Uno de los grandes cuestionamientos hoy en día, de cara al futuro que le espera a la humanidad después de superar la pandemia del Covid-19 es, ¿cómo serán las estructuras de los negocios?, ¿cómo se podrá sostener la economía de los países?.

Es definitivo que nada será igual, que las cadenas de valor y de suministros se modificarán, se requerirá atender en principio, las necesidades de los sectores de salud, agropecuario y alimentos, y telecomunicaciones (particularmente los medios digitales). Esto implica al mismo tiempo hacer uso eficiente y consciente de los recursos que como humanidad tenemos a nuestra disposición.

El Planeta nos pide a gritos que desarrollemos formas más sostenibles de hacer negocios, que sean negocios con propósito, en los que la dinámica de los mercados impacte lo menos posible sobre la biodiversidad y se intercambien bienes y servicios cuya producción y consumo sean también conscientes.

¿Esto qué implica? Implica que el propósito de una empresa debe ir mucho más allá de lograr utilidades y estabilidad financiera, debe procurar al entorno y el bienestar de todos los actores que la sostienen, tales como empleados, consumidores, proveedores, medio ambiente, cultura, por mencionar algunos.

Esta corriente, el capitalismo consciente, fue creada por John Mackey -fundador y CEO de Whole Foods Market- y el académico de origen hindú Raj Sisodia, ambos proponen cuatro principios básicos para el desarrollo de las empresas:

  1. Propósito elevado

Así como cada ser humano tiene un propósito de vida, este puede ser trasladado a las empresas que no son más que la suma del talento humano; cuando el propósito de una empresa (va más allá de la propia misión y visión) es lograr el bienestar social en el largo plazo y los diferentes actores están en sintonía con ese propósito se pueden alcanzar mayores niveles de igualdad en el mundo y más eficiencias en los procesos propios de las organizaciones porque se logra tener personal más motivado y comprometido.

  1. Actores o grupos de interés

Personal, clientes, consumidores, proveedores, inversionistas y los demás actores que son parte de las relaciones claves de toda organización deben conocer e identificarse con el propósito elevado, todas las acciones que se ejecuten a partir de ello generarán resultados positivos para la sociedad en general.

  1. Liderazgo consciente

En las últimas semanas hemos podido ver quiénes son los verdaderos líderes mundiales, quiénes han implementado planes de contingencia sanitaria y económica para mitigar los impactos en los bolsillos de sus ciudadanos; quiénes desde el gobierno o la iniciativa privada han salido a hacerle frente a los problemas que acarrea una parálisis en los mercados de bienes y servicios. Esos líderes conscientes son los que propone esta corriente, quienes generen empatía, ambientes colaborativos, quienes inspiren a los demás a cumplir con el propósito de la empresa.

  1. Cultura organizacional consciente

Los valores que se promuevan en toda empresa u organización deberán ejecutarse realmente en la práctica, que no queden únicamente plasmados en un documento estratégico sin permear a todos los que la integran. Donde realmente el trabajo en equipo, la solidaridad, integridad, pasión, transparencia, disponibilidad al cambio, etcétera, sean una realidad.

Estos principios pueden explorarse con mayor profundidad, así como la corriente de capitalismo consciente, pensemos cómo queremos qué funcionen las empresas de ahora en adelante, cómo vamos a interactuar las sociedades y los mercados ante esta ola de cambios estructurales que se avecinan.

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