AGRADECER. ¿TRAMITE O EXPERIENCIA?

Aquí regresando de una rica cena con una de esas hermanas que la vida nos regala. Hacía mucho que no nos veíamos, así que hubo mucho de que hablar. De pronto la platica nos llevó al tema del agradecimiento y recordé cómo he visto a miles de madres y cómo yo misma hacía que mis hijas agradecieran con un comando que iba mas o menos así:"Mijita, dale las gracias a tu hermana" o "Dale las gracias al señor" Por supuesto mi adorada hija en cuestión obedecía sin chistar las ordenes de  Super Mother, sin embargo el gracias que daban a veces sonaba como vacío. Yo misma de niña agradecía sin chistar porque papá o mamá lo decían. Ahora veo cómo se pone el acento en esto de agradecer y la gran importancia que tiene en cuanto a la capacidad de apreciar la vida y las oportunidades que se presentan aún en los momentos más dolorosos y difíciles. Vamos descubrí que cuando dejé de quejarme y comencé a ver con agradecimiento cada aspecto de la vida, las puertas de la oportunidad se abrían. Pero noté también que ese agradecimiento venia de otro lugar, no venía del tramite, venia DEL CORAZÓN. Entonces esto de agradecer adquiría una dimensión mucho más amplia y enriquecedora. Me pregunté si de ir  al pasado hubiera enseñado a mis pequeñas a agradecer de manera distinta, y la respuesta es que sí. Y para hacerlo diferente tiene uno que pasar del comando o la enseñanza, al acompañamiento genuino. Apreciar de corazón y compartir con los hijos ese aprecio, desde los valores más básicos de la existencia es la mejor forma de enseñarles una de las herramientas mas valiosas de sus vidas. Hay que detenerse y observar y describir desde el hecho y desde la subjetividad aquello que es digno de aprecio y vivir ese aprecio desde lo mas esencial de nosotras mismas y compartir eso con los hijos. Eventualmente el ejercicio, que parece largo, se volverá un movimiento automático e instantáneo del alma. Es un experimento, creo yo, que merece la pena probar. Primero con nosotras y luego con quienes de nosotras aprenden. Estoy convencida de que el aprecio y el agradecimiento genuinos, son una experiencia que en una medida importante sirve cómo antídoto a la depresión, al cinismo y a ese vacío del que muchos nos hemos quejado alguna vez. Y bueno, ya los ojos se me cierran. Por supuesto, no pretendo tener la razón. Es solo compartir desde éste espacio de mi alma, algo que me traje de este encuentro con mi querida amiga Claudia.Que por cierto, es una delicia siempre que coincidimos. Me voy a visitar a Morfeo, agradecida por mis amigas del alma, por esos encuentros donde el espíritu se exalta, y la dicha fluye, más allá de todo lo que se comparte; dichas, penas, pérdidas, retos, triunfos, resbalones y más aun. Buenas Noches a todas, lindos sueños.

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Comentarios

  • Me encanta lo que escribes, Antonio Pineda. Es un complemento importante, imprescindible diría yo. Así se cierra el círculo de manera perfecta. Agradecer desde lo profundo es un acto que surge del aprecio de lo recibido y nutre básicamente a quien agradece. Agregar a esto una acción reciproca balancea el intercambio, y nos enriquece desde esa maravillosa experiencia que es el dar. Mil gracias por el comentario. 

  • Yo siempre que digo gracias, me pregunto como puedo agradecer mas alla de mis palabras, a la persona con quien hablo. Para mi agradecer desde lo mas profundo de mi alma no tiene ningun sentido para la otra persona. Decir gracias, solo es aire vacio. Si se aprecia un poco pero en mi caso prefiero agradecer con acciones.

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