¿DEPENDES DEL CELULAR?

¿Si se te olvida tu celular, sientes que el mundo se acaba?  ¿Duermes con él?   ¿Lo acostumbras llevar en la mano?  ¿Pasas horas y horas metido en tu teléfono, y no te das cuenta?  ¿Lo utilizas dentro de tu casa?   ¿Cómo reaccionas si se descompone?

Actualmente ya no nos resulta raro ir a un restaurante y darnos cuenta de que, a pesar de que la mayoría de los que están comiendo están acompañados de personas…. y de celulares!

Y es que desde hace algunos años el uso del celular se ha vuelto un vicio que, sin darnos cuenta, va modificando desde la dinámica familiar hasta las habilidades sociales del usuario.

Este fenómeno del uso de celulares en eventos sociales ha llamado la atención de varios investigadores estadounidense quienes lo nombraron  phubbing y viene de la unión de las palabras en inglés phone  (teléfono) y snubbing (desatención).

Consiste en ser ignorado por la persona que te acompaña debido a que ésta se encuentra utilizando el teléfono.

¿Seamos sinceros y preguntémonos a cuántos no nos ha pasado que estando en una reunión hay un momento en el que todos están mirando su celular?, y así como ocurre en las reuniones familiares, pasa con los amigos, en la oficina, en la escuela, metro bus, bares, parques, en el cine e inclusive en la iglesia.

Sin duda este fenómeno ha modificado las relaciones interpersonales y la interacción con el mundo que nos rodea.

Ahora aprendemos, nos divertimos, nos comunicamos y relacionamos a través de una pantalla, concordando con el ya famoso dicho la tecnología acerca a los que tenemos lejos y aleja a los que tenemos cerca.

Tras varias investigaciones el phubbing se considera una adicción:  el uso excesivo de celulares, tabletas, computadores y otros aparatos electrónicos pueden afectar a las personas, sobre todo a los niños y adolescentes, trayendo consigo consecuencias como:  ansiedad, trastornos de sueño e incluso ciertos problemas de aprendizaje que pueden relacionarse con la atención, acostumbrándonos ahora a mirar una pantalla más que a una persona.

El celular es la nueva adicción.   Leía yo sobre un estudio de la Universidad de Missouri que reportó que la gente sufre de ansiedad al separarse de su celular.

Los investigadores pusieron a dos grupos a armar un rompecabezas y, luego, a uno de ellos le quitaron sus celulares.   Los participantes que estuvieron alejados de sus teléfonos aumentaron su pulso cardiaco, su presión arterial y les costó más trabajo completar el rompecabezas.

Modificar esta conducta viciosa no es imposible ni tedioso, no tenemos que prohibir el uso de celulares, ni cancelar nuestro plan de teléfono con internet, ni cerrar todas nuestras cuentas en redes sociales, sino más bien a aprender a moderar su uso, y esto se puede manejar de manera creativa y fortaleciendo las relaciones sociales.    Por ejemplo:

  • En una comida con amigos en un restaurante, pedirles a todos que pongan el celular al centro del mes y así el primero que lo tome, será el encargado de pagar la cuenta.
  • En la familia, en los momentos de convivencia, poner una alcancía en donde el primero que saque su celular tendrá que depositar cinco o diez pesos en la misma.
  • Hacer actividades recreativas, por ejemplo, deporte, paseos, visitar museos, de ser posible dejando el celular en casa.

 

Si bien el teléfono celular es una herramienta que nos mantiene en constante comunicación con las personas que tenemos lejos y que además facilita la vida diaria, es importante ser conscientes y pensar cómo queremos que sea la cultura digital en un futuro y sí queremos ser esclavos de la tecnología.

No se trata de prohibir o no utilizar las nuevas tecnologías, sino es simplemente aprender a valorar las relaciones interpersonales y sobretodo tener una interacción sana con el medio que nos rodea.

Reaprender a mirarnos a los ojos y fijarnos en los detalles que no vemos por ver una pantalla.   Dejemos de desatender a los que nos rodean y recuperemos el placer de comunicarnos presencialmente con las personas con las que convivimos o con las que vamos conociendo por la vida.      ¡Descubriremos la alegría de simpatizar y comprendernos!

Pregúntate si realmente dependes de este aparato, y si tu respuesta es afirmativa, no permitas que una cosa cambie y domine tu vida,  Mejor se TU quien decida que hacer con ella. 

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com.   Facebook:  Lucia Legorreta

 

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