En la venganza y en el amor, la mujer es más letal.
Friedrich Nietzsche[1]
El amor
A las mujeres se nos ha considerado emocionalmente desmesuradas, privadas de autonomía, confinadas a la vocación del amor y del servicio. La asimetría sexual de los papeles afectivos es el resultado de las costumbres discriminatorias y de la desigualdad amorosa entre los géneros. En numerosas lenguas existe una palabra que designa a la vez el acto de dar y el de tomar, la caridad y la avidez, la beneficencia y la codicia: es la palabra amor[2]. El amor es un afecto por el cual se busca el bien verdadero o imaginado, es una pasión que atrae a una persona hacia otra. Rosa Montero escribe en La loca de la casa: Tal vez la sensación de inmortalidad que sentimos cuando amamos sea una intuición de nuestro triunfo orgánico; o tal vez tan sólo sea un truco genético de la especie, para inducirnos al sexo y a la paternidad. Más adelante dice: ¿Será que en el fondo de nuestra conciencia sabemos que la pasión amorosa es un invento, un producto de nuestra imaginación, una fantasía?
Platón definía al amor como un joven dios de los más delicados, decía con ironía: Amar es dar lo que no se tiene a quien no es. También decía: el amor es un estado intermedio entre poseer y no poseer. Freud lo describía como una mezcla de pulsiones, como una representación global de la madre sobrestimada. En Los instintos y sus destinos afirma: El amor es la relación del Yo con sus fuentes de placer. Consideraba que en el narcisismo, sexualidad y amor se articulan. Mencionaba dos tipos de amor: el amor a sí mismo y a quien lo cuida. El amor tiene su origen en la infancia. Freud lo consideraba una forma de locura, pues el estado amoroso no toma en cuenta la realidad ni sus consecuencias. El enamorado es ciego como si estuviera hipnotizado. Hay credulidad, y obediencia al otro considerado como omnipotente. La dependencia al objeto amado vuelve al enamorado humilde, el que ama pierde parte de su narcisismo que sólo puede compensarlo siendo amado.
La visión del amor para las Preciosas del siglo XVII, en las que Molière[3] se inspiró para escribir Las preciosas ridículas, una de sus numerosas y formidables obras teatrales, se refería al amor que sentía el hombre por la mujer y no a la inversa. La Preciosa, pertenecía a la clase acomodada, no tenía que trabajar para subsistir, era una mujer emancipada que revertía los valores sociales tradicionales, exigía del enamorado una sumisión total cercana al masoquismo. En la fascinación uno de los dos se borra y cede su energía libidinal al otro: todo lo que exige es irreprochable.
El psicoanalista francés Jacques Lacan describía al amor como una pasión imaginaria. Lo consideraba fundamentalmente narcisista: Uno se ama a través del otro. La psicoanalista Christiane Olivier[4] dice que amar es buscar concientemente lo que alguna vez conocimos en nuestra infancia. Opina que uno reconoce en el ser amado el rostro de la madre, y se busca lograr la fusión que fue imposible alcanzar en la infancia. Psicoanalíticamente lo expresa de esta manera: Por encima del gran miedo anal del hombre y de la gran exigencia oral de la mujer, se viene a insertar el sueño del amor. Es la definición de un encuentro imposible.
La mujer temerá siempre no ser lo bastante amada-deseada, mientras que el hombre temerá ser atrapado. El amor debe entenderse como el arte del compromiso entre la fantasía y la realidad de cada uno de los miembros de la pareja. El enamorado no ve al otro como es sino como lo necesita ver.
Alfredo Espinosa[5] escribe en Las dichas del amor: Si el amor no existiera jamás se unirían dos seres tan distintos y extraños… Las mujeres siempre traen el corazón puesto y los hombres pocas veces lo usan…Para las mujeres es un milagro y para los hombres un accidente engorroso…El amor es un acto loco y fugaz en el que las personas son más de lo que habían sido…. En su ensayo El amor es un arte letal escribe: El amor es un arte letal y las canciones y los poemas son el arma blanca que hieren los corazones…Todo en el amor es metáfora excepto las espinas. En El amor todo lo puede nos dice: El amor es un sedante, un anestésico que mitiga los dolores que inflinge la vida
Robert Luis Stevenson[6] opinaba que el amor era la única aventura ilógica, la única cosa que estamos tentados a considerar sobrenatural en nuestro vulgar y razonable mundo. Oscar Wilde[7] consideraba al amor un malentendido entre dos tontos y Cioran[8], un simple intercambio de salivas. Lord Byron[9] fue más sarcástico en su definición de amor: Para el hombre el amor es en su vida una cosa aparte, mientras que para la mujer es su completa existencia.
Las mujeres permanecemos ligadas a un erotismo sentimental y sobrevaloramos al amor, porque durante el cortejo somos soberanas y podemos ejercer cierta dominación sobre el hombre. Estar enamorado hace que el cerebro libere una descarga masiva de endorfinas. Nos drogamos a nosotros mismos. Nos ponemos en contacto con la locura primordial. El amor se encuentra entre el saber y la ignorancia
¿Quien no ha escuchado las frases? Toda mujer necesita admirar al hombre con quien vive y Tenemos que admirarlos para amarlos. Amar a otro es una necesidad humana. Resulta llamativo que la superioridad del hombre sea un requisito, y exija en consecuencia la inferioridad de la mujer. Es interesante ver cuánto estamos dispuestas a realizar para mantener a nuestros hombres en una falsa superioridad con tal de no vivir en el desamor; el amor libera y somete.
Patricia Rodríguez
[1] Filósofo alemán (1844-1900).
[2] Alain Finkielkraut. La sabiduría del amor. Gallimard. París. 1984.
[3] Jean Baptiste Poquelin, era su nombre verdadero, París 1622-1673.
[4] Ver Bibliografía.
[5] Psiquiatra y escritor nacido en Chihuahua Amor, miel y veneno. Ed, Sol/arena dos. Chihuahua, agosto de 2002
[6] Escritor británico (1850-1894) autor de La isla del tesoro.
[7] Escritor irlandés. (1854-1900)
[8] Filósofo francés de origen rumano que desarrolló una filosofía pesimista en forma de aforismo.
[9] Poeta Inglés (1723-1786)
Comentarios