¿CÓMO VIVIR MI DUELO ANTE UNA PÉRDIDA?

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¿Qué el duelo?

Duelo es una palabra que procede del latín “dolus”, que significa dolor. El duelo es un sentimiento provocado por una pérdida en  nuestra vida que ha sido significativa. Según la persona y la sociedad en la que vive, el duelo puede ser más o menos intenso, más o menos duradero, pero en cierto momento lo normal es que se vaya apaciguando.

La vida es un constante flujo, viene y va: las personas, las cosas, las situaciones llegan para proporcionarnos toda clase de experiencias; algunas se quedan para siempre, pero otras se van inevitablemente y nos empujan a eso que todas hemos vivido de alguna manera: la pérdida Esa vivencia de quedarse sin algo o alguien; la dolorosa realidad de perder un amigo, un familiar, una queridísima mascota, la salud, la pareja, la escuela, un objeto muy apreciado, la estabilidad económica, la seguridad, una parte de nosotros mismas.

La pérdida nos lleva a contactar con fuertes sentimientos de todo tipo, que si no sabemos manejar pueden dejar una huella profunda que contamina nuestra vida más allá de lo que nos imaginamos.

 

¿Cuánto dura un duelo? 

Desde que se recibe la noticia de la muerte de un ser querido o bien, de una relación se asimila y acepta pasado el tiempo, las personas afectadas atraviesan por diferentes fases de duelo.

En este proceso las emociones son similares a una montaña rusa, en la que estarás sumergida en mucha tristeza y poco a poco va disminuyendo, te sientes en calma, parece que lo asimilas y te sientes mejor, pero algo sucede, algo te recuerda, alguien te pregunta y vas para debajo de nuevo, justamente cuando mejor te sentías emocionalmente.

 Hay que pasar y superar diferentes momentos de dolor, aunque no siempre las fases se producen en el mismo orden. Todas las pérdidas precisan de este proceso, que tiene una duración que oscila entre los 6 meses y los 2 años, aproximadamente, dependiendo de varios factores:

 

Superar el duelo depende de varios factores:

 

 • Del grado o importancia de la relación.

 

• Del apoyo social.

Una persona que cuenta con amigos o familiares que le quieren y le entienden, con los que se siente apoyado y comprendido, tendrá más facilidad para amortiguar el dolor.

 

• De la personalidad.

Hay personas que sienten las cosas, tanto las alegrías como las tristezas de forma muy intensa, mientras que otras tienen mayor contención. De la misma forma, hay quienes tienen una mayor facilidad para profundizar en continuos pensamientos catastróficos, profundizando en la espiral de dolor.

 

• De la confianza y autoestima.

Un nivel alto de autoestima o confianza nos ayudará a no tener pensamientos autodestructivos ni de acontecimientos catastróficos.

 

• De la forma de afrontar los problemas.

Muchas personas son capaces de evaluar la situación y buscar apoyo emocional.

 

Las fases o etapas que se viven en el proceso de duelo. 

La doctora Elisabeth Kübler-Rose, quien ha trabajado a profundidad con enfermos terminales, es quizá la pionera y quien más ha aportado al estudio del proceso del duelo y sus etapas, las cuales, según ella, son básicamente cinco:

 

. Negación

. Ira

. Negociación

. Dolor o depresión

. Aceptación o resolución del duelo

 

NEGACIÓN: Se trata básicamente un mecanismo de defensa frente a la pérdida.  En el caso de muerte: La persona sigue creyendo que está dormido o que se desmayó e intenta  despertarlo. Porque hay Desconcierto e incredulidad. Esta fase deberá durar poco tiempo, lo que te tome adaptarte a la nueva realidad.

 

IRA: La negación será sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento. Implícitamente comienzas a aceptar el hecho, aunque todavía no estás lista para  aceptar la ausencia de esa persona que significaba tanto en tu vida. Aparece una  Tristeza profunda y agresividad. Se producen reacciones de ira y descontento, incluso ante quienes les rodean, angustiados por ser el protagonista una desgracia.

 

NEGOCIACIÓN: Se inicia un debate interno en que una parte de ti empieza a reclamar que tomes acción frente a la situación, mientras la otra ofrece resistencia, porque aún conserva esperanzas de que sea un error y la persona que en si ha muerto, regrese de la nada. Si tu duelo fluye, deberá imponerse la parte que pide hacer algo para dejar de sufrir. Aparece la Desesperación y depresión. Con apatía, tristeza y fragilidad, nos vamos haciendo a la idea de una pérdida irreversible. Es la silenciosa resignación.

 

DEPRESIÓN: Esta aparece tarde o temprano cuando la realidad se impondrá, lo que te sumirá en un estado de profunda tristeza. No hablamos de  depresión clínica, sino de abatimiento, derrota, de los que te sobrepondrás gradualmente. De no ser así, es necesario buscar ayuda profesional.

 

ACEPTACIÓN: No nos confundamos, esta última etapa no es un salto súbito al reencuentro con la felicidad. NO……Primeramente  experimentarás alivio; la línea de meta queda definida por la esperanza en el futuro; cuando vuelvas a sentirla, sabrás que es momento de pensar en lo que sigue. Aparece la Aceptación y paz. Va reapareciendo la necesidad de centrarse en las actividades cotidianas, de abrirse a las relaciones sociales. De experimentar cosas  nuevas, de resurgir. No obstante, nunca se vuelve al estado anterior a esta  pérdida.

 

  Las reacciones que experimentas al vivir tu duelo

Son reacciones normales ante la pérdida de un ser querido, pero no por ello dejan de ser dolorosas. Los síntomas del duelo son parecidos a los de las depresiones: tristeza, trastorno del sueño, alteraciones del apetito,  cefaleas, palpitaciones, problemas respiratorios. Disminuye el interés por lo que nos rodea, por el trabajo, por las relaciones con los demás. Y, generalmente, nos invade la rabia y la incredulidad.

 

1. Reacciones físicas

• Mayor riesgo de enfermar.

• Sensación de estómago vacío.

• Sensación de agotamiento.

• Llanto.

• Alteraciones del sueño.

• Inapetencia y pérdida de peso.

• Opresión en el pecho y garganta.

 

 2. Reacciones psicológicas

• Incredulidad.

• Confusión.

• Añoranza.

• Obsesión por recuperar la pérdida, a través de ropas, objetos, alucinaciones visuales o auditivas sueños, etc.

• Sentimiento de abandono y soledad.

• Rabia.

• Culpa

• Hiperactividad.

• Soledad.

• Tristeza, agudizados en aniversarios, en Navidad, en fiestas familiares…

• Miedo.

 

3. Reacciones sociales

• Resentimiento hacia los demás, que continúan con su vida como si nada hubiera pasado.

• Aislamiento y búsqueda de relaciones con quienes también están solos…

• Búsqueda de una nueva identidad y de nuevos papeles sociales.

 

4. Reacciones espirituales

• Conciencia de la propia limitación.

• Pérdida de la sensación de ser inmortales.

• Búsqueda de Dios, bien con resentimiento (rebeldía); indiferencia (ante la percepción de abandono) o con buscando la fuerza necesaria para continuar.

• Búsqueda del sentido de la vida.

 

 Cuando se pierde a un ser querido es lo más duro que nos puede pasar en la vida. Sufrir es inevitable, pero lo normal es que el dolor vaya dando paso a otros sentimientos menos agudos, como la tristeza, la aceptación, la nostalgia y -finalmente- la necesidad de seguir con nuestra propia existencia.

 Para superar el duelo hay que vivirlo. Pero si nos negamos a entrar en alguna de sus fases, si reprimimos emociones dolorosas, pueden surgir síntomas patológicos relacionados con la necesidad de permanecer unida a la persona que hoy ya no está presente en nuestra vida y eso nos lleva a un desequilibrio emocional. Es necesario aprender a decir ADIÓS.

 

Abrazo a tu alma con amor. 

LDH. Sandy González Guzmán.

Terapeuta Desarrollo Personal.

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