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De nueva cuenta Felipe Calderón y sus lacayos (léase “noticieros desinformativos”),salieron presurosos a dar la noticia de que la H Secretaría de Marina (SEMAR) había abatido a uno de los narcos más buscados después del Forbesman (Chapo Guzmán), nada más ni nada menos que a Humberto Lazcano alias “El Lazca”, líder de los Zetas.

Como en otros casos (ahí tenemos el de la francesita secuestradora), “los cruzados” anticrimen organizado con su comandante en jefe (haiga sido como haiga sido), caen en un surrealismo digno de Buñuel o son más Kafkianos que el mismo Kafka (perdón a ambos maestros).

Los hechos a que me refiero suceden el domingo 7 de octubre del presente, y hasta el lunes 8 del mismo mes empieza a fluir la información, dando a conocer a la opinión pública por medio de la SEMAR que hubo un enfrentamiento con narcotraficantes (sólo documentado por la SEMAR); que fueron avisados anónimamente de “3 personas  sospechosas” que salían de un campo de juego; que al toparlos empezaron a disparar los hampones ( obvio que los no institucionales), con rifles lanzagranadas; que al querer escapar el líder de los Z con su terrible cuerpo de guardaespaldas (2) fueron repelidos y por ende abatidos; que ya en calidad de fiambre le tomaron las huellas digitales (sic), fotos y muestras de fluidos para pruebas de ADN.

Ya teniendo al superhampón, las superpruebas, se les fue lo principal….el cuerpo del delito. Si, ya nada es sorprendente, y así nos enteramos que fue robado el cadáver (que podía dar lustre a la hazaña) por un grupo armado del crimen organizado que tomó como siempre,  descuidado al gobierno desorganizado.

Con todo esto y presuroso de terminar “bien su sexenio”, el mal informado minicomandante de las fuerzas armadas, sale a los medios (¿cuáles medios? Completamente mediocres), y felicita a “los héroes chichos de la película gacha”, pero con inocencia o indecencia le pone una mancha más al tigre, ya que resulta lo siguiente:

 Que “el Lazca” vivo era uno y muerto cambió de facto, ya que media 1.72 mts., y la SEMAR mató a uno de 1.68 mts; las fotos que muestran del antes y después nos permiten conocer que cuando te matan te pasan cambios dramáticos tales como: pérdida de estatura, te crece la frente y se te engrosan las cejas y los labios ¡PARA RIPLEY!

A todo esto los noticieros de gran audiencia (que no de conciencia), señalan el gran golpe del gobierno en su guerra, pero en ningún momento mencionan las inconsistencias de todo lo que lo rodean.

Ojalá ya no quiera Felipillo componer más todos estos hechos, porqué después nos van a decir  que la diferencia en la estatura es porqué cuando uno muere el alma sale del cuerpo; que la diferencias en las fotografías es porqué  “el Lazca” fue con el cirujano del señor de los cielos y por último dirá que el muerto no lo estaba sino que andaba de parranda.

En conclusión, estoy seguro que el cuerpo de Humberto Lazcano nunca aparecerá y que los hechos venideros,  igual de crueles e increíbles nos harán olvidar este dislate gubernamental, pero lo más lamentable es que una vez más estaremos siendo simples espectadores de la película tragicómica del México actual que pone en evidencia que en este país la historia que leerán nuestros hijos parecerá escrita por los hermanos Almada y Valentín Trujillo  y obviamente autentificada por Enrique Krauze.

Cacho.