El Amor Firme busca que sin miedo logremos intervenir en la crianza de nuestros hijos, convencidos totalmente de que hablando amorosamente, pero con firmeza y seguridad nuestros hijos entenderán que los queremos y que todo lo que hacemos es por su bien, y que somos los encargados de conservar su bienestar.
El lenguaje del amor es básico para todo ser humano, ya que todo niño merece y necesita cuidados; el contacto físico en caricias, abrazos, besos, es una forma de demostrar a nuestros hijos cuanto los amamos. En especial es de gran importancia el afecto y el contacto con los padres, que lo toquen, que lo apapachen, que le hagan cosquillas. Es una forma de mantener lleno de amor incondicional su tanque de emociones y desarrollar así una vida emocional más saludable.
Cuando comienzan a gatear y a desplazarse por si mismos, necesitan sentir los límites que le marcan los padres, pues a los niños que se les educa con límites amorosos crecen también en autoestima y seguridad. Un hijo que se siente en contacto con sus padres aceptará las reglas de su hogar, será respetuosos y responsable.
Los limites se marcan de manera precisa, mostrando que las acciones tienen consecuencias, tanto internas como externas.
El tono de voz es una herramienta disciplinaria muy efectiva, no debemos gritar, es suficiente con subir el tono, para que se den cuenta de que no estamos jugando y que hablamos en serio. En lugar de poner como consecuencia que se vaya a su cuarto, mejor mándalo al “rincón del desahogo”, para mayor información acerca de este tema te recomiendo el tema Cómo me quito este dolor, en mi libro Duelo infantil.
El Amor Firme se logra siendo constante en tu amor y claro en tus órdenes.
Te mando un abrazo de Chango Marango.
Ale Velasco.
Comentarios