ANTONIA

Te cuento la historia de Antonia: ella, cuando era muy pequeña, sufrió el abandono de su mamá, quien simplemente se fue sin despedir un día y no volvió. Tuvieron que pasar muchos años para que Antonia se diera cuenta de que, cada vez que alguien se alejaba de su vida, por la razón que fuera, era inmediatamente detectado por su abandonómetro particular y esa persona pasaba a formar parte de una lista negra de abandonadores que Antonia guardaba en su corazón. Así, ella fue quien se alejó de mucha gente, pensando que era mejor irse primero, antes de volver a atravesar el dolor de ser abandonada y sentir roto su corazón.

Ah, pero un día, Antonia se enamoró. Y lo hizo de un hombre que no siempre podía estar con ella porque su trabajo le exigía viajar con frecuencia. Como te puedes imaginar, el abandonómetro soltó la alerta roja y activó todas las defensas.

Antonia hubiera roto con la relación (como ya había roto con muchas otras antes) si no fuera porque decidió por una vez escuchar una vocecita que le hablaba desde lo más profundo de su ser y le dijo:

 "Antonia, puede ser que este hombre realmente tenga que viajar. Y eso no significa que no te ama. Sólo significa que tiene un trabajo que le pide desplazarse a muchos lugares ¿Por qué no te esperas esta vez? ¿Por qué no le das un poco de tiempo para que te demuestre cuáles son sus intenciones contigo? Este hombre nos gusta mucho, lo amamos, Antonia, te pido que le demos una oportunidad. Ya no eres una niñita, no te vas a quedar destrozada si te dejan, ya eres una hermosa mujer madura que puede esperar un poquito, antes de salir corriendo como animal herido".

Y Antonia hizo algo que nunca antes se había atrevido a hacer: esperó y no se fue. Pidió ayuda a su parte más luminosa para que ésta le ayudara a ver la verdad y a confiar. Y el hombre que Antonia amaba la buscó cuando volvió de un viaje. Y la volvió a buscar cuando regresó de otro. Y pronto fue costumbre que él la buscara cada vez que volvía a la ciudad hasta que fue él quien se cansó de estar separado de Antonia, cambió su trabajo y se quedó para estar con ella.

Antonia entendió que sí la habían abandonado una vez, pero esa historia no estaba destinada a repetirse de forma infinita.

Los seres humanos tenemos una natural tendencia a generalizar y basamos nuestras conclusiones en experiencias significativas del pasado. Como Antonia, si alguna vez nos traicionó una persona que amábamos y dejó nuestro corazón adolorido, es posible que de ahí en adelante nos adelantemos a las circunstancias y, ante el menor asomo de una deslealtad, ante cualquier mínimo gesto que nos haga presentir una conducta traidora, tomemos cartas en el asunto y a través de mil y una precauciones nos alejemos lo más rápido posible de la traición en potencia, con el propósito de que eso, que tanto nos dolió en el pasado, no se repita.

Y a primera vista, parece que hacemos bien. Nos decimos "A mí no me vuelve a pasar", "De mi cuenta corre que esto no se repite" y otras frases por el estilo, sin otra intención que la de protegernos de un dolor que ya conocimos.

Sin embargo, muchas veces, el traicionómetro (o el abandonómetro o el injusticiómetro o el artilugio de tu preferencia) actúa en automático, sin hacer una justa evaluación de las circunstancias.

Desde luego, está bien aprender de las experiencias y evitar que los sucesos desafortunados se repitan. Pero en esta tendencia generalizadora de la que te hablo, puede ser que cometamos errores y en un afán de sobre protección nos perdamos de vivir una nueva experiencia que en nada se parecerá a las anteriores y, en el peor de los casos, hasta es posible que lastimemos a alguien que no guardaba hacia nosotros ninguna mala intención.

En nuestro interior coexisten todas las posibilidades: fotocopiar una y otra vez la historia que ya conocemos, sólo con personajes diferentes, o atrevernos a vivir aquí y ahora, sin cargas del pasado, y crear una nueva realidad en cada momento. Lo que nos pasó no tiene por qué seguirnos pasando. y si así es para ti, te invito a reflexionar: ¿Cómo haces para recrear tus heridas del pasado una vez y otra?

Rompamos las cadenas que nos atan a experiencias obsoletas. Bendiciones

Como siempre, espero con interés tus comentarios!

Aurora del Villar

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Comentarios

  • Gracias, queridas Alejandra y Martha, por sus comentarios!

  • GRACIAS AURORA POR ESTAS PALABRAS LE DISTE AL PUNTO EXACTO QUIERO SALIR DE TODAS ESTAS BOCESITAS DE INSEGURIDAD Y DESCONFIANZA QUE TENGO.

  • Cuanta verdad hay en tu articulo, muchas gracias por compartirlo si lo hubiera leido ayer se que otra cosa seria, pero nunca es tarde, muchas gracias

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