ASÍ ERA

 

Ahora me referiré a algo más personal, a un trozo de mi intimidad familiar, dolorosa ahora, aunque esperanzadora, por el sensible deceso de mi señora madre. Lo hago porque en estos días hubiera celebrado su cumpleaños número 91, además de que el hecho, me remite a mis orígenes, en Monterrey.

Breve historia, que divido en dos partes: Antes y Después de su muerte, en homenaje a doña Esthela Benavides.

De ella, primero diré que fue una gran mujer y una madre que supo formar a su familia, lo cual siempre es complicado, sobre todo desde que enviudó siendo muy joven y quedó sola al frente del timón y del destino de los Chapa Benavides, cuatro en total, ya que mi padre, un gran médico, muere a los 48 años de edad.

Cómo no recordar su gran belleza, esa que enloqueció a mi padre, quien fue a conquistarla hasta Cerralvo, su pueblo natal, por cierto la población más antigua del estado de Nuevo León.

Una mujer de inteligencia analítica, firmeza de carácter, fuerza carismática, presencia telúrica y capacidad para todos los asuntos, dentro y fuera del hogar. Y qué decir de los milagros que hacía con el dinero para mantenernos.

Por eso, de nueva cuenta le agradezco cada uno de los cuidados que me prodigó desde que llegué a este mundo, reconociendo en lo más profundo de mi alma, la educación, el apoyo y el sostén que nos brindó a mí y a mis hermanos durante esos años para que pudiéramos emprender nuestra evolución y seguir de la mejor manera el camino que marcamos, junto a ella, a pesar de que a veces se tornara arduo y difícil.

Nos acompañó siempre su disciplina y rigor, y que cuando era necesario reaparecía su mano dura, durísima.

Son también importantes otras remembranzas y las vivencias que guardo de ella pero no puedo plasmarlas en tan pocas líneas. Sin embargo, a manera de un emocionado testimonio evoco algo fundamental: pues si bien mi educación fue en un mundo "muy para hombres", crecí paradójicamente cerca de mujeres talentosas (mamá y tías) que tuvieron un papel fundamental en mi formación y alumbraron con sabiduría y cariño mi vocación, mi destino.

Una mujer fuerte a la que debo pues la verticalidad de mi carácter. Tanto, que siempre aparece en mi mente como un factor decisivo en mi existencia, incluso hasta en la propia cocina y cerca del fogón preparando guisos deliciosos, que reaparecen con frecuencia en mi memoria gustativa.

Aprecio sus grandes lecciones de vida, que hoy comprendo, valoro y aquilato todavía más, en mi madurez.

Tengo muy presente la excelente ama de casa que fue aunque tal vez ahí, confieso, no me he aplicado del todo y no siga su ejemplo –como ella siempre quiso. A cambio, pinto, escribo, hago libros, conduzco un programa de tele y cocino,… aunque de vez en cuando sacudo los muebles, rara vez tiendo las camas, pero eso sí, me encanta arreglar el jardín.

Comparto pues con todas y todos ustedes el hecho de que mis éxitos, mi felicidad, mis logros y todo lo que soy, en mucho los debo a ella.

Y deseo que donde ella esté, siempre la rodeen la felicidad, la armonía, la paz espiritual, la abundancia y mucho, mucho amor. Sobre todo, que Dios la siga bendiciendo, y por igual a nosotros, sus hijos, con el recuerdo vivo de su amor y fortaleza.

 

http://www.marthachapa.net/
enlachachapa@prodigy.net.mx
Twitter: @martha_chapa
Facebook: Martha Chapa Benavides

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Comentarios

  • Asi sera, BENDECIDAS SEAN TODAS LAS MAMITAS QUE CON SU EJEMPLO DEVIDA  NOS DAN LA FUERZA PARA SEGUIR ADELANTE, QUE PRONTO ENCUENTRE LA PAZ Y LA ARMONIA .

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