"¿DÓNDE ESTÁ MI PAPÁ?"

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“El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción ambas se transforman”.  Carl G. Jung.

¿Dónde esta mi papá?  

Trece años pasaron para que mi hijo y su padre biológico se conocieran.

Yo llevaba un año de separada de mi pareja, pasando y resolviendo asuntos dolorosos y económicos, cuando una tarde, a través de las redes sociales me di cuenta que mi hijo y su padre biológico eran amigos.

El primer pensamiento fue de temor, temor ante el posible rechazo de este personaje hacia mi hijo, reaccioné como cualquier madre que no permite que ninguna tormenta se acerque.

Sin embargo, la vida así es, con días soleados y nubarrones, noches de intenso frío y días llenos de alegres vientos.

Después de ver lo que sucedía me acerqué a mi hijo para preguntarle si habían aceptado su solicitud de amistad y de una forma muy callada me dijo: “Sí, me aceptó”.

¿Cómo supo mi hijo encontrarlo?  

La historia empezó cuando muy pequeño se dio cuenta de que en su escuela algunos compañeros tenían un papá y él no, entonces me preguntó: ¿dónde está mi papá? Yo respondí a la inocente pregunta de aquel tiempo con un: “Tú como todos los niños tienes un papá, pero él no está con nosotros, él decidió vivir en otra ciudad con otras personas”. Su siguiente pregunta fue más difícil que la primera, así que lo escuché con más atención y entonces él dijo: ¿Y nos dejó para irse?, a lo que yo le respondí: “Yo decidí que tú y yo estuviéramos juntos y él decidió marcharse”.

Esas palabras fueron las suficientes para que ese pequeño regresara a jugar, no hubo más preguntas y entonces pasaron muchos años donde él no insistió en preguntarme más por su padre biológico; también tuve la oportunidad esa misma ocasión de decirle como se llamaba su padre y de mostrarle un pequeño recorte de periódico con una foto, así que mi hijo guardó ese documento como la única llave que abría el baúl que encontró y enterramos juntos ese día.

La relación entre ellos comenzó en las redes sociales con el intercambio de música y al parecer no pasaba de esa información,  así que yo opté por mantenerme como espectadora y dejar mis temores de lado.

Con mi ex pareja, sucedió lo contrario, a pesar de que la relación entre él y mi hijo era mucho mejor que la de mi hijo con su padre biológico, éste decidió eliminarlo de su red de amigos. Yo noté en mi hijo dolor por esta actitud y entonces comprendí la razón por la que mi jovencito había ido en busca de su padre.

Lamentablemente, un rechazo nos lleva a buscar lo mismo que se fue y pensamos en las personas como objetos que pueden ser sustituidos, sin embargo cada relación significativa que mantenemos con alguien es única y tal vez esa fue la lección que la vida tenía preparada para mi hijo adolescente.

Colocar un nombre por otro, no causó el mismo efecto sentimental que él esperaba, me di cuenta al notar que su relación no crecía en la red social, tampoco había comentarios importantes de uno hacia otro, era todo como haber soltado un hilo y esperar que alguien se sujetara, generalmente el más interesado en el otro, pero en este caso ambos lados no se atrevían a relacionarse.

Un verano, finalmente llegó el momento de que se conocieran personalmente, mi hijo entonces de trece años decidió visitarlo después de que su padre lo invitara a pasar una semana con él.  El momento había llegado, dos personas a las que nunca se les había visto juntas, ni compartiendo afecto, tomaban la decisión de cambiar esta parte de sus vidas.

Esta decisión al principio me hizo volver a temer, sin embargo, mi opción fue dejar que entre ellos dos se generara esa conexión natural, decidir que mi papel no era el arreglar lo que alguien debía sentir por su hijo biológico aun tratándose del mío, era lo correcto, y tampoco negarle a mi hijo su propio riesgo, entendí que cualquiera que fuera el resultado de este viaje ambos estábamos preparados.

Así, mi hijo se atrevió a salir de casa para encontrarse con sus propias respuestas.

Antes del viaje, mi madre se encargo de hablarle de la otra abuela respecto a su ropa y su comida  y de su abuelo el militar y sus lindos uniformes, yo solamente me limité a decirle que fuera un hombre educado, que si los abuelos paternos no sabían quién era él, dejara que su padre respondiera a esa pregunta.  En casa, él contaba con nosotros, sus abuelos, su tío y su madre que lo esperarían y deseaban que él tuviera unas felices vacaciones.

El viaje empezó con nerviosismo, llevé a mi hijo adolescente al aeropuerto, lo noté seguro, animado y ahí nos despedimos, él llegaría muy noche a conocer a su padre, le di las señales de la ropa que éste llevaría al esperarlo a su llegada y lo vi partir.

Su encuentro fue en uno de los aeropuertos más grandes de mi país, el de la ciudad de México, ésta lo recibía con una noche agradable y cálida, a través de una puerta de vidrio obscura que se recorría constantemente para dejar salir a los pasajeros con su equipaje, ambos se reconocieron.

Según me cuenta mi hijo a él le causó mucha gracia el aspecto físico de su padre, sus anteojos muy profundos y grandes, su vientre pronunciado le parecían muy originales, ambos después de saludarse y avisarme por teléfono que estaban juntos, se subieron al auto y tomaron todavía una hora de camino para llegar a su destino.

Esta por demás dar los detalles de ese viaje, mi hijo convivió con su padre como una persona que llega a visitar a alguien que quiere conocer, tal vez yo nunca sabré de las expectativas de ambos, pero lo que aprendí, fue que lo correcto había sido no meterme entre ellos para forzar algo que no puede forzarse.

El afecto, amor o cualquier sentimiento que un padre pueda tener hacia un hijo que nunca reconoció le pertenece a él y él decide por lo que sienta, de la misma forma que su hijo hacia él.

 Las palabras “Padre e Hijo” pueden construirse y no solamente adjudicarse.

Al final, yo creo que mi hijo adolescente fue a conocer al ser humano que había detrás de las fotos que veía por las redes sociales y tuvo la inocente curiosidad de acercarse a él, pero también la madura decisión sobre lo que él sentía respecto a su padre.

A su regreso, en el aeropuerto cuando yo lo recibí, extendimos ambos los brazos en lo alto para después estrecharnos fuerte como siempre y en ese abrazo fundir nuestro sentimiento mutuo, mientras él me decía que nos quería mucho a sus abuelos y a mí.

Yo creo que en este capítulo de mi vida dejé de ser un actor principal y mi hijo pasó a tomar el lugar. Un chico que ante la ausencia de un hombre que decía quererlo como un padre decide ir en busca de su padre biológico sin expectativas, sin esperar a cambio nada, sin sentirse menos querido. Un chico que tomó quizá por primera vez en su vida el timón de su dolor, de su alegría, y el propio riesgo de salir a buscar las piezas que él pensó hacían falta en su vida.

Al final, mi hijo y su padre se conocieron, pero al final también, ambos decidieron quedarse en el mismo lugar de donde partieron.

Nos leemos en la siguiente.

Diana Rodríguez.

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Comentarios

  • Hola Diana... me siento identificada contigo... mis hijos aún están pequeños son cuates y pienso que cuando entren a la escuela también les entrará la duda sobre su padre... ya no hemos sabido nada de ti... cada que llega un correo de Retos busco tu sección.

    Saludos,

  • MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIRNOS TU EXPERIENCIA.

    FELIDADES A LA HEROICA MAMÁ Y AL HEROICO HIJO

    QUE DIOS LOS BENDIGA

  • hola. el papá de mi nene se apareció el año pasado (mi hijo tiene 5 años), yo necesitaba "forzar" que se conocieran, pero él no llegó. ahora dice que estará pendiente de algunos gastos en medida de su posibilidad y deja al tiempo la posibilidad de conocerse. Yo quisiera que mi hijo no sintiera en futuro eso tan feo como el abandono (pues lamentablemente la cultura y sociedad que lo rodea así los coloca), yo lo miro como un niño contento y completo, no se que más puedo hacer, en fin, solo quería desahogarme.

  • BIEN HECHO, LOS HIJOS NO SON NUESTRA PROPIEDAD, NI NUESTRA EXTENSIÓN, FUIMOS UN CONDUCTO PARA QUE ELLOS LLEGARAN A ESTA VIDA, CRECIERAN, SE EDUCARAN Y FUERAN FELICES. PERO LOS PEQUEÑOS CRECEN Y SE CONVIERTEN EN HOMBRES Y MUJERES DE UN MOMENTO A OTRO, MUCHAS DE LAS COSAS QUE ELLOS DECIDAN QUIZÁ NO NOS GUSTEN, PERO MERECEN NUESTRO RESPETO.
    YO VIVÍ LO MISMO CUANDO EL HIJO DE MI MARIDO DECIDIO BUSCARLO, Y ELLOS VIVIERON UNA GRAN RELACIÓN, MUY AMOROSA Y CONOCIÓ A SUS HERMANOS Y ME GANE DE ÉL "UN MAMÁ TE QUIERO" SIN SER YO SU MADRE, SE LO AGRADEZCO PORQUE PARA MÍ EL FUE MÍ HIJO, NUNCA HICE DIFERENCIAS Y LO DEFENDIA CON UÑAS Y DIENTES IGUAL QUE A LOS OTROS. LE AGRADEZCO A GLORIA (MADRE BIOLÓGICA) SU MADUREZ PARA NO SENTIRSE DESPLAZADA Y POR NO HABERLE HABLADO MAL DE SU PADRE, POR DARLE LA OPORTUNIDAD A ÉL MISMO DE CONOCERLO TODO, Y EL SACAR SUS PROPIAS DEDUCCCIONES. A FIN DE CUENTAS QUE DAÑO PUEDE HACERLE A UN CHICO QUE HAYA MÁS PERSONAS QUE LO AMEN Y LO CUIDEN, LEJOS DE HACERLE MAL, LO HACE FLORECER, ABRIR SUS BRAZOS AMPLIOS A LA VIDA, EL CHICO FALLECIÓ LAMENTABLEMENTE EN MANOS DE LA DELINCUENCIA Y FUE UN GOLPE TREMENDO PARA TODOS LOS QUE LO AMAMOS ESTE MES CUMPLIRIA 26 AÑOS SIN EMBARGO ME QUEDO TRANQUILA POR EL AMOR QUE EN VIDA LE HICIMOS VIVIR, POR TODO LO BUENO QUE EN VIDA SUS HERMANOS, PADRE Y YO LE DIMOS.

    DEJEMOLOS VOLAR, NO TENGAMOS MIEDO.
  • Rocio Alvarez Benitez muchas gracias por tu comentario, saber soltar a los hijos es un reto para ambas partes, pero necesaria en el proceso de ver madurar a quienes hemos educado. Uno al final no se retira del todo, se mantiene ahi para apoyarlos. Un abrazo con afecto. Diana Rodriguez.

  • Eres una valiente por darte la oportunidad de hacerte a un lado para dejar a tu hijo crecer. Yo no vivo nada similar, pero con una adolescente ya debo hacerme a un lado y aún no encuentro mi lugar...tomaré tu ejemplo. ¡Felicidades!
  • Laura Palencia gracias por compartir tambien tu experiencia, el duelo es un proceso por el cual muchos seres humanos debemos de atravesar, un abrazo para ti y tu hija con mucho afecto. Diana Rodriguez.

  • Maria Isabel Sanchez muchas gracias, hoy puedo decir que eres mi primera lectora, estare entregando la parte final el dia de hoy, mi historia el espejo de muchas madres. Gracias siempre por motivarme a seguir haciendolo. Un fuerte abrazo. Diana Rodriguez.

  • Maria Guadalpue Guerrero Luna, MUCHAS, MUCHAS GRACIAS por escribir, alcanzo a notar un poco de esfuerzo en hacerlo, gracias por tus palabras. Un saludo con afecto. Diana Rodriguez.

  • Me parece muy inteligente de tu parte la manera de afrontar la situación. No me queda más que felicitarte. Yo tengo una hija de 17 años y ella nunca acepto conocer a su papa ya que decía q si el no la buscaba era porque no quería verla. El fallece cuando ella tenía 14 años y tengo que darle la noticia la cual ella la tomo mal, sufrió la pérdida de su papa pero ya esta bien. Ami me quedo la tranquilidad de haberle dado la oportunidad a ambos de conocerse aunque ninguno de los dos mostró interés en ese momento. Pero si me hubiera gustado que se conocieran.
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