He aprendido que a medida que los años pasan debo distribuir mejor mi tiempo porque tengo mucho que hacer.
Cuando te das cuenta que te haces mayor entiendes que tienes que elegir bien entre tus opciones porque el tiempo se acorta. Irremediablemente estás obligada a hacerte SELECTIVA.
Esa sensación de urgencia, de que hay que apurarse a hacer las cosas y no pasarse la vida pensándosela es de viejos y jóvenes. Pero a cierta edad ya no hay tanto tiempo para todo lo que quieres hacer. Realizar sueños, involucrarse en proyectos, hacer planes chiquitos o grandotes a pesar de la merma en la fuerza fisica.
Te das cuenta que probablemente no te alcance el tiempo para leer esos libros que han esperado tanto en el buró o en el librero. Para ver esas joyas de la cinematografía. Para visitar esos lugares soñados...
No tienes tanto tiempo para las conversaciones que les debes a las personas que te acompañan o te han acompañado en algunos tramos del camino. Para charlar con tus seres queridos, amigos, maestros, compañeros, etc.
No tienes tanto tiempo para retribuir a quienes te han apoyado en la vida, instituciones y personas.
No tienes tanto tiempo para devolverle a la vida la suerte de tener lo que tienes, para agradecer ser quien eres, para reconocer el privilegio de tus talentos y dones específicos, para llenar de alegría y esperanza las existencias vacías. Para trasmitir un poco de la experiencia vivida y no con el ánimo de ahorrarle a nadie lo que tiene que vivir sino para entusiasmarle en la idea de que la vida tiene sentido en cualquier circunstancia y que no es importante lo que te pasa sino lo que haces con eso.
Por eso si crees que estás viviendo la última tercera parte de tu vida ten en cuenta que tu mayor tesoro es el tiempo de modo que si decides dárselo a alguien o a algo, acuérdate que le estás dando lo mejor que tienes.
Con cariño Julieta Lujambio. Puedes escucharme diario a la 10 am o pm en la APP gratuita Hombre Nuevo México.
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