Toma tu cruz y sígueme.

Jesús es amorosamente exigente, quiere que nos parezcamos a Él, nos marca como alcanzarlo porque nos ama infinitamente, por esto podemos darnos cuenta que diferente es una cruz con Cristo a una cruz sin Él.

El dolor existe para hacernos fuertes y el principio de la alegría está en el aceptar lo que no podemos cambiar diciendo como Él "AQUÍ ESTOY PARA HACER TU VOLUNTAD", llegando a la aceptación es como podemos sonreír no porque... sino, a pesar de...no porque todo me haya salido bien, sino a pesar de que hay tropiezos, no porque lo tenga todo, sino a pesar de que hay carencias y es cuando podemos ofrecer y poner en esa Cruz, en la de Cristo nuestro dolor, nuestro fracaso, nuestra enfermedad y Él que todo lo puede realizará el milagro de convertirlo en paz. en salud, en alegría, en esa sonrisa que refleja el amor de Dios. Y es cuando entendemos que el que sufre tiene la capacidad de apoyar a otros por que es fuerte y porque ha aprendido a comprender, tiene la capacidad de aceptar al hermano difícil, porque tiene la necesidad de ser aceptado, tiene el don de lágrimas para ser consolado y tiene la capacidad de ofrecer para ser redimido.

Nunca nos sucede nada con lo que no podamos y cuando parece muy pesada la carga Dios se manifiesta a través de ella y nos muestra cuanto confía en nosotros, El tiene más confianza en sus criaturas, que la que nosotros tenemos en Él.

Vivimos insatisfechos, quejándonos de todo y de todos. A veces encontramos personas egoístas, incapaces de abrir su corazón, su casa, su cartera y pienso... seguramente no ha sufrido porque el dolor nos capacita  para ayudar a otros, nos volvemos sensibles ante el dolor de los demás, aprendemos a consolar.

Otras veces miramos personas que han sufrido, que llevan la huella de su cruz, personas amargadas, también incapaces de amar. ahí la prueba de que su cruz es una cruz vacía, de que Cristo no participa ni tiene un lugar en su sufrimiento porque a través de él Dios nos disciplina y nos perfecciona.

La manera como reaccionamos ante el dolor, muestra si somos cristianos. Leer la epístola de Santiago nos ayuda a entender que el sufrimiento es una prueba real que cuando pasa por la aflicción te hace fuerte si la aprovechamos para crecer. Jesús no te dice que en este mundo no vas a sufrir, también Él experimentó el sufrimiento y llora por Jerusalén y llora por Lázaro y llora por nuestras fallas. El nos muestra que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria y así nos hace ambiciosos del cielo y es cuando tenemos esperanza y podemos decir bendito seas porque esto que estoy pasando me hace parecerme un poco a ti. Y es cuando puedes levantar los ojos al cielo y decir "yo traigo en mis espaldas las huellas del Señor"

Con Dios todo es más fácil; aprendamos a aceptar, aprendamos a verlo a Él a través de los  acontecimientos, aprendamos a ofrecer con la certeza de que nuestra cruz es la que podemos cargar, confiando en que de cada cruz llevada con alegría brotará una flor.

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Comentarios

  • Cuanta razon, en cuanto a una persona que ha sufrido esta siempre dispuesta a ayudar a los demas

  • Es cierto, con la ayuda y confianza en Cristo he superado la muerte de mi madre, dándome fortaleza para superar tan lamentable pérdida.

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