillaje y sus tacones para dar hasta la vida por su prójimo.

Esas mujeres salvaron vidas, abrazaron familias e hicieron todo lo posible por apoyar a esas comunidades, ni el cansancio, el hambre, ni las condiciones permitieron que se rindieran en la búsqueda de ancianos, niños y de todas aquellas personas que necesitarán de su ayuda, porque ellas veían a esas familias, como sus propias familias, a cada niño encontrado como un hijo perdido y rescatado, cada lagrima derramada, era la demostración de una madre, padre, hermano, tío, sobrino angustiados en búsqueda de un ser querido.

Mujeres que aún siguen en el anonimato porque no sabemos sus nombres, pero que sabemos que estuvieron allí, apoyando y dando el todo por el todo.

Mujeres que no les importo ensuciarse, sentarse en el suelo porque el cansancio era eminente, soportar altas temperaturas y aceptar el alimento que alguien les proporcionó a la orilla de la carretera.   Su mayor satisfacción, salvar una vida y ayudar a su prójimo.

 

A ustedes bellas mujeres, un merecido reconocimiento, Guatemala se los agradece de corazón.

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