CUANDO LO QUE SOY, NO ES SUFICIENTE

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 Quizá más de alguna vez en  momentos de nuestra vida hemos experimentado esa sensación de “ella es mejor” “no soy capaz” “ ella si puede”  en situaciones cotidianas de nuestro diario vivir que nos lleva a sentirnos inferior a las demás, pero eso no significa que haya un complejo de inferioridad, que es el tema que abordaré el día de hoy en el que puedo decir, que una persona que se siente inferior a las demás es aquella que experimenta esta sensación de poco valor  de  forma permanente y no sólo en algunas ocasiones pasajeras en las que pone en duda su capacidad  para resolver los problemas que la vida le presente.

 

Una persona con complejo de inferioridad  se siente profundamente “no capaz o no suficiente” en varios aspectos de vida pero le cuesta mucha dificultad el admitirlo y opta por reprimirlo llevando ese sentimiento de forma inconsciente y sin embargo, en algunos momentos ese sentimiento le llevará a determinadas conductas que le hagan  salir a flote ese sentimiento de ser menos que las demás, incluso no necesita tener un defecto real ya que basta con que crea que lo tiene, para que ello merme su valía personal.

 

Puedo decirte que la causa del complejo de inferioridad es cuando la persona en su infancia experimentó rechazo, humillación, indiferencia, o críticas negativas por parte de las figuras parentales o las personas de autoridad con las que creció hasta la edad adulta. Así mismo, la otra cara de la moneda es cuando  los padres manifestaron sobreprotección  en exageración, dando lugar  a que se vaya construyendo una personalidad insegura, tímida, introvertida y con escasa actividad social. Cuando alguien se siente inferior tiende a actuar de una forma modesta e inhibida, se disculpará constantemente  hasta  por el menor detalle que “ella cree” causa incomodidad a los demás.

 

Una persona con complejo de inferioridad en el terreno físico está buscándose defectos todo el tiempo, que está gorda o  demasiado flaca, que si es alta o necesita zapatos con plataforma, le preocupa  si es buena amante o de plano se priva de disfrutar su sexualidad porque es “anorgásmica”, que si es muy intelectual y culta, o de plano mediocre e ignorante, socialmente no sabe cómo comportarse ante un grupo social, tiene poca facilidad de palabra, se avergüenza de sus raíces o familia.

 

Para la persona con complejo de inferioridad le es difícil aceptar que puede ser amada o deseada.

Se siente incapaz de sentir, lo que los demás sienten por ella.

Se siente menos inferior cuando está con personas que sufren el mismo complejo.

Suele idealizar al sexo opuesto.

Tiende  a autoagredirse, conmiserarse.

Le cuesta ver los logros que ha tenido en su vida.

Suele  boicotearse, lo cual le impide un crecimiento personal.

Deja de lado su ambición económica y se conforma porque es lo que merece.

Teme a la vida, a los cambios, a los logros, al vacío.

Suele pensar que lo ajeno es lo mejor, y lo que posee no vale tanto.

Tiende a nulificase todo el tiempo.

Piensa que los demás “llevan la mejor parte”.

Manifiesta incredulidad en el amor.

 

Lo  paradójico de este complejo es cuando la persona busca compensar este sentimiento con ciertas conductas que le llevan  a un falso sentimiento de superioridad que sirve para ocultar el problema de fondo ante sí misma y los demás, ocultando así el menosprecio por sí misma. Cuando la persona se muestra  arrogante, altanera, soberbia, se interesa poco por los sentimientos ajenos, vanidosa y superficial es aquí  hasta cierto punto un  complejo de superioridad. Se muestra indiferente ante la opinión de los demás, cuando en realidad es muy susceptible a las mismas ya que la hieren fácilmente, e influyen notablemente en su gran necesidad de autoestima, ocasionando así angustia y sufrimiento ya que tiene escasas posibilidades  en el amor y le impide relacionarse sanamente.

 

Ahora que ya conoces un poco este complejo de inferioridad y mejor aún  si te has identificado, yo te invito a que inicies un proceso personal para que trabajes en tus sentimientos, para que puedas comprender  mejor el origen de tu problema, las razones aparentes que lo refuerzan, emprender el camino de tu autoconocimiento y su vez que puedas aprender nuevas pautas de autovaloración para un óptimo desarrollo humano integral, que te lleven a vivir y sentirte más plena con tu vida.

  

Porque si de algo estoy segura, es que siempre se puede estar mejor. 

 

LDH. Sandy González Guzmán.

Terapeuta Desarrollo Humano

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