Desde hace ya varios artículos he abordado algunos síndromes que se pueden presentar en las mujeres, afectando así su vida y la forma de relacionarse en la sociedad actual. En esta ocasión te platicaré un poco acerca del complejo de Cenicienta, que no es otra cosa que el miedo de la mujer a su propia independencia que aunque parezca algo chistoso, sin duda sigue presente en la actualidad.
He de comentar que desde hace algunos años, la mujer se ha ido empoderando poco a poco, ha elegido levantar la voz y tomar decisiones. Sin embargo, todavía existen mujeres que no se atreven a dar el paso, que puede ser por diversas razones ya que influye de gran manera la educación, la cultura, el nivel socioeconómico, las creencias impuestas, la percepción de sí misma y la falta de conocimiento en la riqueza personal que toda persona posee.
El rol que ha adoptado y asumido la mujer la mayor parte del tiempo ha sido la de “cuidadora”, en pensar y servir a los demás, porque eso ha sido lo que se les enseñó en casa y en la sociedad que vive. La mujer ha crecido con la etiqueta de “fragilidad” y no puede hacer las cosas por si sola y es por ello que necesitan a alguien que haga las cosas por ellas. Aclaro que no estoy peleada con la idea de aprender a pedir y recibir la ayuda, ¡¡al contrario!! Tengo claro que la mujer no es todopoderosa pero sí vulnerable como ser humano, la finalidad es que te des cuenta de cómo la mujer ha ido creciendo invalidando su propia autonomía, su capacidad de decisión, y el poder resolver problemas cuando se presenta una crisis y que su realización personal será cuando encuentre al hombre perfecto, cuando tenga hijos, una casa, en pocas palabras, su felicidad y realización está enfocada hacia afuera, depende de factores externos que son la fuente de su felicidad y valía personal.
No se les educa para ser felices por sí mismas, ni para buscar la felicidad en su propio desarrollo personal, y con esto, ¿qué resulta? Personas que no son capaces de encontrar la satisfacción en su propia vida, mujeres que siguen en la búsqueda permanente de un hombre que se convierte en la razón de su existir y la alegría de todos sus días. La autora Colette Dowling en su libro, en el que habla acerca de este complejo, argumenta que la mujer tiene miedo a su propia grandeza e independencia, porque teme mostrar a los demás de lo que realmente es capaz, ya que muy en el fondo aún tiene la idea de “ser rescatada” y me surge la pregunta: ¿Rescatada de qué? ¡¡De su propia vida!! Del miedo a enfrentar las adversidades o en su caso en asumir las consecuencias de sus acciones y por ello es que mejor se ocupa de la vida de los demás.
Como Terapeuta en Desarrollo Humano, me ha tocado acompañar por medio de terapia psicológica a mujeres que manifiestan este complejo, un gran miedo a la soledad, a conseguir un empleo y generar sus propios ingresos, a independizarse, y prefieren seguir en una relación donde se les invalida, en la que dependen emocional y económicamente de su pareja, estar dentro del hogar en donde le toca ser réferi entre ambos progenitores, y aparecen estas preguntas:
¿Qué hago si me deja, no sé hacer nada y de qué me voy a mantener?
“Me divorcié pero él tiene que mantenerme porque le di hijos”
“Es una relación de mucho tiempo, a pesar de que nos llevamos mal ni modo de terminar, y ¿luego qué?
“No puedo ganar yo dinero, porque entonces él se sale de trabajar y yo me haré cargo de los gastos”.
“No me dejó seguir estudiando porque nos íbamos a casar y tampoco quiso que trabajara, entonces me dediqué al hogar y él gana muy bien, pero aun así no soy feliz”
En la que no tienen buena relación con las figuras parentales aun siendo ya mayores de edad, pero “es que me están pagando mi carrera”.
Y así podría compartirte más testimonios en donde la culpa, el miedo, las creencias, el pobre autoconcepto entre otros motivos, salen a flote y les impide elevar las alas y volar para ser independientes. Como también me he topado con mujeres que lo tienen todo para crecer profesionalmente, pero con tal de ser aceptadas hasta por su círculo social más próximo y no ser etiquetadas como “mujeres superficiales e interesadas” dejan de lado sus sueños y deseos con tal de tener “la compañía garantizada” por medio del matrimonio, y es cuando surgen cuestionamientos:
¿Qué orilla a la mujer a tener miedo a su propia independencia?
¿Será que muy en el fondo sigue dando poder a esas creencias impuestas con tal de aceptación?
¿Será que tiene miedo a ser una mujer diferente y que eso mismo la lleve a experimentar soledad afectiva?
¿Será que aún tiene presente esos deseos de ser salvada por el príncipe azul? ¿Será que no sabe qué hacer con su vida al verse, sentirse libre y/o responsable totalmente de sí misma?
Lamentablemente la sociedad nos ha enseñado a ser bellas y hacer lo que sea con tal de permanecer jóvenes para agradar a los demás, pero no a ser libres y encontrar en nosotras mismas las respuestas a nuestra propia vida.
Si alguna de estas preguntas ha movido algo en tu interior, te darás cuenta que el Complejo de Cenicienta sigue latente, ya que aún existen mujeres que tienen la esperanza de encontrar a su príncipe salvador con el que serán plenas y felices, siguen mirando hacia afuera y no se observan a sí mismas. Muchas veces la vida da señales para que tomes decisiones y hagas cambios, toda crisis es oportunidad para ello, date permiso de disfrutar tu independencia y dale poder a esa voz que hay en ti, confía en tus capacidades, destrezas, habilidades y talentos, así como replantear tus creencias y todo aquello que te frena en tu interior, si aún no los descubres te invito a que inicies el camino de autoconocimiento, ya que nadie reconoce lo valiente que es hasta que enfrenta sus miedos, y es hasta entonces que podrás saber de todo lo que eres capaz. Deja de esperar que venga alguien a salvarte ¡¡no estás presa en el castillo!!
Estas donde estás porque así lo decides y si no eres feliz….ES TU RESPONSABILIDAD.
¡¡Recupera tu poder y bienestar emocional!!
LDH. Sandy González Guzmán.
Terapeuta Desarrollo Humano
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