DE LOS TAMBORES TRIBALES A LA REALIDAD AUMENTADA

De los tambores tribales a la realidad aumentada

Evolución de la músicahttps://elsemanario.com/wp-content/uploads/2018/05/Evolución-de-la-música-300x169.png 300w" sizes="(max-width: 582px) 100vw, 582px" />

Ian Reider


Ayer, Hoy y Mañana

miércoles 16 de mayo de 2018

Desde que los primeros homínidos en sus ritos tribales comenzaron a cantar y a hacer ejecuciones rítmicas que simulaban a la naturaleza representando los sonidos que les acompañaban en su hábitat hasta la creación del primer aparato para grabar y reproducir música, pasaron varios siglos de desarrollo de la humanidad. Desde aquellas rudimentarias expresiones artísticas, hasta el s. XIX, la música evolucionó, se fabricaban artesanalmente finos y complejos instrumentos en todas las culturas, sin embargo, el deseo humano de trascender y perdurar, de capturar las melodías, armonías y ritmos en un formato que nos permitiera reproducirla a placer, llevó a la invención del fonógrafo. Éste fue el primer aparato para escuchar música sin tener la necesidad de juntar a los ejecutantes o de reunirse en tertulia con aquella desafinada tía que cantaba acompañada de su piano.

Era 1877, un 29 de noviembre, cuando el prolífico y controvertido inventor Tomás Alva Edison presentó el fonógrafo para patente. A partir de entonces, para deleite de muchos, hemos sido capaces de conservar, reproducir, catalogar y hacer acervo de las músicas del mundo. En aquél momento, la penetración fue lenta, no cualquier mortal podía tener un aparato en su casa. Haría falta muchas vueltas de la Tierra alrededor del Sol para que la música y su difusión masiva se democratizara y encontrara un sitio en la sala de la casa para escuchar la selección de la preferencia de la familia.

Thomas Alva Edison y el fonografohttps://elsemanario.com/wp-content/uploads/2018/05/Thomas-Alva-Edison-y-el-fonografo-300x194.png 300w, https://elsemanario.com/wp-content/uploads/2018/05/Thomas-Alva-Edison-y-el-fonografo-768x496.png 768w" sizes="(max-width: 1000px) 100vw, 1000px" />

Thomas Alva Edison con el primer fonógrafo.

El s. XX fue introductor de una gran cantidad de sistemas de reproducción. Nada más durante ese lapso pasamos de los discos de pasta a los acetatos, a las grabaciones en cinta, casetes, discos compactos, archivos .mp3, .mp4 y anexas. De tener un fonógrafo de cuerda a la reproducción en tornamesas de brazo manual y cuya mayor innovación en aquellos tiempos fue el brazo automático que reproducía sin cesar el mismo LP hasta el hartazgo. Posteriormente, a principios de los 80 Sony innovaría con una versión personal para escuchar música, el popular Walkman TPS-L2, con formato casete, que se transformaría al paso del tiempo en Discman (CD) y que sobrevivió hasta 2005.

A partir de ahí la tendencia digital pasó por los minirreproductores tipo Ipod, hasta que estos también fueron cayendo en desuso porque hoy para cargar con una discoteca de miles de volúmenes, no necesitamos nada más que un teléfono inteligente, tan inteligente a veces que parece que sabe más que nosotros porque los migrantes digitales hemos tenido que ir aprendiendo día a día para incorporar todas estas tecnologías a nuestra cotidianidad. Además, las plataformas para compartir y escuchar han crecido y cambiado notablemente. Desde Youtube, Spotify, Facebook o Whatsapp, podemos “llevar” una serenata digital al dueñ@ de nuestro corazón, convidarle música a nuestros amigos, ambientar una fiesta o tener el placer individual de aislarnos del entorno con unos audífonos conectados a nuestra existencia. La realidad se tramita de manera diferente, podemos hacer el soundtrack de nuestra propia historia mientras la estamos vivenciando.

Tocadiscoshttps://elsemanario.com/wp-content/uploads/2018/05/Tocadiscos-300x204.jpg 300w" sizes="(max-width: 700px) 100vw, 700px" />

La pregunta ahora es ¿qué sigue? La velocidad de los cambios, el desarrollo tecnológico y la voracidad de los consumidores para tener nuevas vivencias lleva al desarrollo de otros mecanismos. La industria de la música grabada se ha enfrentado a este cambio de paradigma tecnológico en el 2016 que inició su recuperación después de más de una década en la que parecía que era una especie en extinción. Hoy Spotify brinda servicio a más de 40 millones de suscriptores y Apple Music a más de 20 millones. Hoy el streaming es oficialmente la mayor fuente de ingresos de esta industria. La facturación por descargas sube (57% en la primera mitad de 2016) mientras que la venta de discos físicos continúa a la baja. Sólo el vinilo sobrevive ¿o resucita? Al volverse de culto y retoma en pos de una calidad musical más “auténtica”. Sin embargo, la masa se aleja cada vez más del coleccionismo del objeto musical. Las ediciones ya no importan, las portadas, los cuadernillos, los afiches, incluso el DVD, que se incluían como parte del valor artístico y comercial agregado a un LP o un CD, ya no agregan valor.

¿Cuál es entonces el mañana de esta industria? En el corto plazo, sin duda el streamingseguirá creciendo. Hoy en día se calcula que las plataformas de suscripción cuentan con alrededor de 100 millones de miembros en 113 países, así es, esto sin considerar las secciones gratuitas de Youtube, Spotify o SoundCloud. ¿Parece mucho? No lo es, sólo el mercado en Estados Unidos es de 319 millones de personas, lo que implica una posibilidad de crecimiento aún muy grande. En este mercado se incrementarán además los lanzamientos exclusivos, como el que hizo Frank Ocean con el exitoso álbum Blond, dando así más control al artista y generando la necesidad a los fans de suscribirse a más de una plataforma si quieren tener acceso a los nuevos materiales de sus ídolos.

Adicionalmente, la Inteligencia Artificial (IA) sigue avanzando. Cada vez más los usuarios de estos medios digitales son mayores generadores de contenidos, pueden producir su propia música y difundirla, incluso se prevé que lo podrán hacer sistematizando y automatizando procesos para generar “pensamiento creativo”.

Por último, la Realidad Virtual (RV) ofrece y ofrecerá una gran cantidad de innovaciones que retarán a nuestro cerebro en una percepción alterada por el estímulo virtual. ¿Podremos sentir, oler y degustar la música además de escucharla? ¿Vamos a ser partícipes de conciertos inmersivos desde nuestro hogar? ¿Se convertirá la voz en animación para transformarse en un estímulo visual? Lo que nos falta por ver está a la vuelta, el futuro ya está aquí porque todo sucede a gran velocidad, ¿Cómo te imaginas tú que será la experiencia musical? ¿Qué podría sorprenderte? ¿Cómo será el mañana?

ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO POR PRIMERA VEZ EL 16 DE MAYO DE 2018 EN ELSEMANARIO.COM

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