CUIDADOS PALIATIVOS: SIEMPRE HAY ALGO POR HACER

9275233288?profile=original“En el hospital me dijeron que me fuera a mi casa, que ya no había nada que hacer”, me platica Silvia, una mujer humilde de apenas 46 años. Tiene cáncer de colon y hace unos meses la operaron. Terminó su tratamiento de quimioterapia y tanto ella como su familia están desconcertados y sin esperanza: se enfrentan a una enfermedad terminal de la cual saben muy poco, y menos, qué pueden esperar.

No importa la edad o la condición social: niños, jóvenes, adultos o adultos mayores puede padecer una enfermedad terminal y requerir una atención específica. Probablemente en tu familia hay alguien enfermo, como Silvia, o bien seas tú a quien se la ha diagnosticado un padecimiento de esta naturaleza.

En este sentido, sea a la edad que sea y cualquiera que sea la dolencia, el paciente tiene derecho a los llamados “cuidados paliativos”, que son aquellos cuidados que buscan procurar una mejor calidad de vida a los enfermos en situación terminal que, por su padecimiento, ya no responden a un tratamiento curativo.
Ante la relevancia del tema, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado precisamente de la existencia de los cuidados paliativos para acabar con el dolor y no con el doliente y establece como principal objetivo del apoyo paliativo el ofrecer la más alta calidad de vida posible al enfermo.

Es elemental aclarar que estas medidas no atrasan ni aceleran la muerte, sólo controlan el dolor generado por los síntomas relacionados con el padecimiento. Así, palían (mitigan) los síntomas que van surgiendo a raíz de su enfermedad y brindan comodidad a los pacientes respetando, en todo momento, su dignidad y autonomía.

Y lo importante es que esta atención no sólo la recibe el paciente, sino también los miembros de su familia, quienes resultan de apoyo fundamental en estos momentos difíciles, y que con una capacitación adecuada, suelen colaborar de manera activa y eficaz.

Los cuidados paliativos se aplican a través de un equipo interdisciplinario, donde participan médicos, psicólogos, enfermeras, trabajadoras sociales, fisioterapeutas y guías espirituales, quienes con el apoyo e interacción con la familia, brindarán al enfermo terminal una mejor calidad de vida hasta el final.
Lo anterior suena más viable cuando se trata de un adulto mayor, pero ¿que pasa si el enfermo terminal es un niño?

Expertos en este tema indican que “el trabajo con los niños en fase terminal por cualquier enfermedad es una de las experiencias más difíciles de vivir como profesional y como ser humano, lo que no debe ser asumido como algo simple, se requiere de conocimiento, formación profesional, experiencia y sobre todo de un enorme compromiso humano. Ahora, los cuidados paliativos en pediatría, han permitido demostrar que estas técnicas tienen un uso y efecto favorable en el niño, previo a la fase final de la vida, así como un mejor proceso de adaptación de la familia ante la proximidad de la muerte de su hijo” (Revista Dolor, Clínica y Terapia 6/2009)

De ahí que, en este tipo de situaciones, se incentive el trabajo conjunto de la familia - que con un gran amor quiere acompañar y ayudar- con el profesional, que con su experiencia, es el más adecuado para brindar una atención especializada y humana.

Cabe mencionar que cada vez son más los cursos y foros sobre El dolor, que incluyen en sus programas conferencias sobre cuidados paliativos y las clínicas del dolor adquieren cada día más importancia. Sin embargo, aún falta mucho por investigar, capacitar y aplicar en nuestro país.

Incluso, ¿sabías que en Enero del 2009 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto en el que se reforma y adiciona la Ley General de Salud en materia de cuidados paliativos? Los objetivos de la ley son:

  1. La definición de conceptos, es decir deja claro que los cuidados paliativos no es eutanasia, ya que no le quita la vida a nadie.
  2. La identificación de los derechos del paciente en etapa terminal, entre los que destacan: la atención médica integral, trato digno, respetuoso y profesional procurando preservar la calidad de vida; optar por recibir cuidados paliativos en un domicilio particular; morir acompañado con su familia de preferencia, y si se trata de un paciente mayor de edad, la posibilidad de decidir hasta dónde, cuándo y cómo llegar con su enfermedad dejando que la muerte llegue de forma natural.
  3. Las obligaciones que tienen tanto los profesionales como las instituciones de salud.
    Sin duda, ahora que Silvia sabe sobre esto, podrá solicitar la información veraz y clara de lo que el futuro les presentará tanto a ella como a su esposo e hijos. Es un derecho y una responsabilidad que todos debemos conocer.

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook: Lucia Legorreta

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