Ver en el escenario teatral a un par de personajes que traspasan los ochenta años de edad, ya es de por sí muy meritorio.
Pero constatar que lo hacen con vigor, talento, gracia y soltura, se acerca a la proeza.
Es el caso, en especial, de Ignacio López Tarso, quien actúa junto a Sergio Corona y Manuel Loco Valdés, que a su vez se alternan en la obra “Aeroplanos”, ya con ¡500 representaciones cumplidas!, en el Teatro Independencia.
Una puesta en escena, de casi 2 horas de duración, donde luce sobre todo la memorización de los diálogos, el oficio y la capacidad histriónica de López Tarso, como lo exige una buena comedia que se acompaña de momentos de reflexión en torno a la situación de los adultos mayores, sus angustias y alternativas de vida.
En lo personal, me tocó presenciar su actuación y la del “Loco Valdés”, en pareja, arrancando risas y sosteniendo una escenificación aleccionadora, sobre la llamada “Tercera edad”, así como la amistad y solidaridad humana.
Al final, para conmemorar tan exitosa temporada, se develó una placa que coincidió con el cumpleaños de Don Ignacio, a quien muchos consideramos el mejor actor de México con vida. Y nos impactó atestiguar ahí, que a sus 91 años de edad anunciará además otra obra en la que actuará teniendo a su lado a la propia Araceli Arámburu.
Confirmé por igual, que la gente va al teatro y para muestra que más que este cúmulo de representaciones, más allá de la inseguridad en nuestras calles y el creciente costo de la vida.
De verdad, disfruté la obra y reafirmé una vez más mi admiración por López Tarso, sin detrimento de esos otros dos grandes personajes: Corona y Valdés, que lucen cada uno en su género y con su consabida trayectoria profesional. Y desde luego, reconocer la acertada dirección de Luis Garcini y de Elia Domenzain.
Si acaso, lo que podría mejorarse es la escenografía y quizá ciertos episodios de la obra que de acortarse la aligarían más, tanto para los actores como para el público.
Va pues mi felicitación a todos, junto al deseo de que se acumulen más representaciones y ya veremos la próxima obra cuando se estrene.
En todo caso, “Aeroplano” se eleva bien y nos conduce por una ruta disfrutable y de bello final.
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