DE CUAL SEMANA SANTA HABLAMOS

Si bien la Semana Santa tiene un origen religioso, lo cierto es con el correr de los años ha adquirido, por lo menos en México, interpretaciones diversas que dan lugar a prácticas que conforman toda una cultura de nuestro tiempo.Veamos si no:En el plano gubernamental es ocasión para dar rienda suelta a los afanes clientelistas de las autoridades que sólo buscan sacar el mayor beneficio de cada situación. Por ejemplo, ha servido para que el jefe de gobierno Marcelo Ebrard convoque a tomar el sol y nadar en las playas artificiales que cada año instala en la ciudad de México como parte de sus acciones populistas y electoreras.Si nos refiriéramos en general a la población pudiente, hay que admitir que espera con reloj en mano el momento de partir a las playas de verdad. Otros sectores menos adinerados buscan por lo menos agenciarse algún viaje a un centro turístico cercano donde haya cupo y precios accesibles para que el presupuesto rinda lo suficiente para aprovechar estas cortas pero nada despreciables vacaciones.Y bueno, quienes no disponen de tantos días libres o de recursos para viajar, tratan de pasarla bien en su propia ciudad. Digamos, el Distrito Federal, que es sin duda una ciudad disfrutable, sobre todo en estos días, cuando disminuye la contaminación, desaparecen los congestionamientos viales y hasta nos libramos de los discursos vanos de nuestros gobernantes.No podemos dejar de aludir al cada vez menor flujo de asistentes a las ceremonias religiosas, que antaño ocupaban un lugar preferente en estos días de guardar.Hay también un segmento considerable que ocupa este periodo para hacer deporte o bien aprovecha el tiempo libre para ir al cine o al teatro. Por cierto, en estos espectáculos los empresarios avivan cada vez más sus tácticas mercadotécnicas en los días de asueto y anuncian con estruendo sus grandiosos estrenos que, por cierto, a diferencia de lo que ocurría hace décadas, ya casi no se vinculan a temas religiosos históricos; por ejemplo, de la Roma Imperial de los primeros tiempos de la cristiandad. Incluso, las cintas cinematográficas de estos días tienen tramas atrevidas o de cuestiones polémicas en el plano de las preferencias sexuales. Y conste que cuestiono que se toquen esos temas, que la sociedad mexicana tiene que ventilar; simplemente quiero hacer notar cuán diferente es ahora la Semana Mayor en relación con otros tiempos.Los restauranteros, a su vez, ofrecen menús que nada tienen en común con los de hace unas décadas, cuando por convicción, o quizá por simple interés de conservar a la clientela a través de sus rituales, acompasaban la vigilia con sabrosos guisos a base de pescados y mariscos, con presentaciones tradicionales como las empanadas, los romeritos y el bacalao, entre otros platillos, a cual más distante de los pecaminosos cárnicos.En materia de cultura popular recordamos que pululaban los vendedores de Judas –que se quemaban en el Sábado de Gloria– y en muchos de los atrios de las iglesias había una oferta considerable de artesanías, panes y las incomparables gorditas de maíz, así como estampas alusivas a la Pasión de Cristo y de diversos temas religiosos. Ese era el entorno en el que se desarrollaban los llamados días santos.Como les comentaba antes, los pocos cines que abrían sus puertas al público en esos días sólo proyectaban películas con temas religiosos. A la par, algunas estaciones de radio, sin importar a qué géneros musicales se dedicaban a lo largo del año, en esas fechas sólo programaban música sacra o, por lo menos, moderaban sus ritmos guapachosos.Qué decir de otras liturgias que se han desvanecidos en alguna medida en el mundo católico: las Siete Palabras, sermón que reproducía las últimas siete frases expresadas por Cristo y reflexionaba sobre ellas; la Visita de las Siete Casas en el Jueves Santo o, previamente, las palmas bendecidas el Domingo de Ramos; los ayunos y la abstinencia en Cuaresma. Bueno, han desaparecido hasta las cubetadas de agua del Sábado de Gloria, tradición que, ni hablar, no podía sostenerse con la creciente escasez de agua que padecen la ciudad capital y el país entero.En fin, podríamos seguir ahondando en las modalidades de hoy frente a las de ayer, pero en todo caso lo importante es advertir los cambios y entender la manera como se refleja esa forma de ser y pensar de una sociedad en un tiempo y en otro.Y si bien el cambio no sólo es válido, sino natural, porque ante todo debe regir la libertad, incluyendo las creencias de cada quien, lo que nos preocupa es la pérdida de las expresiones de la cultura popular. Esas sí que ojalá nunca desaparezcan porque nos pertenecen y nos identifican a todos.
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Comentarios

  • Gracias por tu comentario, Marthita, considero que si es preocupante esta perdida de "tradiciones" que como dices nos identifican y pertenecen, aunque pareciera que solo a unos pocos esto nos inquieta por asi decir, al considerar, en mi caso, que se esta perdiendo una  convivencia mas familiar que permitia a mi modo de ver compartir no solo ritos religiosos sino un "temor" de ofender a Dios que se  ve  en la permisividad de muchos  comportamientos que ya son "normales" .
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