Juan firmó un contrato de compraventa a plazos de un auto, cuando lo firmó nunca se fijó ni se detuvo a leerlo, confiaba en que iba a pagar puntualmente y sin problema, tampoco tomó en cuenta ni preguntó al vendedor sí contenía cláusulas penales y eventualmente con el paso de los meses tuvo problemas económicos y empezó a incurrir en mora en los pagos, es decir a dejar de pagar puntualmente, creyó y confió en la buena fé de su vendedor, sin embargo, éste, fundándose y basándose en el contrato, no se tentó el corazón de Juan y le exigió incluso vía judicial el pago, no solo de los adeudos sino también de las penas convencionales que eran absolutamente leoninas y casi imposibles de pagar para Juan tomando en cuenta su decadente situación económica.
Juan, desafortunadamente es un claro ejemplo de lo que no hay que hacer, por favor te pido que cuando vayas a firmar un contrato, el que sea, revísalo para que esté apegado a las obligaciones que cada parte asuma, muy importante, revisa la parte de las cláusulas penales, ¿a qué te comprometes tu o la otra parte en caso de incumplimiento de cualquiera de los dos? Y hay algo más importante aún, cuando ya lo vayas a firmar dale una última leída a todo y más a la parte de las penalidades, para que nunca te cambien nada del texto ni del contenido, hay personas muy tramposas que pueden abusar de tu buena fé y confianza y eso te podría llevar a perder gran parte de tu tranquilidad y de tu patrimonio. No tengas miedo, es preferible, preguntar, indagar, saber en qué consisten las cláusulas penales y no que te vayan a sorprender en caso de que te veas obligado a no cumplir con los tiempos pactados en el contrato.
Hoy, sin duda si hay algo seguro y constante es el cambio, hay que prever situaciones aún cuando creamos que estaremos muy bien.
Cuídate y cuida tu paz y tu patrimonio.
Me importa mucho que estés bien.
Y recuerda como siempre, no estamos solas!
Lic. Claudia Torres G.
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